Por una uni¨®n monetaria m¨¢s fuerte
Tradicionalmente, la construcci¨®n europea se ha acelerado en periodos de crisis. Tras la protagonizada por Grecia se hace necesario reforzar los mecanismos de prevenci¨®n y, al tiempo, consolidar una pol¨ªtica bancaria y fiscal com¨²n
La profunda crisis econ¨®mica de los ¨²ltimos a?os ha generado un fuerte malestar en muchos pa¨ªses de la eurozona. Este sentimiento se ha manifestado con claridad en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014, con el significativo aumento de representaci¨®n de los partidos m¨¢s eur¨®fobos. La lentitud de la recuperaci¨®n econ¨®mica no ha ayudado a paliar el descontento. Y la situaci¨®n se ha visto agravada por la larga y pol¨¦mica negociaci¨®n sobre el tercer rescate a Grecia durante el ¨²ltimo a?o, y m¨¢s recientemente por las reverberaciones pol¨ªticas de la crisis migratoria.
No es del todo sorprendente que algunos comentaristas hayan intentado hacer fortuna hablando de la ¡°crisis del euro¡±. Esta pretendida crisis, sin embargo, ha sido reiteradamente desmentida por nuestros ciudadanos y nuestras autoridades. De acuerdo con el Eurobar¨®metro m¨¢s reciente, 7 de cada 10 residentes en la eurozona se declaran a favor del euro, proporci¨®n similar a la media del per¨ªodo 2005-2007. Y, en cuanto a la respuesta pol¨ªtica, la sensaci¨®n de que las decisiones se han improvisado en las madrugadas de reuniones de emergencia no casa bien con los espectaculares avances conseguidos en los ¨²ltimos a?os y el ambicioso programa de integraci¨®n sobre cuya orientaci¨®n general existe consenso. No hay que olvidar, adem¨¢s, que la construcci¨®n europea se ha acelerado tradicionalmente en los per¨ªodos de crisis.
Otros art¨ªculos del autor
En efecto, los cambios institucionales a nivel europeo han sido formidables. Se han puesto en marcha mecanismos para mejorar la vigilancia de los desequilibrios macroecon¨®micos, que se extiende ahora a los desequilibrios externos y del sector privado y no s¨®lo a las cuentas p¨²blicas. Se ha aprobado un pacto fiscal reforzado y se ha creado un fondo permanente de apoyo a pa¨ªses con dificultades, el MEDE. Por su parte, el BCE ha puesto en marcha potentes medidas de provisi¨®n de liquidez cuando era necesario, dando un apoyo verbal al euro ¡ªcomo fue el caso en verano de 2012, cuando Mario Draghi disip¨® los temores de colapso de la moneda ¨²nica¡ª y lanzando m¨¢s recientemente varios programas de compras de bonos que han eliminado pr¨¢cticamente el riesgo de deflaci¨®n.
Sin duda, el mayor avance ha sido la creaci¨®n de la uni¨®n bancaria, un proyecto que supone una cesi¨®n de soberan¨ªa a instituciones europeas no vista desde la creaci¨®n del euro. Su dise?o y puesta en marcha en 2012, en uno de los peores momentos de la crisis, tuvo como objetivo luchar contra la fragmentaci¨®n de los mercados de financiaci¨®n y, sobre todo, romper el ¡°bucle diab¨®lico¡± deuda p¨²blica-solvencia bancaria que puso en riesgo de quiebra al euro. Pero, ante todo, el proyecto de uni¨®n bancaria tiene como objetivo que los ciudadanos no tengan que volver a cargar con los costes de las crisis bancarias y que sus dep¨®sitos est¨¦n m¨¢s protegidos, ya que las p¨¦rdidas de futuras crisis las deber¨¢n soportar los accionistas y los acreedores privados de los bancos, no los contribuyentes. Pese a estar a¨²n sin completar, sus efectos positivos ya se han dejado sentir en los ¨²ltimos meses, con una visible reducci¨®n de la fragmentaci¨®n financiera y un m¨ªnimo contagio de la inestabilidad de Grecia a otros pa¨ªses.
