Camisas rotas
Las vallas que separan a los altos ejecutivos de los representantes sindicales ya no son como antes, aunque puede que vuelvan a serlo
El comentario de los dos pac¨ªficos ciudadanos al ver la foto de los directivos de Air France con la camisa rota y saltando a duras penas la valla met¨¢lica para escapar de la ira desbocada de los representantes sindicales obliga a cualquiera a tomar partido:
¡ªPues yo no veo concertinas en esta valla. No hay que dramatizar.
Pero yo no estoy de acuerdo. S¨ª hay que dramatizar. Porque esa foto explica mucho de lo que en Europa, y si me apuran en todo el mundo, ha avanzado el di¨¢logo frente a la confrontaci¨®n en casi todos los terrenos.
Es cierto que lo de las concertinas llama la atenci¨®n, porque ya parec¨ªa asumido que estos dispositivos iban de f¨¢brica con las vallas. Pero no, ya podemos estar seguros de que su misi¨®n es provocar heridas a negros. Las vallas que separan a los altos ejecutivos de los representantes sindicales ya no son como antes, aunque puede que vuelvan a serlo.
Ahora bien, estamos hablando del final de un proceso. El principio es lo que en este caso importa: una negociaci¨®n entre los supermillonarios directivos de una multinacional y los sindicalistas de cuello blanco con modales de sindicalistas de cuello azul acaba a guantazos, cuando todo el mundo sabe que los del cuello azul son la aristocracia sindical, aquellos trabajadores que pasan los d¨ªas contando las horas sindicales que les regalan sus representados, y los muchos beneficios monetarios o no que obtienen de sus cargos. Esa negociaci¨®n resulta ser m¨¢s dura que la que llevan los mineros con la empresa que juega con sus cuerpos a 800 metros bajo tierra.
Por supuesto que las diferencias salariales entre los directivos y los de cuello blanco son enormes. Pero es cierto tambi¨¦n que la diferencia en la forma de vivir entre los representantes y los de cuello azul es mayor.
En un futuro, en las clases de antropolog¨ªa, se estudiar¨¢ esta foto para ilustrar c¨®mo los trabajadores dejaron de tener una raz¨®n para sindicarse, y empezaron a tener otras muchas para organizarse como si fueran distintas clases sociales ellos mismos.
?Pedimos en el pr¨®ximo convenio que la valla lleve concertinas?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.