La urbanizaci¨®n, fuente de prosperidad
Hay que atajar los problemas ambientales con contundencia si queremos un mundo mejor
Nos adentramos en una nueva etapa global donde la mayor parte de la poblaci¨®n mundial vive en zonas urbanas. Algunos te¨®ricos ya han proclamado el Urban Milenium. La evoluci¨®n de la poblaci¨®n mundial del ¨²ltimo siglo es muy reveladora al respecto. A principios del siglo XX, el 20% de la poblaci¨®n habitaba en urbes. Hoy, la cifra se ha m¨¢s que duplicado, superando el 55%; y las predicciones para los pr¨®ximos 30 a?os apuntan a que la cifra ascender¨¢ al 70%. Si adem¨¢s tenemos en cuenta el crecimiento de la poblaci¨®n mundial, esto quiere decir que a principios del siglo pasado la poblaci¨®n urbana era de 900 millones, mientras que en la actualidad es de 3.500 millones y puede llegar a 7.000 millones en 2050.
La aceleraci¨®n de la urbanizaci¨®n se ha producido sin ninguna clase de incentivo gubernamental. De hecho, se ha llevado a cabo por la incesante corriente migratoria hacia las ciudades, sustentada en la b¨²squeda de mejores condiciones de vida por parte de la poblaci¨®n. Millones de personas han optado por moverse con la fe puesta en una vida mejor, si no para ellos, para sus hijos.
Tal transformaci¨®n de la forma de vida de millones de personas no es de extra?ar si tenemos en cuenta que las ciudades, con el 55% de la poblaci¨®n, contribuyen con m¨¢s del 70% al PIB mundial y generan el 80% del total de los nuevos empleos de alto valor a?adido. Un an¨¢lisis m¨¢s detallado de este cambio demogr¨¢fico global demuestra sustanciales diferencias geogr¨¢ficas. En los pa¨ªses llamados desarrollados, el porcentaje de urbanizaci¨®n est¨¢ estabilizado alrededor del 75% de la poblaci¨®n y ha eclosionado el problema del estancamiento demogr¨¢fico gracias a la mejor esperanza de vida y a la disminuci¨®n de la fertilidad, con edades medias de alrededor de los 45 a?os. En algunos pa¨ªses, esta encrucijada queda compensada parcialmente por la creciente inmigraci¨®n internacional como es el caso de Estados Unidos.
En los pa¨ªses emergentes y en v¨ªas de desarrollo, la situaci¨®n es la contraria. Existe un paulatino avance de la esperanza de vida, pero con alta fertilidad y, afortunadamente, disminuci¨®n de la mortalidad infantil y juvenil, obteni¨¦ndose edades medias de la poblaci¨®n de 20 a?os. Esta diferencia hace que la mayor parte de la nueva urbanizaci¨®n que se espera en el planeta (de m¨¢s de 3.000 millones de personas) se vaya a concentrar en los pa¨ªses emergentes y en v¨ªas de desarrollo. Hay que destacar la excepci¨®n de China, con una econom¨ªa emergente y una previsi¨®n de envejecimiento alto, que se explica por las diferentes pol¨ªticas de fertilidad. Como l¨®gica consecuencia, la poblaci¨®n mayoritariamente joven pide paso en demanda de un futuro mejor.
3.500 millones de personas viven en ciudades y pueden ser el doble en 2050
La suma del crecimiento mundial de la poblaci¨®n y el crecimiento en paralelo de la vida urbana plantea la necesidad de revisar el modelo de urbanizaci¨®n que se practica en la actualidad. De momento, s¨®lo en algunos casos ha generado los bienes econ¨®micos y las mejoras sociales esperadas. En otros casos, donde s¨ª que ha tenido un gran ¨¦xito como acelerador del desarrollo econ¨®mico, se est¨¢ pagando un coste ambiental inasumible. Hoy se atribuye a las ciudades hasta un 70% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Con estas previsiones, no es de extra?ar que el tema de la urbanizaci¨®n se haya consolidado como un punto cardinal de la nueva Agenda Mundial de Desarrollo Sostenible que se ha adoptado en la cumbre de l¨ªderes mundiales celebrada en Nueva York. Esta nueva agenda se ha elaborado a partir del an¨¢lisis cr¨ªtico de los resultados obtenidos en el programa mundial de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que se establecieron en el a?o 2000, con el compromiso de evaluarlos en 2015 para luego proponer una estrategia mejorada para el periodo 2015-2030. Esta revisi¨®n ha reconocido por primera vez la importancia de la urbanizaci¨®n como fuente y estrategia de desarrollo, a la vez que destaca los peligros de una urbanizaci¨®n deficiente. A pesar de los importantes avances en los Objetivos del Milenio, hay 1.000 millones de personas que viven en barrios urbanos informales (barraquismo); 2.500 millones no tienen acceso a la sanidad, y alrededor de 1.200 millones carecen de agua potable en sus hogares.
En la mayor parte de los an¨¢lisis urbanos posteriores a la II Guerra Mundial, ha predominado el estudio delos aspectos negativos de la urbanizaci¨®n tales como la acumulaci¨®n de la pobreza, la insuficiencia de vivienda digna, las congestiones de tr¨¢fico, la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica y la inseguridad en las calles; lo que los economistas llaman externalidades. Ha habido, en cambio, menos reflexi¨®n sistem¨¢tica y basada en datos contrastables sobre cu¨¢les son las condiciones que hacen que la urbanizaci¨®n devenga en un acelerador de la prosperidad tanto econ¨®mica como social; y por tanto, qu¨¦ es lo que hace que una ciudad tenga m¨¢s ¨¦xito que otra en crear puestos de trabajo, incentivar la creatividad y atraer un c¨ªrculo virtuoso de mejora social y econ¨®mica.
