El barco del ¡®rumbo suicida¡¯

Hace 100 a?os se hundi¨® el Titanic. Hace 10, el Prestige. Son ya dos s¨ªmbolos en el calendario apocal¨ªptico del mar. Los dos se hundieron, entre otras cosas, por el pecado capital de la codicia. El Titanic era apol¨ªneo, futurista. Iba lleno de viajeros triunfadores, o con juego de naipes para serlo alg¨²n d¨ªa. Su puerto de destino era el skyline de la gloria. El Prestige era un barco corro¨ªdo, de la ¨¦poca de los grandes cacharros petroleros, con bandera de conveniencia y un destino encubierto. Carne de desguace, luc¨ªa en proa su nombre como un sarcasmo de la globalizaci¨®n. Su carga, miles de toneladas del combustible habitual en las ¡°calderas del infierno¡±, hac¨ªa de ¨¦l un potencial leviat¨¢n. Un monstruo marino.

Y lo fue.

Hay constancia de alg¨²n marino que al ver la catadura herrumbrosa del Prestige dijo: ¡°Prefiero no hacerlo¡±.

El veterano Apostolos Mangouras, natural de ?taca, dijo que s¨ª. Tambi¨¦n Ulises, paisano de Mangouras, se atrevi¨® a navegar al Hades, al inframundo. La nave, de casco sencillo, con 26 a?os de vida, hab¨ªa sido sometida a implantes de chapa unos meses antes en un astillero chino, en Wan Souk. Con tripulaci¨®n en su mayor¨ªa filipina, de 27 personas, con muy bajos salarios, el Prestige parti¨® el 5 de noviembre de 2002 del puerto de Riga con 77.000 toneladas de fuel pesado en sus tanques. El ¨²ltimo poso, la escoria del crudo, con un 2,58% de azufre. El buque llevaba bandera de las Bahamas, es decir, de conveniencia, vulgo pirata. Era te¨®rica propiedad de una empresa te¨®rica, Mare Shipping Inc, fachada de armadores griegos, los coulouthros, bastante ilocalizables en caso de necesidad. La encargada del flete era Crown Resources, con sede en el cant¨®n suizo de Zug, una empresa mutante del consorcio Alfa Group, propiedad del oligarca ruso Mija¨ªl Fridman. Como escribi¨® Rodrigo Fern¨¢ndez, pocos d¨ªas despu¨¦s del accidente, en una cr¨®nica impagable desde Mosc¨²: ¡°Crown es una empresa sin reputaci¨®n, y por tanto no est¨¢ preocupada por su prestigio¡±.

La mercanc¨ªa que llevaba era inservible para quemar en Europa. As¨ª que zarp¨® de Riga, con escala prevista en Gibraltar, a la espera de ¨®rdenes para dirigirse a un destino final, probablemente Singapur. Ocho d¨ªas despu¨¦s, a las 14.15 del 13 de noviembre, en Salvamento Fisterra, captaron un balbuciente mayday, llamada de auxilio. Proced¨ªa de un buque llamado Prestige. Ten¨ªa una herida en estribor y hab¨ªa temporal, con viento Oeste.

¡°?Sabes? El mar es un milagro¡±. Lo dice con la convicci¨®n del pintor Lugr¨ªs, que ped¨ªa a los penitentes en las procesiones: ¡°?Deber¨ªais arrodillaros ante el mar!¡±. ?l est¨¢ jubilado, Juan Manuel, ya no puede ni quiere pescar, pero le gusta de vez cuando ir con el espejo, esa especie de humilde c¨¢mara estenosc¨®pica del mar, para ver lo invisible. S¨ª, el mar es el milagro, dice Juan Manuel G¨®mez Leis, de 63 a?os. A los 15 a?os sali¨® de Lira y embarc¨® como pescador en el puerto vasco de Ondarroa. Despu¨¦s estuvo a?os en Groenlandia y en Terranova en la pesca del bacalao. Ah¨ª sinti¨® el ¡°dolor del mar¡±: la sobrepesca brutal, sin reparar en tama?os. Luego recorri¨® el mundo en petroleros noruegos. Le impact¨® Nigeria, aquella gente pobr¨ªsima, disput¨¢ndose a nado las sirgas de amarre de los barcos. Le gust¨® San Francisco. Pudo quedar en Estados Unidos, como muchos marineros de Muros o Carnota. Pero ¨¦l ten¨ªa, desde los 15 a?os, camino de Ondarroa, un sue?o en la cabeza. Su propio barco. De bajura. Ir con su propio espejo para ver lo invisible. Y cumpli¨® el sue?o. Y todo es m¨¢s veros¨ªmil porque el mar comparece en el ventanal de la cofrad¨ªa de Lira, en la ensenada de Carnota, donde hablamos. Ahora miramos en silencio esa pel¨ªcula hechizante. Deber¨ªamos tener el o¨ªdo de los cet¨¢ceos o del delf¨ªn Gaspar, que bromea con los pescadores y hasta con la Guardia Civil del Mar. Este lugar fue uno de los m¨¢s afectados por la marea negra del Prestige. Ahora es la primera reserva de pesca artesanal, Os Mi?arzos, con un ¨¢rea de 1.200 hect¨¢reas que incluye dos espacios de reserva integral, intocables, para la cr¨ªa. La crearon ellos, los pescadores. Y Juan Manuel, entonces patr¨®n mayor de la cofrad¨ªa, fue el alma mater de la m¨¢s importante experiencia alternativa para una pesca sostenible en Galicia.

