Amenazados por protestar contra los desalojos
Una investigaci¨®n interna del Banco Mundial descubri¨® que no hizo lo suficiente para defender a los residentes de una aldea desalojada en Camboya por uno de sus proyectos financiados
Nget Khun, una mujer de 76 a?os a la que algunos en la capital camboyana conocen como Abuela Mommy, no ha tenido una jubilaci¨®n tranquila. Las autoridades enviaron varios meses a prisi¨®n a esta exvendedora ambulante. Khun cuenta que la polic¨ªa le peg¨® y le dio descargas con porras el¨¦ctricas
Todo porque, seg¨²n explica, se atrevi¨® a alzar su voz en contra de una oleada de desalojos dirigida contra los habitantes pobres de un ¨¢rea de Phon Penh supuestamente protegida por un programa de ordenaci¨®n del territorio financiado por el Banco Mundial. Una investigaci¨®n interna de la entidad crediticia descubri¨® que sus funcionarios no hab¨ªan hecho lo suficiente para defender los derechos de los residentes cuando las autoridades camboyanas expulsaron a cientos de vecinos de Khun de sus hogares para hacer sitio a rascacielos y comercios de lujo.
Khun es una de las docenas de activistas de base y personas corrientes de todo el mundo que declaran que los gobiernos y las empresas respaldados por el Banco Mundial los han hecho blanco de sus amenazas, palizas, detenciones, espionaje y otras represalias por haber criticado grandes proyectos de desarrollo.
Los defensores de los derechos humanos afirman que la instituci¨®n crediticia de desarrollo ha omitido reiteradamente intervenir para que sus prestatarios dejen de aplicar mano dura a quienes se oponen a los diques, las carreteras y otros proyectos que cuentan con el apoyo de la entidad, y que ha dejado que personas vulnerables como Khun se las arreglen solas contra empresas y gobiernos que a menudo tienen poca paciencia con los disidentes.
En un informe hecho p¨²blico en junio, Human Rights Watch afirmaba que la d¨¦bil respuesta del banco a las represalias de sus prestatarios es una burla al compromiso de la instituci¨®n de permitir que las personas afectadas por sus proyectos manifiesten su opini¨®n en cuanto a la forma en que se gestionan las iniciativas de desarrollo. En algunos casos ¡ªsostiene el informe¡ª, la ¡°respuesta dominante¡± del Grupo del Banco Mundial ha rozado la ¡°completa apat¨ªa¡±.
En su calidad de prestamista multinacional, el grupo no tiene autoridad para intervenir directamente con el fin de proteger a las personas objeto de escarmiento, pero en el mundo en desarrollo sigue gozando de influencia. Seg¨²n los defensores de los derechos humanos, los funcionarios del banco deber¨ªan estar dispuestos a suspender la financiaci¨®n cuando los gobiernos o las empresas intentan silenciar las cr¨ªticas. A?os atr¨¢s, una simple llamada del presidente del Banco Mundial pod¨ªa hacer que los gobiernos diesen marcha atr¨¢s en sus medidas represivas.
El Grupo del Banco Mundial declin¨® facilitar respuestas detalladas a las preguntas para este art¨ªculo. En una declaraci¨®n publicada en junio aseguraba tener ¡°pol¨ªticas y mecanismos fuertes¡± para amparar a aquellos que desean expresar lo que opinan de su labor. ¡°Cuando se nos dirigen quejas¡±, declaraba un portavoz, ¡°trabajamos ¡ªdentro del ¨¢mbito de nuestro mandato¡ª con las partes correspondientes a fin de intentar darles respuesta¡±.
Khun relata que los funcionarios de la entidad de cr¨¦dito nunca se pusieron en contacto con ella durante los dos periodos ¡ªseis meses en total¡ª que pas¨® en una c¨¢rcel de Camboya.
A?os atr¨¢s, una simple llamada del presidente del Banco Mundial pod¨ªa hacer que los gobiernos diesen marcha atr¨¢s en sus medidas represivas
¡°Jam¨¢s. No los vi¡±, explicaba Khun en una entrevista con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigaci¨®n poco despu¨¦s de ser puesta en libertad de su ¨²ltima estancia entre rejas. ¡°Nunca vinieron ni comprobaron c¨®mo estaba cuando la polic¨ªa me golpe¨®. Nunca se reunieron conmigo ni me preguntaron nada cuando me agredieron¡±.
