Historia ¨ªntima del calzado a trav¨¦s de los siglos
En la Francia de Luis XIV los tacones eran s¨ªmbolo de hombr¨ªa y en la Grecia Antigua se penaba a las mujeres que los llevaban. Una exposici¨®n descubre todo lo que hemos insinuado al cubrirnos los pies
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Blanco sol¨ªcito para perversiones de diferente rango, el calzado no s¨®lo abriga, adorna y nos eleva de la mediocridad del asfalto. Tambi¨¦n recoge en su dilatada historia momentos de memorable extravagancia. En su ¨¦poca dominadores y dominados evidenciaban su v¨ªnculo a trav¨¦s del calzado. Nicol¨¢s Sarkozy copi¨® la moda de su predecesor en el cargo Luis XIV al subirse hasta ocho cent¨ªmetros (luego le pas¨® el contacto de su zapatero habitual a Berlusconi). A Karl Lagerfeld se le concoe por sus habituales botas de nueve cent¨ªmetros. Todo es poder, simbolog¨ªa y sutileza en el mundo del calzado y as¨ª ha sido desde que se inventaron las sandalias. Esto lo ha evidenciado una exposici¨®n patrocinada por Clarks en el museo Victoria and Albert de Londres sobre la historia de lo que ha rodeado a nuestros pies. Su lema, muy adecuado, es: Shoes, pleasure and pain. Calzado, placer y dolor.
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La exposici¨®n, que estar¨¢ abierta hasta mediados del pr¨®ximo enero, establece un viaje a lo largo de la historia del calzado en un montaje con piezas no dif¨ªciles de encontrar, sino de imaginar. All¨ª uno aprende cosas como que la persona que puso de moda los tacones a lo largo de Europa fue un hombre. Que algunos reyes han utilizado zapatos femeninos para ridiculizar a sus nuevos s¨²bditos. Que en la exuberante Venecia del siglo XVI el zapato de moda se import¨® desde Castilla. Filias, fobias, sexo y poder; cuatro lugares que se han servido del calzado para escenificarse en sociedades muy dispares y separadas por siglos pero que encontraron en el calzado un aliado id¨®neo para invadir pies poderosos.
¡°Los chapines venecianos de finales del siglo XVI son un buen ejemplo de los momentos extremos que ha protagonizado el calzado", elige Lucia Savi, investigadora del museo en cuesti¨®n. "Pod¨ªan llegar a alcanzar una altura incre¨ªble, por encima de los 54 cent¨ªmetros. Y sin embargo, estaban completamente tapados por las faldas de las mujeres. Ocultos a la vista, los chapines venecianos funcionaron como una prenda fundamental; el fin era elevar la estatura del que los llevaba y as¨ª confeccionar vestidos con mucho m¨¢s tejido. Venecia consigui¨® su inmensa riqueza e influencia gracias al comercio textil, y la posici¨®n social se expresaba a trav¨¦s de la riqueza de sus vestidos¡±.
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Algunos de los chapines que se pueden ver en la exposici¨®n son descendientes directos de los chapines espa?oles que, durante siglos, fueron parte fundamental en la indumentaria de las mujeres de clase alta. A trav¨¦s de ellos se pod¨ªa entrever el origen y posici¨®n social de quien los llevaba (porque se cubr¨ªan la cara y vestidos con unos inmensos velos negros). Elaborados con cuero repujado y ba?ados en oro o seda brocada y a menudo ornamentados con gemas y metales preciosos, los chapines eran la pista que daba a entender la posici¨®n social de las mujeres ocultas bajo el velo sin poner en riesgo el pudor. Tanto es as¨ª que la frase hecha ¡°ponerse en chapines¡± significaba casar a una hija, que tambi¨¦n pod¨ªa sugerir que la novia hab¨ªa sido casada por encima de su posici¨®n social.
Aquella exportaci¨®n espa?ola, ¨¦xito ventas en Venecia, lleg¨® a trascender en nuestra literatura: est¨¢ plagada de burlas hacia los chapines y su relaci¨®n con la supuesta ambici¨®n insaciable de las mujeres por ascender socialmente. A finales del siglo XV el arcipreste Alfonso Mart¨ªnez de Toledo se lamentaba de que apenas quedaba suficiente corcho en Espa?a para satisfacer las demandas de la construcci¨®n de chapines.
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Si se regala a una mujer un par de zapatos de marca malo ser¨¢ no caerle un poco mejor por ello. Sin embargo ese mismo gesto en la Antigua Grecia hubiera terminado mal. Existen numerosos textos que denigran a las mujeres que hac¨ªan uso de calzado con plataforma, acusadas de tratar de persuadir a los hombres fingiendo ser m¨¢s altas artificialmente. Los griegos, directamente, ten¨ªan prohibido llevar plataformas so pena de comprometer su masculinidad. Herodoto relata c¨®mo al rey Persa Ciro se le advirti¨® sobre su costumbre de someter y dominar a los Lidios forz¨¢ndoles a llevar Kothornoi ¨Cbotas con plataforma de mujer¨C transform¨¢ndolos en mujeres. De hecho en el teatro griego que un hombre apareciera sobre plataformas era un recurso facil¨®n para arrancar la carcajada de la grada.
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No pens¨® lo mismo Luis XIV. ¡°La moda de los zapatos de tac¨®n rojo empez¨® en la corte del rey Luis XIV de Francia y fue copiada por la nobleza de toda Europa. Con forma cuadrada, pero a¨²n as¨ª tacones muy altos ¨Calgunas veces llegando a 8 cent¨ªmetros de altura¨C se convirtieron en una gran moda masculina. Los tacones representaban poder y privilegio, y expresaban gran hombr¨ªa. Asociados en la mente europea al poder¨ªo militar de Persia (Ir¨¢n) y su masculinidad, fueron adoptados con entusiasmo por hombres y solo despu¨¦s por mujeres y ni?os¡±, recuerda Lucia Savi.
Medievo, pop, Hollywood o alta costura; las diferentes maneras de relacionarnos con el suelo y los dem¨¢s guarda en Londres la iniciativa de Clarks por patrocinar esta exposici¨®n en su 190 aniversario. Una casa inglesa que tiene 190 a?os de culpa en vestir los pies de medio mundo y en particular la de un movimiento cultural con nombre propio: la cultura underground mod que elev¨® la desert boot de la casa inglesa a icono como hizo Luis XIV con el tac¨®n.
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