El ADN no prescribe
Sin las modernas pruebas gen¨¦ticas, el asesinato de Eva Blanco habr¨ªa quedado impune
Habr¨ªa sido el crimen perfecto. Cuando una joven muere asesinada de 20 pu?aladas, los investigadores est¨¢n obligados a buscar entre sus relaciones m¨¢s cercanas, con particular atenci¨®n a sus parejas presentes o pasadas. Pero en este caso eran inocentes. Si adem¨¢s ha sido violada, es posible que el criminal sea un asesino serial, y su reincidencia acaba a menudo por dejar rastros delatores que conducen a la soluci¨®n. Pero en el caso de Eva Blanco, la adolescente de Madrid cuyo asesinato conmocion¨® al pa¨ªs en 1997, no se daban estas circunstancias. De no ser por la gen¨¦tica forense, y por el perseverante talento de los guardias civiles que han llevado el caso, este crimen repugnante habr¨ªa quedado impune, y su autor habr¨ªa vivido en libertad el medio siglo restante que las estad¨ªsticas ofrecen a los hombres de su edad.
A estas alturas del siglo XXI, el ADN ha servido ya para resolver muchos casos, incluyendo la c¨¦lebre lista de Scheck, el proyecto fundado en Nueva York en los a?os noventa por el abogado estadounidense Barry Scheck que en dos d¨¦cadas logr¨® excarcelar a cerca de 160 inocentes, incluidos 13 pasajeros del pasillo de la muerte y varias docenas m¨¢s de condenados a cadena perpetua. El ADN tiene dos propiedades desacostumbradas en la investigaci¨®n judicial. La primera es que nunca falla. La segunda es que no prescribe.
Pero el caso de Eva Blanco es especial, y en cierto sentido importante cabe decir que prefigura el futuro. Porque aqu¨ª no se ha tratado ya de confirmar que una muestra de semen extra¨ªda de una chica violada casa con el de un sospechoso ¡ªque tambi¨¦n¡ª, sino de aportar una direcci¨®n y un sentido a una investigaci¨®n que, pese a hallarse entre las m¨¢s concienzudas que se recuerdan en las comisar¨ªas, se encontraba en un desesperante punto muerto.
El punto esencial no es que la violaci¨®n y asesinato de Eva Blanco condujera a la mayor campa?a de recogida de muestras de ADN que conoc¨ªa la polic¨ªa cient¨ªfica hasta la fecha. El punto esencial es que el genoma del violador ¡ªel obtenido de la vagina de la v¨ªctima¡ª revelaba un aspecto esencial de su propietario: que era de origen magreb¨ª. Incluso la embrionaria gen¨®mica actual puede deducir algunos rasgos personales ¡ªetnia, color de la piel y el pelo, entre otros¡ª de la mera secuencia de ADN de un individuo (gatacca...). Eso es precisamente lo que ha conducido a los investigadores hasta el asesino.
Centr¨¢ndose en la poblaci¨®n de origen magreb¨ª, los guardias dieron pronto con la prueba esencial. No del asesino, que hac¨ªa muchos a?os que se hab¨ªa ido a Francia, pero s¨ª de su hermano, que segu¨ªa viviendo en Algete y no ten¨ªa ni idea de la atrocidad que hab¨ªa cometido su familiar. El ADN de dos hermanos salta a la vista en una prueba gen¨¦tica como un zorro colorado en un corral de gallinas.
Atenci¨®n: el ADN ya no es solo una prueba, sino tambi¨¦n una pista.
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