Khun, una anciana enjuta de ojos hundidos y mejillas tostadas por el sol, fue detenida por primera vez en 2012 cuando participaba en una manifestaci¨®n de apoyo a los vecinos que viv¨ªan alrededor del lago Boeung Kak, una gran cuenca de agua dulce situada en Phnom Pehn que las cuadrillas de obreros estaban rellenando de tierra para hacer sito a nuevos bloques de viviendas y comercios. Los lugare?os depend¨ªan del lago, en la actualidad pr¨¢cticamente desaparecido, para pescar y cultivar hortalizas. Algunos de ellos tambi¨¦n ten¨ªan restaurantes y hostales para los turistas.
Se supon¨ªa que un proyecto de 34 millones de d¨®lares financiado por el Banco Mundial iba a ayudar a los habitantes del lago y a los camboyanos en general a obtener t¨ªtulos legales de propiedad bien delimitados. Seg¨²n la entidad financiera, el programa contribu¨ªa a esclarecer la propiedad de m¨¢s de un mill¨®n de parcelas en todo el pa¨ªs. Alrededor del lago Boeung Kak, las cosas no fueron as¨ª: el Gobierno cedi¨® el control sobre la propiedad de la primera l¨ªnea de la orilla a una empresa privada dirigida por un senador camboyano bien relacionado.
Las autoridades expulsaron de sus hogares a unas 3.000 familias en lo que Amnist¨ªa Internacional describi¨® como el mayor desalojo forzoso del pa¨ªs desde la ¨¦poca de los ¡°campos de la muerte¡± de la Camboya de la d¨¦cada de 1970. Otras familias, entre ellas la de Khun, se quedaron, pero tuvieron que soportar inundaciones y otros contratiempos mientras los obreros llenaban de tierra el lago.
¡°El Gobierno de Camboya no se preocupa por los pobres¡±, se lamenta Khun. ¡°Se preocupa por los ricos y los poderosos. Cuando los ricos quieren tierra, les ayuda¡±.
Los manifestantes quieren que el Gobierno otorgue t¨ªtulos legales a las personas que viven todav¨ªa alrededor del lago y pague indemnizaciones m¨¢s cuantiosas a los miles que ya han sido obligados a desplazarse. Las autoridades ofrecieron a algunos hogares 8.500 d¨®lares por renunciar a sus tierras y a sus casas, una cantidad que los lugare?os y sus abogados aseguran que est¨¢ muy por debajo del valor de mercado y que no basta para que las familias rehagan sus vidas en otro lugar.
La instituci¨®n crediticia guard¨® ¡°un silencio casi absoluto¡± sobre las represalias contra los manifestantes, seg¨²n Huma Rights Watch
La polic¨ªa acus¨® a Khun y a otras 12 mujeres de ¡°ocupaci¨®n ilegal de la propiedad p¨²blica¡± y de ¡°obstrucci¨®n a los funcionarios p¨²blicos¡±. Dos d¨ªas despu¨¦s, un juez las sentenci¨® tras un r¨¢pido proceso que ¡°no cumpli¨® ni siquiera con las normas m¨¢s elementales de un juicio justo¡±, seg¨²n Human Rights Watch, que afirma que los abogados de las acusadas no dispusieron de tiempo para prepararse ni se les permiti¨® citar a testigos de la defensa.
El tribunal conden¨® de Khun a un a?o de c¨¢rcel. Empez¨® a cumplir su pena en lo que describe como una celda sofocante y estrecha en la que hab¨ªa nada menos que 60 reclusas. ¡°Me puse muy enferma¡±, relata. ¡°Mi salud era d¨¦bil y estaba agotada¡±.
Un tribunal de apelaci¨®n ratific¨® su condena pero redujo la sentencia a algo m¨¢s de un mes.Las autoridades camboyanas no han respondido a las reiteradas peticiones de comentarios para el presente art¨ªculo.
?En 2011, el Banco Mundial reconoci¨® los problemas con los desalojos y declar¨® que dejar¨ªa de aprobar nuevos pr¨¦stamos en Camboya hasta que el Gobierno alcanzase un acuerdo justo con las personas que hab¨ªan perdido sus hogares alrededor del lago Boeung Kak.