¡°El fuel, entre aguas, avanza sigilosamente¡±, dijo entonces un t¨¦cnico franc¨¦s con perturbadora precisi¨®n t¨¦cnica y po¨¦tica. El 1 de diciembre de 2002 convocaron a los patrones mayores de urgencia en Cai¨®n (A Coru?a) para una reuni¨®n oficial con el entonces ministro Mariano Rajoy, encomendado por Aznar para embridar la protesta en Galicia. No hubo reuni¨®n. Una simple rueda de prensa. ¡°Fuimos v¨ªctimas de una estratagema para alejarnos de Santiago¡±. Ese d¨ªa, con el lema Nunca m¨¢is, una marea c¨ªvica lleg¨® a Compostela, en la mayor manifestaci¨®n de la historia de Galicia. Bajo la lluvia, miles y miles de paraguas adquir¨ªan un simbolismo insurgente. En 25 a?os se hab¨ªan registrado 10 siniestros contaminantes. El Prestige parec¨ªa convocar a todos los espectros. Tambi¨¦n el Gobierno se mov¨ªa entre aguas. Negaba una y otra vez la evidencia. No hab¨ªa peligro de marea negra. No hubo turno de preguntas.

Juan Manuel algo sab¨ªa de barcos, temporales y vertidos. ¡°Hab¨ªan tomado la peor decisi¨®n. En el primer momento, el temporal no era tan grande. El barco no se habr¨ªa roto si lo hubieran metido en un puerto de abrigo. Pero se empe?aron en turrar hacia fuera, cuando arreciaba el temporal. A partir de ah¨ª, todo fue un absurdo, aquella deriva, arrastrando el barco como un monstruo que vomita. Pero luego estaba aquel estilo. La sensaci¨®n de que el pueblo molestaba. Callado, mucho mejor. Yo sent¨ªa un malestar. Si eres marinero y est¨¢s orgulloso de serlo, lo que le pasa al mar te pasa a ti¡±.

Los marineros han creado una reserva artesanal para promover la pesca sostenible en galicia

Aquella tarde, cuando volvieron a Lira, rumiando las verdades que no pudieron soltar, el chapapote sali¨® de entre las aguas. Ese recuerdo lo pone todav¨ªa en vilo. Habla para s¨ª y para el mar. El mon¨®logo del patr¨®n Leis. Golpeaba ah¨ª, detr¨¢s del muelle. Hab¨ªa un ambiente de duelo. Una cosa as¨ª es como la peste. Cambia todo. Al mar y a las personas. Se pega a las palabras como a las olas. El fuel se hab¨ªa apoderado del mar. Eso era lo que m¨¢s miedo met¨ªa. Que algo da?ino fuera m¨¢s poderoso que el mar. Que se pegase a ¨¦l, como lo falso se pega a lo honrado. El mar hechiza. Te calma. Puede estar inquieto, bravo, pero te invita a luchar. Ver el mar derrotado, enfermo, eso s¨ª que deprime. Lo que nos salv¨® fue hacerle frente. Y el apoyo de los de fuera. Te llamaban de todas partes. Aqu¨ª fueron recibidos como una bendici¨®n. Un a?o despu¨¦s, todav¨ªa ven¨ªan voluntarios a limpiar las piedras como si fueran criaturas. Todo eso es impagable. Si el Estado tuviera que pagar ese trabajo, no habr¨ªa de d¨®nde. Lo que no hicieron bien, cuando vinieron los de la empresa p¨²blica, fue utilizar maquinaria pesada para limpiar. Esas rocas no tienen ahora ni verdillo. Est¨¢n peladas. Eso s¨ª, conf¨ªo en el mar. El mar se protege a s¨ª mismo. En la lucha contra la marea negra empez¨® a germinar la idea de la reserva. Cost¨® mucho trabajo. Muchas asambleas. Vencer reticencias, desconfianzas, dentro y fuera. La idea fue saliendo adelante. Para m¨ª, eso s¨ª que fue vencer, de verdad, al Prestige y a todo lo que significaba. En Cedeira crearon otra reserva. Ojal¨¢ cundiese el ejemplo. ?A¨²n estamos a tiempo! Yo siempre dije: ¡®No hay que ser impaciente. Hay que darle tiempo al mar¡¯. Pero ahora hay problemas. No puedes mantener una reserva sin vigilancia. Y la Administraci¨®n se hab¨ªa comprometido a eso, era su ayuda. Ahora vienen los recortes. Nos dejan otra vez solos.

