Ellas tienen un objetivo
Nueve adolescentes de diferentes pa¨ªses defienden ante los l¨ªderes mundiales en Nueva York cu¨¢les son sus prioridades para lograr un mundo m¨¢s equitativo
No son pocos quienes afirman que la de g¨¦nero es la madre de todas las desigualdades. Y que acabar con ella es un requisito inapelable para lograr progreso social y econ¨®mico en cualquier sociedad. Tales afirmaciones han sido en cierto modo aceptadas por la comunidad internacional en tanto que la lucha contra ella no solo tiene dedicado uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (el 5) sino que impregna transversalmente todos los dem¨¢s. Ghene, Nurfahada, Lindsay, Jacinta, Irlane, Antonina, Sana, Darakhshan y Luiza lo tienen claro: para acabar con esta inequidad, las ni?as deben gozar de las mismas oportunidades y derechos que los varones. Estas adolescentes de diferentes pa¨ªses ¡ªFilipinas, Nigeria, Pakist¨¢n y Brasil¡ª llevaron este mensaje ante algunos de los l¨ªderes mundiales citados en Nueva York el pasado 25 de septiembre en la 70? Asamblea General en la que se adopt¨® la nueva agenda internacional de desarrollo. Ellas fueron las elegidas por la ONG Plan Internacional para asistir a la cita en la Gran Manzana y ser las portavoces de millones de ni?as y mujeres que sufren discriminaci¨®n y violencia.
Las nueve j¨®venes alzaron su voz por las que no la tienen para pedir educaci¨®n universal, pues las ni?as que no han recibido ninguna formaci¨®n tienen una probabilidad tres veces mayor de casarse antes de cumplir 19 a?os que aquellas que han estudiado hasta secundaria, como subraya un informe de 2012 del Fondo de Poblaci¨®n de la ONU (UNFPA). Todas reivindicaron el efectivo cumplimiento de objetivo n¨²mero cinco ¡ª"lograr la igualdad de g¨¦nero y autonom¨ªa de las mujeres"¡ª y especialmente respecto a las ni?as. Los datos y la realidad que reflejan urgen a tomar medidas. Sirvan de ejemplo dos datos de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo que destaca Plan en su campa?a Por ser ni?a. El primero es que el 10% de las peque?as entre 5 y 14 a?os realiza tareas dom¨¦sticas 28 horas o m¨¢s a la semana, lo que las mantiene alejadas de los estudios. Otro: el 98% de la cifra estimada de 4,5 millones de personas que son explotadas sexualmente son mujeres y ni?as.
Este 11 de octubre en el que se celebra el D¨ªa Internacional de la Ni?a, escuchamos y reproducimos sus reivindicaciones, inquietudes y sue?os de futuro a trav¨¦s de estas adolescentes que tuvieron la oportunidad de pedir cara a cara un compromiso real por la igualdad de g¨¦nero y los derechos de las mujeres a quienes ostentan la batuta del mundo.? ?
Jacinta, 16 a?os. Kenia
"En mi pa¨ªs, las ni?as no tienen las mismas oportunidades que los chicos. Mientras que ellos cuentan con una asignaci¨®n econ¨®mica y pueden socializar, nosotras nos tenemos que quedar en casa para cocinar y cuidar de la familia", se queja elocuente, en perfecto ingl¨¦s, la joven. Contin¨²a: "Las ni?as no pueden tomar sus propias decisiones. Y ellos s¨ª. Pero nosotras podemos tomar decisiones en nuestra vida. Ahora s¨¦ que yo puedo". Lo sabe porque de entre todos sus compa?eros de clase, la ONG la eligi¨® a ella para acudir a la ONU despu¨¦s de que diera un discurso en su colegio contra la mutilaci¨®n genital femenina y el matrimonio infantil que "ocurre mucho en Kenia". El pa¨ªs africano, de hecho, est¨¢ muy atr¨¢s en la tabla del ?ndice de Igualdad de G¨¦nero de la ONU, en la que ocupa la posici¨®n 147? de 187. Para mejorar y erradicar la ablaci¨®n o los casamientos forzados, entre otras lacras que sufren las kenianas, el m¨¢s importante objetivo seg¨²n Jacinta es el n¨²mero cinco. "Que todas otras adolescentes tengan igualdad de oportunidades y se sientan empoderadas", apostilla. Sus padres, al principio, no aceptaron de buen grado que su hija adolescente se convirtiera en una activista que organizaba (y a¨²n lo hace) grupos de conversaci¨®n sobre igualdad de g¨¦nero en su escuela. "Me llev¨® mucho tiempo convencerles, pero ahora est¨¢n contentos conmigo. Estoy aqu¨ª", subraya mientras agarra con fuerza su asiento en el barco que une Manhattan con Staten Island. De mayor, concluye, quiere ser abogada. "Para defender a las ni?as como yo", zanja.?
