La cara oculta del aceite de palma
Por Nazaret Castro (@nazaret_castro_)y elColectivo Carro de Combate (@Carrocombate). Este proyecto est¨¢ buscando apoyo a trav¨¦s de Goteopara completar la investigaci¨®n sobre los efectos de la industria del aceite de palma.
El aceite de palma se ha transformado en el Sudeste asi¨¢tico en deforestaci¨®n y monocultivo. Foto: Greenpeace.
La palma de aceite est¨¢ de moda. Es el monocultivo que m¨¢s r¨¢pidamente se ha extendido en los ¨²ltimos a?os, a costa de intensos procesos de deforestaci¨®n y p¨¦rdida de bosques tropicales, sobre todo en el Sudeste asi¨¢tico. El motivo es sencillo: el aceite de palma es el m¨¢s rentable, y tiene la cualidad de conservar sus propiedades a temperaturas elevadas. Esto lo ha convertido en el aceite m¨¢s utilizado por la industria alimentaria global; pero tambi¨¦n es profusamente empleado en cosm¨¦ticos, jabones, champ¨²s y velas. El aceite de palma apenas se ve y apenas se nombra, pero est¨¢ en la mitad de los productos que encontramos en un supermercado.
Al otro lado de las complejas cadenas de valor globales, est¨¢n los campesinos de pa¨ªses tropicales en los que se ha impuesto o se est¨¢ imponiendo la palma a un ritmo acelerado, como Malasia, Indonesia, Colombia, Guatemala, Camer¨²n, Nigeria y la mayor parte de ?frica Occidental. En estos pa¨ªses, el rechazo local al monocultivo de palma es creciente: la experiencia les muestra c¨®mo el discurso oficial de empresas y gobiernos, que promete ¡°empleo, desarrollo y progreso¡± de la mano de la palma, oculta m¨¢s de lo que muestra. Invisibiliza que comunidades enteras ser¨¢n forzadas a desplazarse y abandonar los modos de vida que les daban sustento -la agricultura y ganader¨ªa familiar, en muchos casos-. Aveces, no sin grandes dosis de violencia y vulneraciones de los derechos humanos, como en el caso de Colombia, donde la palma lleg¨® de la mano del paramilitarismo a territorios ancestrales de comunidades ind¨ªgenas, afrodescendientes y campesinas.
Como sucede con otros monocultivos, como la soja o las plantaciones de pino y eucalipto, el problema no es el ¨¢rbol, sino el modelo de desarrollo que trae consigo. Y los monocultivos de palma que crecen acelerada y descontroladamente en el Sur global, acabando a su paso con la biodiversidad biol¨®gica y cultural y auspiciados por entidades como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, se insertan en un modelo de agricultura global que no se orienta a la producci¨®n de alimento, sino a la generaci¨®n de lucro monetario.
Ese modelo orientado al lucro requiere de cada vez m¨¢s hect¨¢reas dedicadas a la palma, para que la abundancia de oferta redunde en precios baratos, y disminuyan de esta manera los costes de producci¨®n de las industrias globales de los alimentos ultraprocesados, la cosm¨¦tica y los agrocombustibles. As¨ª, Indonesia ya se ha convertido en el mayor deforestador del mundo, por delante de Brasil, para satisfacer las necesidades de su industria aceitera. Pero mientras el aceite barato engorda las ganancias de las empresas transnacionales, en las plantaciones de palma se denuncia el uso de mano de obra en condiciones an¨¢logas a la esclavitud, incluyendo menores de edad, como en Malasia, y en algunos pa¨ªses, como Colombia, se han denunciado pr¨¢cticas antisindicales destinadas a precarizar a¨²n m¨¢s las condiciones de trabajo.
?Qu¨¦ modelo de desarrollo hay detr¨¢s de eso que se vende como ¡°modernizaci¨®n del campo¡± e ¡°inserci¨®n en las cadenas globales de valor¡±? La palma se anuncia como la oportunidad para sacar de la pobreza a pueblos que habitan en las zonas tropicales de Asia, ?frica y Am¨¦rica Latina y llevar el desarrollo a esos territorios improductivos. Pero, ?a qu¨¦ llamamos desarrollo? ¡°La selva ya est¨¢ desarrollada: la selva es vida¡±, responde el activista ecuatoriano Franco Viteri, citado por Naomi Klein en su ¨²ltimo ensayo, Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima (Paid¨®s, 2015).
Klein da en el clavo cuando asegura que la supervivencia de la especie humana, el futuro de nuestros hijos y nietos, depende del ¨¦xito de las luchas locales de comunidades ind¨ªgenas y campesinas en todo el mundo, que luchan por preservar sus formas de vida frente a la destrucci¨®n que llevan a sus territorios emprendimientos agr¨ªcolas, mineros o energ¨¦ticos. Incluidas, cada vez m¨¢s, las resistencias al monocultivo de palma. En Carro de Combatequeremos conocer a esos guerreros defensores de los ecosistemas; queremos tambi¨¦n analizar en profundidad los impactos sociales y ambientales del monocultivo de palma y las repercusiones de una alimentaci¨®n cada vez m¨¢s basada en productos ultraprocesados ricos en aceite de palma. Para ello, necesitamos financiarnos a trav¨¦s del crowdfunding que hemos lanzado en Goteo.?Nos ayudas?
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