El buque llevaba dentro la escoria del crudo, con un 2,58% de azufre

Juan Manuel mira hacia el mar de Lira. Le ayuda a hablar. Le ha estado susurrando. Ve lo que yo no puedo ver. Los prados de algas. Las rocas. Los cardumes. La reserva. Se cruza la sombra de una nube. Repica con los dedos. Parece que va decir algo as¨ª: ¡®Vienen malos tiempos, otra peste¡¯. Pero se levanta. Esta gente de Lira tiene ojos de espejo, de mirar lo invisible. Tiende la mano. Es como un noray. Dice: ¡®El mar s¨ª que es un milagro¡±.

En un trabajo universitario sobre el Prestige encuentro esta frase de Paul Virilio: ¡°Un accidente es un milagro, pero al rev¨¦s¡±. Tiene el efecto de una bengala de doble sentido.

El accidente del Prestige fue mucho m¨¢s que un accidente. El vertido de 77.000 toneladas de piche, galipote o chapapote, ¨²ltimo poso del hidrocarburo, afect¨® en masa el litoral de Galicia, pero tambi¨¦n el norte de Espa?a y el occidente franc¨¦s. Unos tres mil kil¨®metros de costa. Figurar¨¢ como una de las mayores cat¨¢strofes ambientales en los mares del planeta, junto con el Torrey Canyon (Cornualles, 1967), el Amoco C¨¢diz (Breta?a, 1978), el Exxon Valdez (Alaska, 1989) o la producida por la plataforma petrol¨ªfera Deepwater Horizon de BP (Golfo de M¨¦xico, 2010). Y sobre todo, como un modelo de lo que no hay que hacer en caso de emergencia. Con ocasi¨®n de otro rocambolesco episodio, de menor impacto, en el canal de la Mancha, un pr¨¢ctico brit¨¢nico declar¨® a la BBC: ¡°Nuestro mayor problema es echar de las rutas de navegaci¨®n a los idiotas¡±. Nadie se dar¨¢ por aludido en el caso Prestige. La idiotez estaba en los despachos. Fue all¨ª donde, desde el primer momento, se adopt¨® una decisi¨®n descabellada. Alejar el buque siniestrado para hacer desaparecer el problema por una suerte de nepotismo m¨¢gico. En expresi¨®n del auto de la Audiencia coru?esa, tomar ¡°rumbo suicida¡±. Este auto, que imput¨® al director general de Marina Mercante, en el Gobierno Aznar, expone que ¡°no es imaginable un desastre (excluidas vidas humanas) de superior dimensi¨®n¡±. Y concluye: ¡°Peor, imposible¡±.

El gobierno se mov¨ªa entre aguas. Negaba una y otra vez la evidencia. hablaba de ¡°hilillos de plastilina¡±

Los pol¨ªticos en la cima del poder, cuando los corona el ego, suelen sobreestimarse como prestidigitadores. Debe de ser relativamente f¨¢cil hacer desaparecer la expresi¨®n ¡°marea negra¡± de los telediarios e imponer los eufemismos ¡°irisaciones¡± o ¡°manchas dispersas¡±, e incluso entrar en la historia mundial del surrealismo informativo con ¡°los hilillos de plastilina que se solidifican al alcanzar la verticalidad¡±. No debe de ser dif¨ªcil ordenar al fiscal general que investigue, a la manera de la cazas de brujas de McCarthy, a los portavoces de la protesta c¨ªvica. Parece contraindicado en un jefe de Gobierno, pero ocurre cada vez con m¨¢s frecuencia, el tratar de forma hostil a la gente que no es d¨®cil al imperio de su voz: ¡°Esos perros que ladran su rencor por las esquinas¡±. Es posible prohibir manifestaciones democr¨¢ticas como las convocadas en Madrid y el Obradoiro, pero los jueces revocaron las ¨®rdenes del Ministerio del Interior. Todo esto es posible. Pero lo que no es factible por ahora es hacer que se esfume un gran tanque con 77.000 toneladas de ¡°combustible del infierno¡±.

