El indestructible monstruo del cibersexo infantil
Las nuevas tecnolog¨ªas dificultan la protecci¨®n de menores ante abusos El cibersexo infantil en Filipinas ha conducido al arresto de pederastas de todo el mundo La isla de Cebu es el ejemplo de una industria global descontrolada y en expansi¨®n
As¨ª como el navegador de mayor tr¨¢fico online, Google, tuvo su origen en un s¨®tano estadounidense hacia finales del siglo pasado; s¨®lo se necesitan c¨¢maras web conectadas a internet en chabolas filipinas para organizar el invisible tr¨¢fico humano del presente. Menores? hasta de cinco a?os son forzados a interactuar desnudos frente a ordenadores para disfrute de ped¨®filos de pa¨ªses desarrollados, que apagan sus port¨¢tiles para volver al trabajo despu¨¦s de violarlos virtualmente. ¡°Un chico me ofreci¨® aparecer frente a la c¨¢mara cuando ten¨ªa 11 a?os. Una vez all¨ª, me pidi¨® que me desnudara por 500 pesos [10 euros]¡±, relata Teresita (nombre ficticio para preservar su privacidad), filipina de 18 a?os, quien nunca vio la cara de su agresor virtual. Protegidos por el anonimato de la red, los pederastas utilizan tarjetas de cr¨¦dito pre-pago dif¨ªciles de rastrear para recompensar a familias o vecinos de las v¨ªctimas, quienes lideran el negocio del cibersexo infantil.
Definido por Naciones Unidas como Turismo Sexual de C¨¢maras Web (WCST, en sus siglas en ingl¨¦s), el cibersexo con menores es una industria en expansi¨®n en Filipinas, como muestran las m¨¢s de 2.000 transacciones econ¨®micas unidas a este mercado ilegal en el corto periodo de dos a?os, y s¨®lo en la provincia de Cebu. En 2013, la polic¨ªa filipina descubr¨ªa una red de explotaci¨®n sexual infantil tras el contrachapado de la casa de la apodada por la prensa local como "reina del ciberporno", en los suburbios del barrio cebuano de Cordova. Durante varios a?os, m¨¢s de 30 menores filipinos fueron v¨ªctimas de abusos retransmitidos a trav¨¦s de internet por E. Ontong y su marido, que percibieron un total de 200.000 euros de pederastas virtuales de todo el mundo; seg¨²n recoge Bloomberg.
Coincidiendo con el esc¨¢ndalo en Cordova, fuerzas policiales del pa¨ªs asi¨¢tico y de la Interpol destaparon una aut¨¦ntica red global de abusos sexuales a menores filipinos organizada por internet. En curso desde 2012, la Operaci¨®n Endeavour ha permitido la liberaci¨®n de 11 ni?os filipinos y la detenci¨®n de 29 ciudadanos de diferentes nacionalidades (la mayor¨ªa, europeos y australianos), adem¨¢s de la investigaci¨®n a 700 sospechosos de comprar contenido sexual online por valor de m¨¢s de 53.700€, seg¨²n informa el Centro de Protecci¨®n para la Explotaci¨®n Infantil Online (CEOP), dependiente de la Agencia Nacional del Crimen de Reino Unido. ¡°No podemos dar m¨¢s informaci¨®n ahora, pero esperamos realizar m¨¢s arrestos en el futuro y seguimos trabajando con nuestros colegas alrededor del mundo¡±, explica por email Hannah Bickers, responsable de comunicaci¨®n de la agencia brit¨¢nica.
Filipinas est¨¢ ¡°haciendo grandes esfuerzos con recursos limitados¡± para luchar contra el tr¨¢fico humano, recoge el ?ndice de Esclavitud Global de 2014, publicado por Walk Free Foundation (WFF); organizaci¨®n centrada en la erradicaci¨®n de la esclavitud moderna. ¡°De 2005 a 2014 se han producido 36 condenas [relacionadas con tr¨¢fico de personas] s¨®lo en Cebu, de las que 16 ocurrieron el a?o pasado¡±, explica Fernando King Gobalane. Como Fiscal Regional y tambi¨¦n jefe del Consejo Interinstitucional Contra el Tr¨¢fico (IACAT) en Cebu, el cargo de Gobalane combina la investigaci¨®n judicial y la acci¨®n policial para agilizar la persecuci¨®n de criminales. Esta medida, junto al endurecimiento de las penas, son algunas de las mejoras alcanzadas gracias a la Ley Contra el Tr¨¢fico de Personas (2013). La norma sustituye a la antigua ley de 2003, que convirti¨® a Filipinas en el primer pa¨ªs de la Asociaci¨®n de Naciones del Sudeste Asi¨¢tico (ASEAN) en legislar estos cr¨ªmenes.