Sin embargo, sigui¨® inyectando dinero al pa¨ªs a trav¨¦s de proyectos ya aprobados y de fondos fiduciarios bajo su supervisi¨®n destinados a otros agentes de desarrollo.
Human Rights Watch reconoce el m¨¦rito del Banco Mundial por tomar cartas en el asunto de los desalojos, pero le recrimina que guardase ¡°un silencio casi absoluto¡± sobre las represalias contra Khun y otros manifestantes. ¡°Los miembros de la comunidad afirman que los empleados del Banco Mundial les dijeron que, oficialmente, no pod¨ªan hacer nada para ayudar a las personas encarceladas o siquiera reclamar directamente al Gobierno¡±, informa la organizaci¨®n que defiende sus derechos.
Adem¨¢s de instar al Grupo del Banco Mundial a dar una respuesta en¨¦rgica a las represalias, Human Rights Watch considera que la entidad tendr¨ªa que ser m¨¢s activa a la hora de tomar medidas para prevenir las agresiones antes de que ocurran.
Seg¨²n esta organizaci¨®n proderechos humanos, los funcionarios del banco deber¨ªan reunirse regularmente con la gente sobre el terreno para tratar de sus ¡°necesidades de protecci¨®n¡±, y exigir que los prestatarios se comprometan por anticipado a no presionar ni penalizar a los que se oponen al desarrollo.
El Banco Mundial declara que ya dispone de diversos mecanismos para garantizar que se puedan expresar libremente las inquietudes acerca de los proyectos que apoya la entidad.
La instituci¨®n no ha intervenido para defender a quienes se oponen las infraestructuras con apoyo del Banco Mundial, seg¨²n los defensores de los Derechos Humanos
Por ejemplo, exige a todas las iniciativas que establezcan un sistema de reclamaciones que permita que la gente presente sus quejas directamente a los funcionarios encargados de los proyectos. Las personas que tengan reticencias tambi¨¦n pueden pedir investigaciones por parte del Panel de Inspecci¨®n del Grupo del Banco Mundial, que se ocupa de las quejas relacionadas con los pr¨¦stamos a gobiernos, o de la Oficina del Defensor del Pueblo y Asesor en Materia de Observancia cuando se trata de cr¨¦ditos a empresas privadas.
Human Rights Watch y otras organizaciones consideran que, con frecuencia, estos mecanismos no garantizan que se escuche o se proteja a los afectados.
En 2014, una auditor¨ªa interna del Banco Mundial puso de manifiesto que los procedimientos de reclamaci¨®n vinculados a proyectos suelen ser ejercicios de ¡°marcar casillas¡± que tienen entidad ¡°sobre el papel pero no en la pr¨¢ctica¡±. En Camboya, el Panel de Inspecci¨®n descubri¨® que los habitantes del lago Boeung Kak estaban ¡°sometidos a presiones para que evacuasen sus casas sin haber tenido acceso a ning¨²n procedimiento de reclamaci¨®n¡±.
Quienes han expuesto sus inquietudes a m¨¢s alto nivel mediante quejas detalladas al Panel de Inspecci¨®n o al Defensor del Pueblo declaran que, a menudo, se enfrentan a represalias de los gobiernos o las empresas involucrados en los proyectos.
En su estudio, Human Rights Watch entrevist¨® a personas que hab¨ªan firmado reclamaciones presentadas al Panel de Inspecci¨®n y al Defensor del Pueblo en 34 casos. En 18 de ellos esas personas informaron de que hab¨ªan sido ¡°amenazadas o sufrido alguna clase de represalia¡± que cre¨ªan que estaba relacionada directamente con su actitud cr¨ªtica frente a alg¨²n proyecto del Grupo del Banco Mundial.
De nuevo en prisi¨®n
En Camboya, Abuela Mommy Khun y otros ciudadanos activistas continuaron siendo v¨ªctimas de detenciones aun despu¨¦s de que el Panel de Inspecci¨®n del Banco Mundial documentase los perjuicios causados por los desalojos alrededor del lago Boeng Kak.
En noviembre, Khun y algunos de los habitantes del lago que segu¨ªan all¨ª instalaron la estructura de una cama en el bulevar que hay delante del ayuntamiento de Phnom Penh para protestar por las inundaciones que estaban anegando sus casas. Aseguraban que las hab¨ªan provocado las cuadrillas de obreros que estaban rellenando el lago para hacer sitio para viviendas y comercios.