Aznar viv¨ªa su apogeo pol¨ªtico, su momento de gracia. En su Corte de los Milagros. ?Por qu¨¦ ese empecinamiento en el error de convertir un accidente en un milagro al rev¨¦s? Desde el primer momento se tom¨® la decisi¨®n de ¡°rumbo hundimiento¡± (o ¡°rumbo suicida¡±, seg¨²n el auto de la Audiencia). ?Por qui¨¦n? ?Por qu¨¦? Las conversaciones mantenidas desde Fomento con otros organismos ponen los pelos de punta. Por ejemplo, el d¨ªa 14, a las 18.53, cuando ya se ha producido la ¡°subasta¡± de remolque y el Gobierno se desentiende del operativo en manos de la compa?¨ªa holandesa Smit.

Subdelegado del Gobierno (A Coru?a): ¡°?El barco va muy lejos?¡±.

Fomento: ¡°Huy, ya est¨¢, Madre de Dios, estar¨¢ a treinta y tantas millas¡±.

Subdelegado del Gobierno: ¡°?Treinta y tantas?¡±.

Fomento: ¡°No, como siga as¨ª, este llega a Groenlandia¡±.

Subdelegado del Gobierno: ¡°Bueno, pues que llegue all¨¢¡±.

Fomento: ¡°S¨ª, joder¡±.

Subdelegado: ¡°Vale, muy bien¡±.

El 16 de noviembre, la primera gran marea negra ya alcanza la Costa da Morte. Los sucesivos cambios de rumbo la extender¨¢n por toda Galicia. La segunda zona m¨¢s afectada ser¨¢n las R¨ªas Baixas, incluido el parque atl¨¢ntico de las islas C¨ªes. Los marineros le hacen frente con sus propios medios. Para el seguimiento de vertidos, la informaci¨®n m¨¢s fiable procede de Francia y Portugal. El Gobierno sigue negando la existencia de marea negra. El barco rompe y se hunde en la ma?ana del d¨ªa 19. Fuentes gubernamentales dan por ¡°solucionado¡± el caso: el fuel se ¡°solidificar¨¢¡± en las aguas fr¨ªas y profundas de la fosa atl¨¢ntica. En realidad, el Prestige seguir¨¢ regurgitando y ser¨¢ necesaria una costos¨ªsima operaci¨®n para sellarlo y extraer el fuel, que culminar¨¢ a finales de 2004. Para esa fecha, en tierra, se habr¨¢n recogido 62.000 toneladas de residuos. En aquel tiempo funcionaba como doctrina oficial la justificaci¨®n que se dio a un episodio oscuro de expulsi¨®n de inmigrantes: ¡°Ten¨ªamos un problema y lo hemos solucionado¡±.

Hay un ¡®prestige¡¯ interior, pendiente de afrontar: el saneamiento integral de las r¨ªas gallegas

El milagro tambi¨¦n fue mucho m¨¢s que un milagro. Eliseo Recl¨²s, el ge¨®grafo librepensador, pionero del ecologismo, defini¨® al ser humano como ¡°la naturaleza tomando conciencia de s¨ª misma¡±. Y eso fue lo sobrenatural. Nunca antes, sobre el terreno, se hab¨ªa producido un movimiento de solidaridad de semejantes dimensiones por un desastre ecol¨®gico mar¨ªtimo. A la movilizaci¨®n sin precedentes de las gentes del mar en Galicia se unieron decenas de miles de voluntarios, la mayor¨ªa procedentes de otras partes de Espa?a, pero tambi¨¦n de otros muchos pa¨ªses.