La nueva ley ha sido aplaudida por el Informe sobre Tr¨¢fico de Personas de Estados Unidos de 2015, pero el an¨¢lisis del Departamento de Estado americano tambi¨¦n se?ala que los esfuerzos del Gobierno por reducir la demanda de comercio sexual fueron "inapreciables", por lo que Filipinas tiene un largo camino por recorrer hasta eliminar esta lacra. Un trayecto que se complica a¨²n m¨¢s a medida que el pa¨ªs asi¨¢tico se incorpora a la autopista de la informaci¨®n de internet.
Cambios en la industria
¡°Me gustar¨ªa conseguir un trabajo relacionado con ordenadores¡±, dice Gloria (nombre ficticio para preservar su privacidad), de 16 a?os y natural de Cebu. A pesar de haber sido v¨ªctima de abusos sexuales online cuando ten¨ªa 13 a?os, su sue?o profesional ejemplifica los cambios que vive la sociedad filipina. El acceso a internet del pa¨ªs ha pasado de un 2% a casi el 50% en una d¨¦cada, transformando tambi¨¦n su industria, incluido el negocio del sexo.
Ubicado en el centro del archipi¨¦lago, la isla de Cebu y su capital siempre han sido fuente, tr¨¢nsito y destino del tr¨¢fico humano sexual e infantil. Junto a los eufem¨ªsticamente llamados bikini bars, las aceras de la capital est¨¢n infestadas de ni?os de la calle forzados a mantener relaciones sexuales con filipinos y extranjeros para conseguir dinero. Pero la industria de la prostituci¨®n est¨¢ cambiando. Desde 2010, la econom¨ªa regional ha excedido el Producto Interior Bruto Nacional como resultado del crecimiento de sector tur¨ªstico y el de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n. El ejemplo de ¨¦ste ¨²ltimo son las 17 nuevas empresas extranjeras relacionadas con Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y Comunicaci¨®n (TIC) que han entrado en el renovado mercado de la ciudad. Oculto por los flamantes edificios de oficinas que forman parte ya del paisaje de Cebu, se esconde la industria del cibersexo. En las barriadas salpicadas de pasteler¨ªas, carnicer¨ªas y comedores callejeros, tambi¨¦n los cibercaf¨¦s se han multiplicado junto a los logos de Western Union y otras compa?¨ªas de transacciones monetarias. Es un entramado que ha permitido el cultivo de peque?os negocios alrededor de la explotaci¨®n sexual infantil online con la connivencia de la comunidad local y el consentimiento de las familias, atra¨ªdas por el dinero f¨¢cil.
¡°La primera vez no supe c¨®mo mi hija gan¨® esos 1.000 pesos [20 euros]. Nuestra vecina ten¨ªa un amigo en Australia que quiso ayudarnos econ¨®micamente a costa de ver el vientre de mi hija. Ella [la vecina] se quedaba con el dinero y tuve que ped¨ªrselo. Al fin y al cabo, fue my hija quien lo gan¨®¡±, se justifica la madre de Gloria, quien hace cuerdas de abac¨¢ a mano que vende por 16 euros mientras su marido gana menos de cuatro al d¨ªa como pescador. Con algo m¨¢s de 50 euros familiares para mantener a ella y a su hermana, la peque?a Gloria empez¨® en el llamado online show-show tres veces por semana, duplicando las ganancias de sus padres.
Gloria fue presa del negocio del sexo online durante dos a?os, hasta que su madre decidi¨® visitar FORGE, una de las organizaciones locales que ofrecen alternativas a las familias pobres de Cebu. M¨¢s del 25% de la poblaci¨®n de esa regi¨®n central de Filipinas vive por debajo del umbral de la pobreza, seg¨²n datos de la Junta Nacional de Coordinaci¨®n Estad¨ªstica. Pero no s¨®lo las familias humildes est¨¢n atrapadas en las redes del cibersexo, sino que las autoridades confirman que este tipo de prostituci¨®n virtual aumenta en los meses en que los j¨®venes estudiantes filipinos tienen que pagar las tasas escolares.
Entre 2012 y 2013, el Ministerio de Asuntos Sociales y Desarrollo de Filipinas atendi¨® 150 casos de pornograf¨ªa y ciber-pornograf¨ªa infantil. Pero esto es s¨®lo la punta del iceberg. Una reciente encuesta realizada por FORGE entre 300 ni?os abusados sexualmente por Internet revela que ¨¦stos ¡°entienden el cibersexo como una mejora con respecto a la prostituci¨®n tradicional por el anonimato y por el menor riesgo de violencia f¨ªsica¡± mientras que ¡°algunos de los padres consideraban que el cibersexo no supon¨ªa ning¨²n da?o para sus hijos ya que no hab¨ªa contacto f¨ªsico con los agresores, generalmente extranjeros¡±. Ante la permisividad de la comunidad, el dinero sigue fluyendo a las cuentas de los bugaws (proxenetas, en la lengua tagalo), que organizan el metam¨®rfico negocio del cibersexo infantil.