La polic¨ªa detuvo a Khun y a otras seis mujeres y las acus¨® de obstruir el tr¨¢fico. Al d¨ªa siguiente, un tribunal las conden¨® a un a?o de c¨¢rcel. A Kuhn la encerraron en la misma prisi¨®n que la primera vez. Cuenta que los guardias se burlaban de ella y de otras reclusas que se quejaban del rato que recib¨ªan: ¡°Si quer¨¦is morir, suicidaos¡±.
En pleno clamor internacional por las penas de c¨¢rcel, en abril el Gobierno indult¨® a Khun y a otras manifestantes y las dej¨® en libertad cuando hab¨ªan cumplido cinco meses de sus condenas.
Mientras tanto, el Banco Mundial se est¨¢ preparando para descongelar nuevos pr¨¦stamos al Gobierno de Camboya, y en los ¨²ltimos meses se ha reunido con funcionarios y grupos de ciudadanos del pa¨ªs para hablar de sus planes. En julio, una coalici¨®n de ONG inst¨® al banco a asegurarse de que el Gobierno resuelve los problemas con los habitantes actuales y anteriores del lago Boeung Kak ante de aprobar cualquier nuevo cr¨¦dito.
Una portavoz del Banco Mundial declar¨® que la entidad crediticia est¨¢ manteniendo conversaciones con el Ejecutivo acerca de ¡°c¨®mo apoyar el desarrollo del pa¨ªs de una manera que beneficie a todos los camboyanos¡±, y asegur¨® que los funcionarios del organismo tambi¨¦n ¡°siguen reclamando al Gobierno que llegue a una soluci¨®n justa y pac¨ªfica de los conflictos por la tierra¡±.
En julio pasado, Khun obtuvo una victoria personal: el Gobierno le otorg¨® el t¨ªtulo de propiedad sobre la parcela de tierra en la que vive su familia.
Pero su lucha no ha terminado.
Algunas familias siguen esperando recibir documentos oficiales que les permitan quedarse en sus casas, mientras que otras que han sido obligadas a desplazarse contin¨²an intentando recibir indemnizaciones mejores. Khun promete seguir apoyando su causa.
¡°Protestar¨¦ hasta que muera¡±, proclama.
¡®Guerra abierta¡¯
El Grupo del Banco Mundial opera en lo que describe como ¡°los entornos m¨¢s dif¨ªciles y exigentes¡± al prestar dinero para dar apoyo a obras p¨²blicas y servicios sociales en pa¨ªses con graves problemas econ¨®micos y pol¨ªticos. En muchos de los lugares en los que trabaja, la libertad de expresi¨®n es limitada, y quienes mantienen una actitud cr¨ªtica se arriesgan a ser agredidos o encarcelados.
La libertad de opinar sobre los proyectos financiados por la entidad crediticia es importante, ya que sus iniciativas pueden tener graves consecuencias para las personas cuyas vidas se cruzan en su camino. Una investigaci¨®n de un equipo formado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigaci¨®n, The Huffington Post y otros medios de comunicaci¨®n ha revelado que, desde 2004, los proyectos respaldados por el banco han desplazado f¨ªsica o econ¨®micamente a unos 3,4 millones de personas. Seg¨²n las entrevistas y las denuncias oficiales, en algunos casos gobiernos o empresas financiados por el Grupo del Banco Mundial han incendiado o arrasado casas y han agredido o asesinado a los lugare?os durante la ejecuci¨®n de desalojos en masa.
Un estudio reciente de International Accountability Project, un grupo pro derechos humanos, ha descubierto que, a menudo, los afectados por proyectos con financiaci¨®n del Banco Mundial tienen miedo de hablar. Seg¨²n la organizaci¨®n, el 78% de las 800 personas a las que entrevistaron en Camboya, Mongolia y Egipto, entre otros lugares, manifestaron que ¡°no se sent¨ªan a salvo para expresar sus verdaderas opiniones o hacer preguntas¡± sobre iniciativas impulsadas por el banco y otras entidades de cr¨¦dito para el desarrollo.