La atenci¨®n se centra pues en indagar cu¨¢les son las estrategias que conducen a la ¡°buena¡± urbanizaci¨®n, y cu¨¢les son las pol¨ªticas que previenen la urbanizaci¨®n desestructurada econ¨®mica, social y ambientalmente.
En este an¨¢lisis destacan tres columnas constituyentes de la urbanizaci¨®n sostenible. Su estructura legal y regulatoria, el buen planeamiento urbano y la sostenibilidad del modelo econ¨®mico y financiero que la sustenta. Son pilares fundacionales que no se pueden obviar si no es a riesgo de una urbanizaci¨®n que va a generar m¨¢s problemas que soluciones.
El avance cualitativo de la urbanizaci¨®n no se obtiene con soluciones tecnocr¨¢ticas ni con inversiones puntuales en una infraestructura o en otra. Es un proceso colectivo e integrado; es la generaci¨®n de un c¨ªrculo virtuoso de construcci¨®n comunitaria de un ambiente favorable a la cooperaci¨®n y la prosperidad, no tan solo a nivel individual sino tambi¨¦n al colectivo. Con demasiada frecuencia se han propuesto soluciones r¨¢pidas y parciales para atajar alg¨²n aspecto disfuncional de la urbanizaci¨®n. Estas estrategias han fallado sistem¨¢ticamente a la hora de desplegar el potencial econ¨®mico y social de la urbanizaci¨®n.
Hoy se atribuye a las ciudades hasta un 70% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero
Un marco regulatorio coherente, transparente y aplicado sin excepciones es imprescindible si se pretende atraer de forma continuada inversi¨®n financiera. Las reglas del juego deben ser conocidas y respetadas, en caso contrario es dif¨ªcil atraer capitales internacionales, que por otra parte buscan continuamente oportunidades de inversi¨®n a largo plazo. Un planeamiento urbano b¨¢sico es necesario para conducir el proceso de crecimiento de manera ordenada, que en definitiva alimenta el c¨ªrculo virtuoso de prosperidad del que he hablado. La voluntad de llegar a la ciudad en busca de oportunidades y la falta de planeamiento urbano b¨¢sico ha dado lugar a la proliferaci¨®n de urbanizaci¨®n espont¨¢nea y barraquismo, que, al no estar dotada ¡ªpara empezar¡ª ni siquiera del espacio p¨²blico suficiente, destruye valor en vez de crearlo. Lo mismo sucede en caso de no disponer de un modelo financiero adecuado que garantice las inversiones m¨ªnimas y el mantenimiento de las infraestructuras b¨¢sicas.
Ahora bien, resulta interesante echar la vista atr¨¢s y recordar c¨®mo en el pasado, las ciudades se constru¨ªan lentamente con sucesivos ensanches de la estructura central preexistente en un proceso que duraba d¨¦cadas o siglos. Hoy en d¨ªa, con la urbanizaci¨®n en crecimiento exponencial, las ciudades en el mundo emergente se construyen en periodos de tres a diez a?os. Si se dan fallos estructurales en su dise?o no da tiempo a corregirlos y el coste de rectificarlos es astron¨®mico. Esta evidencia justifica una nueva aproximaci¨®n a la urbanizaci¨®n, una nueva agenda urbana, que evite por lo menos los problemas estructurales que pueden prevenirse. Finalmente, los Gobiernos nacionales deber¨¢n asumir que su responsabilidad en la calidad final de la urbanizaci¨®n es ahora mucho m¨¢s importante de lo que lo fue en el pasado, porque ahora son ellos los que establecen los marcos regulatorios, legislativos y financieros que operan las autoridades locales. La cooperaci¨®n Gobierno nacional-Gobierno local no es una frase vac¨ªa de contenido, es un imperativo practico.
Por tanto, la urbanizaci¨®n bien hecha acelera el crecimiento y la prosperidad y deber¨¢ atajar los problemas ambientales con contundencia, si queremos un mundo mejor para una poblaci¨®n que va a superar los 10.000 millones de habitantes, la mayor parte de los cuales van a vivir en ciudades de lo que ahora llamamos el mundo en desarrollo. Este es el modelo que proponemos desde ONU-Habitat para el futuro inmediato a trav¨¦s de la Nueva Agenda Urbana Mundial. Un hecho relevante es que en octubre de 2016, Naciones Unidas celebrar¨¢ H¨¢bitat III, la tercera Conferencia Internacional de Desarrollo y Vivienda Urbana en la ciudad de Quito (Ecuador). H¨¢bitat III ser¨¢ indudablemente una fecha clave para consolidar esta nueva agenda urbana y una oportunidad extraordinaria para afianzar a la urbanizaci¨®n como una fuente de desarrollo y de prosperidad.
Joan Clos es subsecretario general de Naciones Unidas y director ejecutivo de ONU H¨¢bitat. Ocupa tambi¨¦n el cargo de Secretario General para H¨¢bitat III.
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