?El nuevo complemento de moda? Una bolsa del Carrefour que cuesta 2000 euros
Anya Hindmarch, una de las dise?adoras fetiche de la princesa Diana, vuelve a ironizar (y a facturar) con el lujo
Mil¨¢n, febrero de 2014. Decenas de celebridades y profesionales de la moda esperan ansiosos el debut del dise?ador americano Jeremy Scott al frente de la ense?a italiana Moschino. Tras a?os de decadencia medi¨¢tica y de p¨¦rdidas econ¨®micas, ¨¦l es el ¨²nico que puede resucitar una firma que, durante los ochenta y los noventa, se convirti¨® en el ep¨ªtome de la moda pop. c¨®mica y falta de pretensiones.
Y lo logr¨®. Hac¨ªa tiempo que una primera colecci¨®n? no triunfaba de una forma tan aplastante. ?La clave de su ¨¦xito? McDonald's. Scott estamp¨® el logo del emporio de la comida r¨¢pida en bolsos, sudaderas y trajes amarillos y rojos inspirados en Chanel. Como si el basti¨®n del lujo parisino comiera cada mediod¨ªa un Big Mac grasiento. Muy sabiamente, regal¨® a los invitados una funda de smartphone con la famos¨ªsima M de la hamburgueser¨ªa, que tard¨® segundos en convertirse en el complemento del a?o (incluso, y por parad¨®jico que aprezcan, proliferaron las falsificaciones de este McDonald's). Los accesorios, a 80 euros el m¨¢s barato (la funda) y a mil quinientos el m¨¢s caro (un bolso, tambi¨¦n 'achanelado') se agotaron tan r¨¢pido que se ganaron con creces un reportaje en medios como Businessweek Tras este hito, Moschino volvi¨® a la primera divisi¨®n. Y no hay colecci¨®n (de ?a basada en las Barbies a aquella que falsifica logos de marcas de lujo) que no haya merecido el respaldo de cr¨ªtica y clientes.
Londres, febrero de 2014. En el mismo mes, la dise?adora de bolsos Anya Hindmarch, presenta su colecci¨®n de bolsos. Accesorios que son, directamente, cajas de cereales Kellog's con un asa y fabricados en piel, y que d¨ªas despu¨¦s llevar¨ªan iconos de la moda global, de Slexa Chung a Anna dello Russo. Sobra decir que cuestan cien veces m¨¢s que su hom¨®nimo en cart¨®n. Y encima no llevan comida dentro.
Aquella temporada, y al hilo de ambas colecciones, fueron muchos los que se preguntaron si la estrategia del pop art, esto es, utilizar objetos de uso diario y eriirlos en iconos del lujo, no se le hab¨ªa ido de las manos a algunos dise?adores. La cosa se agrav¨ª cuando, meses despu¨¦s, Chanel decidi¨® recrear un supermercado para presentar su desfile, y cre¨® botes de tomate o latas de refresco estampados con el famoso logotipo de la doble C. ?Se estaban riendo los dise?adores de las clases bajas? Seg¨²n algunos empleados de McDonald's, s¨ª. "Trabajar aqu¨ª no es lujoso para nada", afirm¨® un colectivo de empleados que se sinti¨® ridiculazado ante la propuesta de Moschino.
Pero a la vista est¨¢ que, para muchos otros, glorificar los icnonos de la cultura m¨¢s popular no s¨®lo es moderno. Tambi¨¦n muy rentable.
Londres, septiembre de 2015. Hindmarch vuelve a la carga. Y tras presentar su colecci¨®n de bolsos-cereal y otra en la que los accesorios eran literalmente cajas de comida china para llevar,? deja a las redes sociales boquiabiertas con un desfile repleto de bolsos y sudaderas decorados con el logotipo de Carrefour. Tambi¨¦n el de las farmacias brit¨¢nicas Boots, las tiendas de regalos WHS o los almacenes John Lewis, marcas que Vogue ha definido como "demasiado locales apra que funcionen fuera de las fronteras inglesas"
Habr¨¢ quien piense que la estrategia de Hindmarch es la misma que utilizan varios creadores de distintos campos. Crear pol¨¦mica para convertirse en viral y, as¨ª, ganar fama. Londres, al fin y al cabo, es el caldo de cultivo para la moda m¨¢s transgresora y los noveles necesitan hacer ruido medi¨¢tico, dir¨¢n otros. Nada m¨¢s lejos de la realidad.
Hindmarch, que fund¨® su marca en 1987, no necesita vender m¨¢s de lo que ya vende. Ni quiz¨¢ ser m¨¢s famosa de lo que ya es. Sus bolsos los llevaba Lady Di y ahora los lleva Kate Middleton y llevan a?os apareciendo en las alfombras rojas de los Oscar o los Grammy. Ha ganado el Briish Fashion Award a la mejor dise?adora de accesorios, ha sido premiada por varias cabceras de moda tiene 40 tiendas en todo el mundo y su negocio se cifraba el a?o pasado en 28 millones de libras.No, no es ninguna creadora emergente. Es la art¨ªfice, por ejemplo de aquella bolsa de lona que llevaba inscrito el mensaje 'I am not a plastic bag' ('no soy una bolsa de pl¨¢stico') y que tantas celebridades lucieron en su momento para eigirse en portavoces est¨¦ticas del reciclaje.
Ahora sus bolsos Carrefour, a mil setecientas libras la pieza, se agotar¨¢n como se han agotado la gran maor¨ªa de sus creaciones (solo hace falta echar un vistazo a su tienda online). Como se agotaorn los bolsos de Moschino de McDonald's, aquellos abrigos de C¨¦line que estaban estampados con ese patr¨®n de cuadros tan caracter¨ªstico de las bolsas de tela china o esos bolsos de Luis Vuitton que eran una copia literal de las susodichas bolsas de mudanza. No, cualquier parecido con Zoolander no es pura coincidencia.
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