La nueva Cuba de los Carpinteros
Su ¨¦xito como colectivo art¨ªstico empez¨® a gestarse en la isla caribe?a durante la d¨¦cada de los noventa. En 2009 asaltaron Madrid y cosecharon el reconocimiento internacional Ahora, Dagoberto Rodr¨ªguez y Marco Castillo han vuelto a instalarse en La Habana mientras se restablece la relaci¨®n diplom¨¢tica entre Estados Unidos y Cuba
En 1995, nada m¨¢s terminar su formaci¨®n en el Instituto Superior de Arte de La Habana, Dagoberto Rodr¨ªguez, Marco Castillo y Alexander Arrechea, ya por entonces conocidos en el mundo de las artes pl¨¢sticas como Los Carpinteros, se mudaron a vivir juntos a una vieja casa en el barrio del Vedado. Ten¨ªan all¨ª la cama, la ropa, la cocina y el ba?o, pero tambi¨¦n estaba el taller donde dise?aban sus piezas imposibles y empezaban a fabricar una realidad alternativa, al principio elaborada con maderas nobles cubanas y herramientas de ebanista, de ah¨ª su nombre. ¡°Trabaj¨¢bamos mucho con el cedro y la caoba, que suelta un polvillo fino que se cuela por todos lados. Aquel polvo estaba en toda la casa y se nos met¨ªa por la nariz¡ Vaya, los mocos nuestros por aquel entonces eran de caoba¡±, bromeaba Dagoberto Rodr¨ªguez durante la pasada Bienal de La Habana.
Su nacimiento como grupo de creaci¨®n coincidi¨® con la crisis de caballo provocada en Cuba por la desaparici¨®n del mundo socialista. Tambi¨¦n, con el vac¨ªo y los fantasmas dejados en la isla por una generaci¨®n de artistas que decidi¨® emigrar a finales de los ochenta. En este contexto, en los a?os siguientes el prestigio del arte conceptual de Los Carpinteros no dej¨® de crecer. Si al inicio bucearon en el cuidado trabajo artesanal de la arquitectura colonial e hicieron de la conceptualizaci¨®n de la actividad creativa el sujeto de su trabajo, poco a poco su obra fue haci¨¦ndose m¨¢s compleja y cerebral y su mundo se pobl¨® de ideas inveros¨ªmiles encarnadas en objetos perfectos. Surgieron as¨ª sembrados de caf¨¦ con plantas que eran cafeteras, mesas con superficies de agua, archivos con gavetas exageradas que nunca entrar¨ªan en sus orificios y otros objetos por ellos reinterpretados y despojados de su uso original hasta convertirlos en delirantes propuestas.
Arrechea sigui¨® su carrera en solitario en 2003. Y un d¨ªa Dagoberto y Marco abandonaron aquel taller-comuna y alquilaron un espacio solo para trabajar. El mundo seg¨²n Los Carpinteros sigui¨® cre¨¢ndose. Y llegaron los trajes perforados, las camas-monta?a rusa, las estanter¨ªas deformadas y los faros del Morro durmientes, adem¨¢s de todo un inventario de creaciones cada vez m¨¢s propias y reconocibles. En la medida en que sus galeristas extranjeros les pidieron m¨¢s y m¨¢s obra y alcanzaron m¨¢s reconocimiento, Cuba y la log¨ªstica de Cuba se les quedaron chiquitas. Fue as¨ª que en 2009, animados por Elena Foster y la exposici¨®n que iban a hacer en Ivorypress, su galer¨ªa madrile?a, Los Carpinteros decidieron instalarse en la capital espa?ola y asaltar el coraz¨®n del Occidente cristiano. Desde su estudio en Madrid, su proyecci¨®n y productividad aumentaron exponencialmente. Obras que hab¨ªan dise?ado en Cuba en acuarela ¨Csu trabajo casi siempre comienza as¨ª¨C, por fin lograron hacerlas realidad. Fue entonces cuando sus contradise?os de los objetos creados por el hombre moderno y sus reflexiones cr¨ªticas de la sociedad dieron el salto definitivo. La escena del arte contempor¨¢neo abri¨® hueco a todo un cat¨¢logo de tambores l¨ªquidos y otros instrumentos musicales latinos derretidos por las manos de Marco y Dagoberto, y tambi¨¦n aparecieron sus incre¨ªbles espacios explotados, con todos sus objetos en suspensi¨®n, como el que expusieron en el stand de EL PA?S en Arco en 2011, en alusi¨®n a la debacle del mundo financiero. Junto a estas obras, las t¨ªpicas vallas de propaganda socialista se llenaron de mensajes poco ortodoxos: El pueblo se equivoca, La cosa est¨¢ en candela.
Mientras la obra de Los Carpinteros sigui¨® evolucionando, las cosas dentro de Cuba fueron cambiando. No una barbaridad, pero s¨ª lo suficiente como para que el Gobierno autorizara la compraventa de casas, un resquicio que se abri¨® a la posesi¨®n y que permiti¨® el florecimiento de nuevos negocios privados, peque?os restaurantes, cafeter¨ªas y bares de copas, en su mayor¨ªa, pero tambi¨¦n aparecieron algunos espacios culturales independientes. En ese contexto, Los Carpinteros tomaron otra importante decisi¨®n en su vida: adquirir un local y establecer un estudio propio en La Habana, una determinaci¨®n adoptada antes de que Cuba y EE UU decidieran restablecer relaciones diplom¨¢ticas.