V¨ªdeo de ¡®Sweetie¡¯, modelo 3D de una ni?a filipina de 10 a?os dise?ado por la ONG Terre des Hommes; con la que se rastre¨® a m¨¢s de 1.000 ped¨®filos de 63 pa¨ªses
V¨ªdeo de Sweetie, modelo 3D de una ni?a filipina de 10 a?os dise?ado por la ONG Terre des Hommes; con la que se rastre¨® a m¨¢s de 1.000 ped¨®filos de 63 pa¨ªses
Acabar con un mercado internacional cambiante
Alrededor de 750.000 pederastas est¨¢n conectados a la red en cada momento, seg¨²n la ONU y el FBI. El turismo sexual de c¨¢maras web est¨¢ tipificado como crimen en muchos pa¨ªses. El a?o pasado, el Tribunal Supremo de Filipinas aval¨® la constitucionalidad de la Ley de Prevenci¨®n del Cibercrimen (2012), dando lugar al nacimiento de las divisiones policiales anti-tr¨¢fico y anti-ciberpornograf¨ªa. Sin embargo, el turismo sexual de c¨¢maras web s¨®lo se considera un crimen cometido por el suministrador; como productor, distribuidor o poseedor de material relativo a la pornograf¨ªa infantil. Mientras que los ped¨®filos que ven el material pueden quedar impunes. ¡°Es imposible probar estos cr¨ªmenes. Primero se necesita una v¨ªctima, pero muchos ni?os no comparecen porque forman parte del negocio para mantener a sus familias. Tambi¨¦n se necesita un testigo, pero no hay tal cosa en internet. Y las evidencias son escasas si los criminales no se descargan material audiovisual y apagan sus ordenadores tras el crimen. As¨ª que sin v¨ªctimas, testigos o pruebas¡ no hay caso¡±, sentencia Hans Guijt, director de programas y campa?as en la ONG Terre des Hommes.
La organizaci¨®n holandesa aboga por medidas m¨¢s proactivas, trasladando el foco de acci¨®n de los proveedores a los demandantes de este negocio. En 2013, investigadores de Terre des Hommes desarrollaron un modelo 3D por ordenador de una ni?a filipina de 10 a?os, a partir de la cual consiguieron rastrear m¨¢s de 1.000 ped¨®filos de 63 pa¨ªses diferentes usando la informaci¨®n que ¨¦stos les brindaban. Desde entonces, tres personas han sido condenadas y otras tres acusadas de mantener conversaciones sexuales con Sweetie (el nombre con el que se bautiz¨® a la menor filipina virtual creada por el equipo de investigaci¨®n). La dificultad para condenar a estos cibercriminales estriba en la posesi¨®n o no de material pornogr¨¢fico, ya que muchos de ellos se sirven de conocidos y leg¨ªtimos sistemas, como Skype, para la retransmisi¨®n en vivo del abuso. El centro Europeo del Cibercrimen (EC3) confirma que el uso de estos servicios web no-comerciales se ha extendido ya entre los ped¨®filos.
¡°Hay formas de disuadir, advertir y ahuyentar a estos individuos antes de que cometan los cr¨ªmenes, pero se creen inmunes, intocables y an¨®nimos. La polic¨ªa debe tener potestad para patrullar las ¨¢reas p¨²blicas de internet, como lo hace en las calles. Internet debe ser libre pero no an¨¢rquico¡±, explica el profesor Stefan Bogaerts. Experto en psicolog¨ªa forense y anormal en la Universidad holandesa de Tilburg, Bogaerts ha entrado a formar parte del equipo de Terre des Hommes para desarrollar?Sweetie 2.0 y probar la efectividad de las intervenciones proactivas. El nuevo sistema supervisar¨¢ espacios de internet estableciendo conversaciones con potenciales pederastas y enviando advertencias a esos ped¨®filos. Los creadores esperan que el proyecto ofrezca una estimaci¨®n fiable de la dimensi¨®n de este abominable fen¨®meno.
Pero el problema del cibersexo infantil no ha hecho m¨¢s que empezar y quedan muchas lagunas virtuales en las que los cibercriminales operan. El a?o pasado y por primera vez, se descubri¨® una red de abusos a menores que estaba financiada exclusivamente con Bitcoins (moneda criptogr¨¢fica para transacciones virtuales). Tambi¨¦n un estudio reciente de la Universidad brit¨¢nica de Portsmouth sugiere que m¨¢s del 80% del tr¨¢fico de en la llamada dark web (o web oscura) est¨¢n relacionados con abuso sexual a menores. Esta nueva mutaci¨®n de la industria supone una migraci¨®n de los sistemas tradicionales de pago y visitas a una ins¨®lita red y econom¨ªa digital. Una vez m¨¢s, los criminales tecnol¨®gicos est¨¢n un paso por delante de la comunidad internacional. A¨²n m¨¢s en el caso de gobiernos como el de Filipinas, que intenta librar la batalla digital del tr¨¢fico humano a nivel global con insuficientes recursos nacionales.
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