Leonor Lago, que ahora tiene 55 a?os, bajaba hacia la orilla del mar con otras mariscadoras cuando se cruz¨® con dos chicas de acento ¡°de afuera¡±. Lo que m¨¢s le llam¨® la atenci¨®n eran los regueros de l¨¢grimas, los surcos en los rostros tiznados. ¡°Lloraban sin consuelo, como dos Magdalenas¡±. Ella tambi¨¦n hab¨ªa llorado cuando un amanecer de noviembre de aquel 2002 se asom¨® a la ventana y vio la gran playa de Carnota convertida en un infierno. Llor¨® sola, en silencio, porque desde ni?a, desde que recog¨ªa algas, le dijeron que ten¨ªa que ser una ¡°mujer de hierro¡±. Por alguna raz¨®n le impresion¨® m¨¢s ese lloro forastero. Alguien pregunt¨®: ¡°?Y estas, por qu¨¦ lloran tanto?¡±. ¡°?Por nosotros!¡±, respondi¨® Leonor.

Cinco ¡°mujeres de hierro¡± conversan ahora en Caldebarcos. Son mariscadoras desde hace 25 a?os, cuando se integraron en la cofrad¨ªa. ¡°Nacer, nacimos furtivas¡±, dicen con iron¨ªa. Mar¨ªa Teresa Lado, Carmen Formoso, Elena Garc¨ªa, Filomena Casais y Leonor Lago son ¡°mujeres de hierro¡± porque nunca han tenido un catarro. Su trabajo es anfibio y m¨¢s intenso en invierno, trabajando en las rocas marinas o con el agua al cuello. Lo que m¨¢s les rinde es la mexilla, la cr¨ªa del mejill¨®n, para la producci¨®n de las grandes bateas. Aunque hace un a?o que no cobran, ¡°la crisis y todo eso¡±, siguen a ello. ?Por qu¨¦? ¡°Para pagar el seguro, hijo. Trabajamos para aguantar el seguro¡±.

¨C?Est¨¢ todo limpio?

¨CPor dentro, no. En las calas, debajo de los co¨ªdos (cantos rodados). Y en las dunas, si catas. Todav¨ªa hay capas de esa mierda. A veces, el mar la pone al descubierto.

El chapapote s¨ª afect¨® a las ¡°mujeres de hierro¡±. Desde que trabaj¨® en la limpieza de la marea negra, Mar¨ªa Teresa Lado, de 60 a?os, viuda, con tres hijos, padece asma. Y Elena Garc¨ªa, de 50 a?os, casada, con un hijo, una extra?a alergia en la piel. ¡°Vinieron varias veces. Hicieron un mont¨®n de estudios. De nuestra salud. Del estado del mar¡±. ?Y qu¨¦? ¡°No volvieron. Nunca nadie nos dio ning¨²n resultado¡±. Lo que nunca olvidar¨¢n ellas es a la gente blanca. ¡°A aquellas chicas que lloraban por nosotros¡±. Ahora mismo, si hubiera una cat¨¢strofe semejante, ellas tambi¨¦n se ir¨ªan voluntarias. Dice Filomena Casais: ¡°Yo ya he donado todo. Este mundo quiere otro¡±.

Si eres marinero y est¨¢s orgulloso de serlo, lo que le pasa al mar te pasa a ti¡±

Una de aquellas chicas que lloraba ¡°por nosotros¡± bien podr¨ªa ser Soledad M¨¦ndez. Extreme?a, nacida en C¨¢ceres, ten¨ªa 28 a?os cuando vio las im¨¢genes apocal¨ªpticas de aquella peste en las playas de Galicia. Sinti¨® una punzada que ven¨ªa de la infancia. Su abuela materna era gallega, viv¨ªa con ellos. Soledad ten¨ªa un trabajo, pero recorri¨® 800 kil¨®metros rumbo a Galicia. Limpi¨® en Ferrol, en Corrubedo, en Mux¨ªa. Al final, en el puente de la Constituci¨®n, en diciembre de 2002, lleg¨®, y en medio de un temporal, a Fisterra. Durante meses trabaj¨® en la playa Langosteira. ¡°Dejabas todo limpio, y al volver, por la ma?ana, hab¨ªan llegado nuevas balsas, otra vez aquella peste viscosa¡±. Trabaj¨® tambi¨¦n en calas de m¨¢s dif¨ªcil acceso. En Fisterra encontr¨® una nueva familia, procedente de Jap¨®n, Italia, Brasil, isla de Man¡­ Y de Galicia, claro. ¡°Seguimos en contacto. A veces, los que podemos, nos reunimos para ir a limpiar de desperdicios alguna parte de la costa¡±. Se r¨ªe: ¡°Mi hija me dice: Rel¨¢jate, mam¨¢. ?Vamos a nadar!¡±. Su hija no tiene miedo al mar. Se siente parte de ¨¦l. Ella le dice: ¡°?Cuidado, que el mar no te va a preguntar!¡±. Naci¨® en diciembre de 2003. Se llama Alegr¨ªa Fisterra. ¡°Conoc¨ª a su padre aqu¨ª, tambi¨¦n voluntario. Qued¨¦ embarazada el D¨ªa de la Mujer, en marzo de 2003. Yo no pensaba tener hijos. No me gustaba el mundo en su conjunto. Pero ver a tanta gente solidaria, entregada, desinteresada, me cambi¨® la mente. Yo limpiaba el mar y el mar me limpiaba a m¨ª¡±. As¨ª que cuando mira el mar con Alegr¨ªa puede decirle: ¡°Perdona que te trajera al mundo, pero fue por esto¡±.