El lugar que hallaron Dagoberto Rodr¨ªguez y Marco Castillo para regresar a Cuba no fue cualquiera. Ubicada en el elegante barrio de Nuevo Vedado, la casona escogida perteneci¨® al comandante Ren¨¦ Vallejo, el m¨¦dico personal de Fidel Castro en la Sierra Maestra. La vivienda, de cuatro plantas y el mejor estilo moderno, conservaba las dos bibliotecas personales de Vallejo cuando ellos la adquirieron. En una estaban los libros de medicina y cient¨ªficos; la otra era absolutamente ecl¨¦ctica, con cl¨¢sicos de la mejor literatura universal y una secci¨®n muy pol¨ªtica, empezando por las obras completas de Engels, Lenin y Marx, entre otros te¨®ricos marxistas.?
Dagoberto y Marco decidieron respetar la biblioteca de Vallejo, pero no se resistieron a la tentaci¨®n de hacer una gran pieza con los vol¨²menes m¨¢s rojos de sus estanter¨ªas. Libros, que as¨ª se llama la obra que le recibe a uno cuando entra a su reci¨¦n inaugurado estudio, es una instalaci¨®n de cuatro metros de largo que incluye 91 t¨ªtulos, en su mayor¨ªa muy militantes, incluidas las Obras escogidas de Mao Zedong. Todos fueron horadados en el centro y colocados en un largo pasillo, de forma que a trav¨¦s de ellos puedes ver hasta el fondo de la pared y tambi¨¦n recorrer la historia pol¨ªtica reciente de la civilizaci¨®n.
El arte conceptual de Los Carpinteros ha inventado un mundo paralelo propio
¡°Nuestra obra transcurre en Cuba y Cuba est¨¢ en nuestra obra. En cierto modo, este estudio es una manera de devolver algo de lo que Cuba nos ha dado¡±, asegura Marco. Y se explica. Reconocidos artistas cubanos, como Ren¨¦ Francisco, les dieron clases cuando estudiaban en el Instituto Superior de Arte e influyeron considerablemente en su formaci¨®n. Por avatares de la vida, ellos nunca ejercieron la docencia ni transmitieron su experiencia a los m¨¢s j¨®venes. Ahora su prop¨®sito es crear un gran archivo de arte que pueda ser consultado por los estudiantes de Bellas Artes y por quien lo desee. ¡°Ser¨¢ una gran biblioteca¡±, dice su galerista en Nueva York, Sean Kelly, quien asisti¨® a la inauguraci¨®n del estudio durante la Bienal (celebrada entre el 22 de mayo y el 22 de junio). Kelly donar¨¢ cientos de vol¨²menes para la biblioteca, que se construir¨¢ como una extensi¨®n de la de Vallejo.
El nuevo espacio abierto por Los Carpinteros no est¨¢ concebido como un simple taller para reparar sus obras da?adas o para crear cuando Dagoberto y Marco se encuentren en Cuba. ¡°Queremos que sea mucho m¨¢s¡±, explican. ¡°Mucho m¨¢s¡± significa que su idea es crear un verdadero centro donde puedan realizarse debates sobre temas de arte contempor¨¢neo, presentar libros y exhibir la obra de creadores internacionales poco conocidos dentro de la isla. Los primeros en exponer, durante la Bienal, fueron el mexicano Jos¨¦ D¨¢vila, con varias piezas en equilibrio instaladas en la sala y la terraza del estudio, y el colombiano Oswaldo Maci¨¢, que present¨® un singular reclinatorio sonoro-olfativo en la biblioteca original de Vallejo.
¡°No hay compromiso de hacer un n¨²mero preciso de exhibiciones al a?o, pero s¨ª de que cada cierto tiempo se har¨¢n, pues para nosotros es importante animar este intercambio y que los artistas m¨¢s j¨®venes puedan conocer el mundo de estos creadores¡±, asegura Castillo. El estudio ser¨¢ tambi¨¦n el lugar donde se reunir¨¢ el archivo de su obra, hasta ahora desperdigado. Y donde podr¨¢ verse una muestra permanente de su trabajo, seleccionada con un enfoque abierto, pues para ambos artistas es importante que los cubanos encuentren aqu¨ª piezas que no han podido conocer antes, bien porque fueron creadas fuera de Cuba o por cualquier otra raz¨®n.
En los antiguos cuartos de la casa de Vallejo hoy se exhiben, por ejemplo, los clavos torcidos que expusieron antes en otras galer¨ªas de Europa, y est¨¢ tambi¨¦n Surf de Lego azul, tabla de surfear hecha de miles de piezas de Lego. La conga irreversible y otras obras audiovisuales son proyectadas en otra sala, mientras que una pieza singular creada a partir de 11 platos con peces cuelga de la pared de una de las habitaciones. Los platos de porcelana, comprados en un anticuario de La Habana, son parte del mismo esp¨ªritu de este singular espacio de arte establecido por la v¨ªa de los hechos en la antigua residencia del comandante Vallejo. ¡°Seguimos viviendo en las mismas casas, comiendo con los mismos cubiertos y en los mismos platos, y leyendo los mismos libros viejos¡±, dicen. Pero esto, seg¨²n la filosof¨ªa y el mundo creado por Los Carpinteros, puede ser absolutamente nuevo.
Si no puede decirse que Los Carpinteros regresan a Cuba, porque en realidad nunca se marcharon, en cierto modo s¨ª, han vuelto. Y en buen momento.
elpaissemanal@elpais.es
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