El ¡°bucle diab¨®lico¡± deuda p¨²blica-solvencia bancaria puso en riesgo de quiebra la moneda ¨²nica
A pesar de estos avances, contin¨²a siendo esencial perseverar y profundizar en el fortalecimiento de la eurozona. As¨ª, resulta necesario reforzar los mecanismos de prevenci¨®n y defensa para afrontar y mitigar el impacto de futuras crisis econ¨®micas. Por otra parte, las negociaciones sobre Grecia de este verano han reabierto la opci¨®n de una eventual salida del euro de alg¨²n pa¨ªs miembro. Conjurar un escenario as¨ª debiera excitar el sentido de urgencia de nuestros representantes pol¨ªticos.
Un problema adicional es el del bajo crecimiento potencial en Europa, y, especialmente, en la eurozona. En su ra¨ªz hay motivos demogr¨¢ficos, que invitan a ver la actual crisis migratoria como una oportunidad, pero tambi¨¦n tenemos el problema de un crecimiento de la productividad demasiado d¨¦bil, ligado a las rigideces a¨²n persistentes en muchos mercados de bienes y servicios, as¨ª como a pol¨ªticas poco orientadas a la acumulaci¨®n de capital humano y tecnol¨®gico.
La reacci¨®n a la crisis ha llevado a varios pa¨ªses de la llamada periferia a hacer reformas estructurales, sobre todo del mercado de trabajo, que han permitido hacer los ajustes por la v¨ªa de reducciones en los costes unitarios, lo que se est¨¢ reflejando en una recuperaci¨®n del empleo y la renta en los ¨²ltimos dos a?os mucho m¨¢s positiva de lo que cabr¨ªa esperar en esta fase del ciclo. Pero el impulso reformista tiene que continuar, y extenderse a los pa¨ªses del llamado n¨²cleo.
El impuso reformista en los pa¨ªses de la ¡®periferia¡¯ tiene que extenderse a los del ¡®n¨²cleo¡¯
Ante estos formidables retos, el debate hoy gira alrededor de las nuevas reformas de gobernanza a nivel europeo, con propuestas de los distintos Gobiernos y un documento marco avalado por los cinco presidentes de las principales instituciones. Hay margen para avanzar en el corto plazo sin necesidad de reformar los tratados, aunque a largo plazo la revisi¨®n es inevitable y deseable.
?Cu¨¢les deber¨ªan ser las prioridades actuales? Como primer paso, ha de completarse la uni¨®n bancaria, con un respaldo p¨²blico europeo al fondo de resoluci¨®n para las insolvencias bancarias y un fondo de garant¨ªa de dep¨®sitos menos dependiente de los pa¨ªses y con un elemento de respaldo mutuo.
Un segundo paso deber¨ªa de ser avanzar hacia la uni¨®n fiscal. Esto se puede conseguir en una primera instancia sin modificar los tratados a trav¨¦s, por ejemplo, de la creaci¨®n de una capacidad fiscal propia, de la introducci¨®n paulatina de las euroletras con car¨¢cter limitado, condicionado y temporal, o incluso de la creaci¨®n de un Fondo de Redenci¨®n de Deuda como el propuesto por los sabios alemanes, que aliviar¨ªa la carga de la deuda p¨²blica mientras los pa¨ªses m¨¢s endeudados se afanan en su reducci¨®n.
El euro es el gran proyecto europeo de este siglo. Con este aliento fue concebido y as¨ª contin¨²a siendo hoy, a tenor de lo que los ciudadanos manifiestan, mostrando m¨¢s madurez que aquellos que han intentado, sin ¨¦xito, hacer del euro el chivo expiatorio de sus errores. Por ello, es imperativo reforzar la legitimidad y la calidad democr¨¢tica del proyecto de uni¨®n monetaria si se quiere avanzar en lo econ¨®mico y en lo pol¨ªtico hacia una mayor integraci¨®n. Es necesario que los pol¨ªticos europeos comuniquen claramente, con candidez y con un mismo mensaje, los escenarios a los que vamos y la hoja de ruta. S¨®lo as¨ª podr¨¢ asegurarse el ¨¦xito en las consultas refrendarias a las que, inevitable y saludablemente, deber¨¢n someterse en unos a?os los cambios en los tratados europeos.
Jos¨¦ M. Gonz¨¢lez-P¨¢ramo es consejero ejecutivo de BBVA y exmiembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.