Ahora, Soledad trabaja en el mar de Fisterra. Es marinera de puente y gu¨ªa en una embarcaci¨®n que hace rutas por la costa. Le gustar¨ªa trabajar en un barco de pesca artesanal. ¡°Pero todav¨ªa hay tab¨²es¡±. Sue?a con su propio barco. Un barco de mujeres pescadoras.

El auto de la Audiencia de A Coru?a, un documento que honra a la justicia despu¨¦s de un proceso de instrucci¨®n empantanado durante a?os en el peque?o juzgado de Corcubi¨®n, habla tambi¨¦n de una ¡°socializaci¨®n del da?o¡± a causa de la mala gesti¨®n de la crisis. El psiquiatra Cipriano Jim¨¦nez Casas cre¨® el t¨¦rmino Prestigestr¨¦s para definir el impacto psicol¨®gico de la cat¨¢strofe. La desinformaci¨®n y las maneras antip¨¢ticas del poder podr¨ªan agravar ese estr¨¦s postraum¨¢tico. En un pa¨ªs, adem¨¢s, donde llov¨ªa sobre mojado. Que sufr¨ªa una especie de deuda hist¨®rica catastr¨®fica. Por el intenso tr¨¢fico mar¨ªtimo, el llamado corredor atl¨¢ntico, con grandes buques, muchos de ellos con hidrocarburos y otras mercanc¨ªas peligrosas, Galicia est¨¢ en primera l¨ªnea de riesgo. Desde 1968, se cuentan al menos diez siniestros mar¨ªtimos con demoledores efectos contaminantes. Cada generaci¨®n tuvo su monstruo marino. Los m¨¢s graves: petrolero Bonifaz (Fisterra, 1968, con nueve tripulantes muertos), Polycommander (Vigo, 1970, 70.000 toneladas de crudo), Erkowit (A Coru?a, 1970, diez toneladas de insecticida que destruyen la vida en la r¨ªa), Urquiola (A Coru?a, 1976, 110.000 toneladas de petr¨®leo), Cason (Fisterra, 1987, con toneladas de mercanc¨ªas peligrosas, y en el que fallecieron 23 tripulantes), Aegean Sea (A Coru?a, 1992, 72.000 toneladas de petr¨®leo). No se puede decir que la poblaci¨®n permaneciese siempre pasiva. En 1981, y a partir de la odisea de un peque?o pesquero, el Xurelo, que lleg¨® al lugar del crimen cuando se produc¨ªan los vertidos en la fosa atl¨¢ntica, una gran protesta que se extendi¨® a Europa consigui¨® el cierre de los cementerios nucleares en el mar. En el caso del Aegean Sea, las mariscadoras coru?esas se manifestaron por vez primera con el lema de Nunca m¨¢is. ?Qu¨¦ signific¨® el Prestige? La pretensi¨®n de hacerlo desaparecer no solo lo hizo omnipresente e infinitamente m¨¢s peligroso, sino que convoc¨® a todos los espectros de los siniestros del pasado. En La gastritis de Plat¨®n, y a prop¨®sito del compromiso cultural, el escritor Antonio Tabucchi concordaba con Umberto Eco en la conveniencia de llamar a los bomberos en caso de incendio. Pero, a continuaci¨®n, planteaba una pregunta muy interesante: ?qu¨¦ pasa si no acuden los bomberos?

