Los lobos reconquistan Chern¨®bil
La ausencia de humanos en la zona de exclusi¨®n multiplica la poblaci¨®n de jabal¨ªes, alces y otros grandes mam¨ªferos
Mucho antes de que los sovi¨¦ticos alzaran la central de Chern¨®bil en la d¨¦cada de 1970, los lobos, alces y jabal¨ªes ya recorr¨ªan los bosques y praderas de lo que hoy es la zona de exclusi¨®n, donde no habitan personas desde que en 1986 se produjera el peor accidente nuclear de la historia. Tres d¨¦cadas despu¨¦s de aquello, las bestias han ocupado el vac¨ªo dejado por las 116.000 personas evacuadas para siempre de un territorio de 4.200 kil¨®metros cuadrados. Hoy, gracias a la desaparici¨®n del ser humano, hay m¨¢s grandes mam¨ªferos en la zona que antes de la tragedia at¨®mica.
Un grupo internacional de bi¨®logos ha estado trabajando en la zona, sobrevolando el ¨¢rea y realizando conteos de animales, para saber c¨®mo ha afectado la radiaci¨®n a las poblaciones, esencialmente en la Reserva Radioecol¨®gica de Polesia, creada por Bielorrusia en la regi¨®n m¨¢s afectada por el material radiactivo. Part¨ªan de tres hip¨®tesis: que habr¨ªa menos animales en las zonas m¨¢s contaminadas, que habr¨ªa menos grandes mam¨ªferos en Polesia que en otras reservas no contaminadas y que se habr¨ªa notado un declive de la densidad de mam¨ªferos a lo largo del tiempo despu¨¦s del accidente. Las tres hip¨®tesis estaban equivocadas: los animales se desenvuelven por toda la reserva al margen de los valores de contaminaci¨®n y cada vez son m¨¢s, tambi¨¦n en comparaci¨®n con otras regiones.
"Nuestro trabajo muestra que, a pesar de los posibles efectos de la radiaci¨®n en animales individuales, no se puede detectar un efecto sobre las poblaciones de mam¨ªferos", explica Jim Smith, l¨ªder del estudio. Y a?ade: "Este es un ejemplo notable de c¨®mo afecta la presencia humana y su uso del entorno: su desaparici¨®n en la zona de Chern¨®bil ha permitido prosperar a los animales". Seg¨²n los datos que publican hoy en Current Biology, la cantidad y densidad de grandes mam¨ªferos es similar en Polesia y otras reservas no contaminadas de la regi¨®n. En algunos casos, la ausencia de humanos ha provocado que se disparen: hay siete veces m¨¢s lobos que en reservas cercanas y m¨¢s alces de lo normal, con jabal¨ªes, corzos y ciervos en niveles similares.
Hay siete veces m¨¢s lobos en la reserva contaminada por la radiaci¨®n de la central que en otras de la regi¨®n
La llamada "zona muerta" tiene m¨¢s fauna que nunca y los cient¨ªficos ven una respuesta clara: "Es simplemente porque no hay presencia humana", responde Smith, de la Universidad de Portsmouth. "Aunque ha habido algo de caza regulada de lobos para controlar su n¨²mero, la presi¨®n humana en otras reservas naturales es mayor, y por eso tenemos mayor presencia de lobos en Chern¨®bil", resume. Solo en el entorno de lo que ahora es la reserva de Polesia viv¨ªan unas 22.000 personas y los investigadores est¨¢n convencidos que ahora el n¨²mero de animales all¨ª es m¨¢s alto que del accidente. Otros cient¨ªficos han asegurado que hasta ha regresado el oso pardo, desaparecido de la zona hace un siglo. En aves, por ejemplo, s¨ª se ha detectado un efecto negativo en las poblaciones.
Tras analizar datos hist¨®ricos, los investigadores concluyen que no se ha producido ning¨²n declive en los a?os posteriores a la tragedia, ¨²nicamente en los primeros seis meses tras el incendio del reactor, en los que los alt¨ªsimos niveles de radiaci¨®n afectaron a la salud y a la reproducci¨®n. "Pero no a largo plazo", se?ala el estudio, que se centra exclusivamente en las tendencias de las poblaciones, no en las afecciones particulares que pudiera sufrir cada animal. Los cient¨ªficos recuerdan en su trabajo que ya a mediados de la d¨¦cada de los noventa se public¨® otro estudio sobre peque?os mam¨ªferos (comadrejas, ratones, musara?as, etc.) con id¨¦ntica conclusi¨®n: su presencia se hab¨ªa mantenido a pesar de la radiaci¨®n.
Este es un ejemplo notable de c¨®mo afecta la presencia humana: su desaparici¨®n en la zona de Chern¨®bil ha permitido prosperar a los animales", asegura Smith
Todav¨ªa hoy, casi treinta a?os despu¨¦s, animales en lugares tan apartados de la central como Alemania o Noruega siguen dando altos niveles de exposici¨®n a la radiaci¨®n en sus organismos, algo que ha provocado pol¨ªticas dirigidas a evitar el consumo de caza o a vigilar estrechamente su condici¨®n. Los responsables de este trabajo est¨¢n ahora estudiando los posibles efectos reproductivos o gen¨¦ticos de la radiaci¨®n en los peces de lagos contaminados por Chern¨®bil, incluido el estanque de refrigeraci¨®n de la central. "Aunque creemos que la radiaci¨®n no afecta a las poblaciones de animales, estamos interesados en efectos m¨¢s sutiles sobre los individuos", aclara Smith.
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