En 2002, Yoweri Museveni, presidente de Uganda, puso en marcha un proyecto de presa respaldado por el Banco Mundial, al tiempo que lanzaba una advertencia contra los alborotadores empe?ados en entorpecer el crecimiento econ¨®mico. ¡°Quienes obstaculizan los proyectos industriales son enemigos, y no los quiero¡±, precis¨® al d¨ªa siguiente, seg¨²n medios de comunicaci¨®n controlados por el Estado. ¡°Voy a declararles una guerra abierta¡±.
En los a?os que siguieron, el Gobierno detuvo a ecologistas que protestaban contra la presa y amenaz¨® con clausurar las organizaciones humanitarias que hab¨ªan criticado una iniciativa agroindustrial financiada con fondos del Grupo del Banco Mundial. La autoridades ugandesas acusaron a Oxfam y a otros grupos de ¡°incitar a la violencia¡± por afirmar que el proyecto agrario hab¨ªa sido la causa de las expulsiones de miles de aldeanos pobres.
Los funcionarios ugandeses no respondieron a las preguntas para este art¨ªculo.
En Nepal, las Fuerzas de Seguridad reprimieron a los manifestantes pac¨ªficos contra la construcci¨®n de una l¨ªnea el¨¦ctrica de alto voltaje respaldada por el Banco Mundial ¡°utilizando la tortura, las detenciones y los ataques violentos contra mujeres desarmadas¡±, seg¨²n una denuncia presentada en 2013 al Panel de Inspecci¨®n de la entidad.
En Camboya, la polic¨ªa detuvo en 2012 a ocho habitantes de un pueblo que iban a ser desalojados a ra¨ªz de una ampliaci¨®n del aeropuerto de Phnom Penh financiada por el Banco Mundial. Los aldeanos hab¨ªan intentado enviar una mensaje al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cubriendo los tejados de chapa de sus casas con una fotograf¨ªa suya y una s¨²plica pintada con espray: ¡°SOS¡±. Esperaban que Obama lo viese cuando llegase en avi¨®n al pa¨ªs para una cumbre.
El Banco Mundial declin¨® hacer comentarios sobre estos casos y otros incidentes concretos. ¡°Los detalles de esas intervenciones son delicados y, por lo tanto, no podemos divulgar informaci¨®n al respecto¡±, declar¨® un portavoz.
En su declaraci¨®n general, el banco manifestaba que, cuando ha podido determinar que exist¨ªa relaci¨®n entre las represalias y los proyectos financiados por la entidad, ¡°hemos tomado medidas, tal como demuestran casos anteriores, y seguiremos haci¨¦ndolo¡±.
El banco rehus¨® citar ejemplos concretos.
Episodios de la historia previa de la instituci¨®n muestran que esta puede influir en las acciones de los pa¨ªses y las empresas que financia.
En 2001, los funcionarios de la entidad intervinieron despu¨¦s de que las autoridades de Chad detuviesen a un miembro del Parlamento y a otras personas que se opon¨ªan a un oleoducto que se estaba construyendo con fondos que el Banco hab¨ªa proporcionado. El entonces presidente del Grupo del Banco Mundial, James Wolfensohn, telefone¨® al presidente de Chad para pedirle que liberase al diputado y a otros prisioneros pol¨ªticos. Todos fueron puestos en libertad en el plazo de unas horas.
En 2002, el banco reproch¨® a las autoridades camboyanas las duras medidas tomadas contra los campesinos que protestaban por un proyecto de explotaci¨®n forestal apoyado por ¨¦l. ¡°No se puede hablar de participaci¨®n y consulta, por un lado, y agredir a la gente que expresa sus opiniones, por el otro¡±, declar¨® entonces un portavoz.
No obstante, seg¨²n los grupos pro derechos humanos y los activistas sobre el terreno, en la ¨²ltima d¨¦cada no ha sido frecuente que el banco adoptase esta clase de actitudes en¨¦rgicas.
Bopha Phorn es periodista de investigaci¨®n de Camboya y colaboradora habitual de Voice of America.
Michael Hudson es jefe de secci¨®n del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigaci¨®n.
Barry Yeoman colabor¨® en este art¨ªculo como miembro del Fondo de Investigaci¨®n de The Nation Institute.
Ben Hallman es redactor jefe de investigaciones y proyectos de The Huffingon Post.
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