Luis Dopico, nacido en 1948, pescador de bajura desde chaval, siempre en el entorno de la torre de H¨¦rcules y la bah¨ªa coru?esa, fue, acaso, el primero en plantarse ante la Delegaci¨®n del Gobierno con el blas¨®n del Nunca m¨¢is. Hab¨ªa sufrido los desastres causados por el Erkowit, Urquiola y Aegean Sea (Mar Egeo). Cuando el caso Prestige era presidente de la agrupaci¨®n de bajura de la cofrad¨ªa de A Coru?a. Ya que no acud¨ªan los bomberos, ante la inacci¨®n gubernamental, encabez¨® en su zona la flota de pescadores que sali¨® a hacerle frente al chapapote. ¡°Un d¨ªa, cuando volv¨ªamos con los residuos, nos dijeron que nos arregl¨¢semos para depositarlos en un lugar fuera de la vista, alejado del puerto. Nos amenazaron con no surtirnos de gasoil¡±. Cinco meses despu¨¦s, a Luis Dopico le diagnosticaron un c¨¢ncer y fue operado en abril de 2003. Cuando se pudo poner en pie volvi¨® a primera l¨ªnea. De ¨¦l parti¨® la idea de hacer la marcha de las maletas. Una marcha de decenas de miles de personas, cada una con su maleta, que recrearon la iconograf¨ªa de la emigraci¨®n como denuncia. ¡°El gallego no protesta, emigra¡±, dijo Castelao. Pues all¨ª estaba el gallego protestando.

¨CHe estado mucho tiempo solo en el mar. De repente, est¨¢bamos unidos. No me dej¨¦ abatir por el c¨¢ncer.

Dopico sostiene que, con excepciones, la costa est¨¢ limpia de chapapote, pero que ha disminuido la pesca en las bocanas y en las r¨ªas. Y es que hay un Prestige interior, pendiente de afrontar: el saneamiento integral de las r¨ªas gallegas. Hay r¨ªas que han quedado est¨¦riles por no limpiarse. Y la protecci¨®n de la pesca artesanal, frente al trato preferente que los pol¨ªticos prestan a las pesquer¨ªas industriales.

El trabajo de bomberos en la costa, las movilizaciones en la calle, gestos valientes, como la huelga de hambre del patr¨®n de O Grove, Francisco Iglesias, todo eso sirvi¨® para curar el Prestigestr¨¦s. Pero esa protesta ambientalista sin precedentes tambi¨¦n consigui¨® cambios notorios en el campo de la seguridad mar¨ªtima en Europa, como los paquetes de medidas Erika I y Erika II en el Parlamento comunitario. Se cre¨® la Agencia Europea de Seguridad Mar¨ªtima, con sede en Lisboa desde 2009. Tampoco en Espa?a se puede hablar de una inutilidad de las protestas. El vergonzoso cambalache que se vivi¨® en el mar para remolcar el Prestige fue propio de una trama de serie negra. El Estado se desposey¨® de sus propios medios. Cuando se necesit¨®, no hab¨ªa un solo buque anticontaminaci¨®n con pabell¨®n espa?ol. La Sociedad de Salvamento y Seguridad Mar¨ªtima cuenta hoy con cuatro buques polivalentes de salvamento y lucha contra la contaminaci¨®n, con dos remolcadores de gran potencia: el Don Inda, con base en Galicia, y el Clara Campoamor. Se ha regulado de forma m¨¢s estricta el tr¨¢fico mar¨ªtimo, con un corredor diferenciado para mercanc¨ªas peligrosas y un mayor alcance de los Centros de Coordinaci¨®n y Salvamento. Tambi¨¦n ha dado lugar a un cambio de mentalidad en el mundo pesquero de bajura y a iniciativas permanentes c¨ªvicas para la limpieza de los fondos marinos, como Asoar-Armega, la Asociaci¨®n de Armadores de Artes Menores de Galicia, con 250 embarcaciones que han limpiado ya quince puertos. Y all¨ª est¨¢, siempre animoso, en su embarcaci¨®n Primero Villar, Xos¨¦ Iglesias, de 38 a?os. Cuando ocurri¨® lo del Prestige estaba de patr¨®n en el temible Rockall irland¨¦s, pero esa tragedia lo acerc¨® m¨¢s a su mar natal.

S¨ª, el mar de Galicia es un milagro. Lo da to??do, sin una palada de esti¨¦rcol, sin fertilizante. Hay un relato de Castelao que trata de un marinero, O Rifante, que enferma y encarga al hijo mayor que vaya de patr¨®n. El joven vuelve apesadumbrado. Se acerca al lecho del enfermo y le cuenta que ha perdido el aparejo, enganchado en las piedras del fondo marino. Y O Rifante le dijo con tranquilidad: ¡°No tengas miedo, Ram¨®n. El mar lo llev¨® y el mar dar¨¢ para otro¡±.

