Dios sigue ah¨ª
Hay una ley que obliga a actuar de una manera m¨¢s contundente a favor de Andrea
Aunque t¨² no lo veas, aunque sea moment¨¢neamente, aunque su presencia est¨¦ muy velada, por motivos que es posible que nunca conozcamos, Dios sigue ah¨ª. Y se nota.
Tomemos a los padres de la ni?a Andrea porque a ella no la podemos tomar. Los padres hab¨ªan decidido que la ni?a muriera de forma natural, sin que su cuerpo recibiera ninguna ayuda m¨¦dica en el Hospital Cl¨ªnico de Santiago. Y los jefes del hospital, amparados por algunos pediatras, entre los que quiz¨¢ haya algunas almas piadosas, les han dicho que no, que la ni?a puede seguir viva. Han decidido convertirse en Dios ellos mismos, actuar por encima de la opini¨®n de los padres (la ni?a no tiene opini¨®n porque no alcanza la edad oportuna para ello) y por encima del comit¨¦ de ¨¦tica.
Y el juez ha pedido m¨¢s pruebas m¨¦dicas para saber si el sufrimiento es suficiente para que ya no haya m¨¢s remedio que dejar que se muera. La situaci¨®n es tremenda: la ni?a no puede opinar sobre su dolor, los padres (que est¨¢n de acuerdo en eso) no pueden opinar porque a una parte de los pediatras no le parece que tengan que dar su opini¨®n. ?Qui¨¦n puede entonces mejor que ellos? Pues todos los que forman parte de ese grupo y quieren que Andrea siga en esas condiciones. Y hay una ley que obliga (parece ser que hay pocas soluciones alternativas) a actuar de una manera m¨¢s contundente a favor de Andrea.
Dios est¨¢ en Santiago.
Pero tambi¨¦n en Berl¨ªn. La canciller Angela Merkel ha confesado que en algunas ocasiones ha dudado de la existencia de Dios. Dicho por otra persona la declaraci¨®n podr¨ªa no tener ning¨²n alcance. Pero si es Merkel tiene al menos poderes explicativos sobre los rumbos de la pol¨ªtica.
Si analizamos esa situaci¨®n en la Alemania de hoy, entenderemos de inmediato por qu¨¦ Merkel no ha buscado m¨¢s poder del que tiene ya: Merkel, como Dios existe, no est¨¢ capacitada para saber que los ciudadanos (enfermos terminales, inmigrantes o subempleados) pueden sufrir m¨¢s dolor, por ejemplo.
Recemos por que la CUP no descubra a Dios en Catalu?a. Es posible que Dios exista, pero no tomemos su nombre en vano.
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