En la versi¨®n popular del G¨¦nesis, el Creador, para descansar en domingo, apoy¨® la mano derecha en esta parte de la esfera. Las r¨ªas atl¨¢nticas, los mejores huertos del mar, son las marcas de los dedos divinos. Creencia por creencia, la de esta mano genesiaca es m¨¢s veros¨ªmil que la de la presunta eficacia de la ¡°mano invisible¡± del mercado. En lugar de crear un ¡°orden espont¨¢neo¡±, como le atribuyen los fan¨¢ticos de la religi¨®n neoliberal, esa mano tiene momentos enloquecidos, y en la que todos los factores parecen concertarse para el env¨¦s del milagro. El accidente. La cat¨¢strofe.

Roberto Traba, de 51 a?os, tabernero y poeta, que regenta A Galer¨ªa, un lugar m¨ªtico que convoca a voluntarios y peregrinos, lo cuenta a su manera: ¡°Estamos desprotegidos. No hay confianza en la gente que manda. Antes del Prestige, yo viv¨ª la cat¨¢strofe del Cason, en 1988. Harina no deb¨ªa de llevar, porque hubo explosiones y todo. Fisterra y los pueblos de la comarca fueron desalojados. Yo volv¨ª unos d¨ªas despu¨¦s. Ven¨ªa en autob¨²s, al atardecer. Los viajeros miramos hacia el faro y vimos un resplandor rojizo que nos sobrecogi¨®. Hasta que baj¨¦ del autob¨²s, volv¨ª a mirar y no era otra cat¨¢strofe. Era una puesta de sol maravillosa. Y es que estamos acojonados¡±.

El juicio era una oportunidad para desentra?ar la mara?a que da lugar a monstruos globales que pueden destruir un espacio de vida. Una caracter¨ªstica de las cat¨¢strofes en la llamada sociedad de riesgo es lo inatribuible. En este caso, la responsabilidad, en palabras de Pablo ?ngel Meira, ¡°aparece difuminada en una intrincada trama empresarial e institucional absolutamente opaca¡±.

S¨ª, pod¨ªa haber sido un milagro. Pero la instrucci¨®n del proceso judicial, que dur¨® 10 a?os, se parece m¨¢s a un accidente. Semejante asunto global se tramit¨® en un peque?o juzgado, el de Corcubi¨®n. Pas¨® por varias manos fugaces. Incluso, los imputados podr¨ªan acogerse a una ¡°dilaci¨®n indebida¡±. Si no se fue al limbo, si no se hundi¨® como el barco, fue en gran medida por la tenacidad de un abogado. Pedro Trepat, nacido en 1950, ten¨ªa 10 a?os menos que hoy cuando asumi¨® la acusaci¨®n en nombre de Nunca M¨¢is. Se mantuvo en la brecha todo ese largo tiempo de forma desinteresada, ¡°por dignidad¡±. En medio de la mara?a hab¨ªa un hilo del que tirar: el papel de la sociedad clasificadora ABS, que certific¨® la idoneidad para navegar del Prestige. Trepat enunci¨® como un error garrafal, otro ¡°rumbo suicida¡±, la v¨ªa seguida por la abogac¨ªa del Estado, que recomend¨® presentar la querella en Estados Unidos. ?nico resultado: el Estado espa?ol no obtuvo nada, pero tiene que abonar 30 millones de euros a un car¨ªsimo bufete de abogados. Tambi¨¦n la clasificadora se libr¨®. Y el d¨ªa 13 de noviembre, 10 a?os despu¨¦s del mayday del Prestige, no habr¨ªa nadie imputado, salvo el viejo capit¨¢n de ?taca y dos subordinados, si Trepat no hubiese recurrido la decisi¨®n de una jueza de Corcubi¨®n que exim¨ªa de responsabilidad a todo alto cargo de la Administraci¨®n. La Audiencia coru?esa imput¨® finalmente al responsable de asuntos mar¨ªtimos del Gobierno de Aznar.

Dice este auto: ¡°La suerte siempre sinti¨® debilidad por la eficiencia, y esta brilla por su ausencia en la gobernanza de la crisis¡±. Diez a?os despu¨¦s, algo de milagro tiene.

elpaissemanal@elpais.es