Ghene, 14 a?os. Filipinas
"Quiero que todas las ni?as sean iguales en todos los aspectos: educaci¨®n, salud, pol¨ªtica...". Su objetivo, dice, es el quinto de los 17 que se han aprobado por las Naciones Unidas y que guiar¨¢n la acci¨®n internacional hacia un mundo m¨¢s justo y equitativo para 2030. Ghene observa c¨®mo en "algunos lugares" de su pa¨ªs, las cr¨ªas sufren violencia y abusos. "El 60% de las escuelas no son seguras. Y ellas tienen problemas porque se da voz a los chicos, y ellas son ignoradas". Cree que esta diferencia de trato y oportunidades se da porque la sociedad cree que ellos son mejores en liderazgo. "Pero yo s¨¦ que las mujeres podemos". Tanto es as¨ª que planea estudiar Ciencias Pol¨ªticas y Sociales para ocupar "alguna posici¨®n en el Gobierno". Seg¨²n lo dice, matiza: "Sue?o con llegar a ser la presidenta del Gobierno de mi pa¨ªs". Y r¨ªe.
Nurfahada, 16 a?os. Filipinas
"Los Objetivos de Desarrollo Sostenible tienen que poner fin a toda discriminaci¨®n contra las mujeres y ni?as. En la educaci¨®n, cargos p¨²blicos...". Nurfahada es voluntaria en uno de los centros de atenci¨®n a las v¨ªctimas de violencia en su pa¨ªs. Es en los desplazamientos internos, debido a los conflictos y enfrentamientos en determinadas zonas geogr¨¢ficas, en los que las chicas sufren violaciones, embarazos, matrimonios forzados. "Veo que cada a?o hay casos crecientes de agresiones a mujeres y he sido testigo de c¨®mo les afecta f¨ªsica y mentalmente". As¨ª lo explica esta adolescente involucrada en la lucha por la igualdad de g¨¦nero porque, seg¨²n dice, no quiere obviar lo que les pasa a esas ni?as. "Deben tener las mismas oportunidades. Han de saber que tienen un futuro mejor si quieren. Quiero que puedan ir a la escuela, deseo que se curen de sus heridas. Creo que pueden", argumenta. Con tal convicci¨®n, estudiar¨¢ Trabajo Social. "Para ayudar a cambiar el mundo, a las ni?as y a m¨ª misma. Porque ellas aprenden de m¨ª, pero yo tambi¨¦n aprendo de ellas", termina.
Sana, 17 a?os. Pakist¨¢n
"En mi opini¨®n, el objetivo m¨¢s importante es la educaci¨®n universal", afirma Sana. La joven pakistan¨ª contin¨²a su razonamiento: "En mi pa¨ªs, el sistema educativo no es bueno. Solo el 25% de las escuelas son adecuadas para las ni?as". La joven est¨¢ convencida de que cuantas m¨¢s ni?as est¨¦n educadas, mejor ser¨¢ la sociedad en su conjunto. "Ellas podr¨¢n resolver cualquier problema", apostilla. Se refiere a que las j¨®venes podr¨¢n enfrentarse con herramientas personales a situaciones de vulnerabilidad frecuentes en su pa¨ªs, como el matrimonio infantil ¡ªen Pakist¨¢n, una de cada cinco menores se casa antes de cumplir los 18 a?os, seg¨²n las estimaciones de la organizaci¨®n Girls Not Brides¡ª. Sana asegura que ella se ha librado de ese destino porque su padre cree que la educaci¨®n es importante. "Tengo dos hermanas y dos hermanos. Todos estudiamos". Pero no todos los progenitores son como el suyo. "En mi pueblo, que tiene 200 casas, las ni?as no tienen permitido estudiar. O no pueden porque no tienen dinero", afirma. Por eso, reparte material e imparte clases gratuitas a quienes no pueden permit¨ªrselo. Eso es lo que hace hoy, en el futuro quiere ser abogada. "En mi pa¨ªs hay muy pocas letradas que defiendan a mujeres. Y lo necesitan porque cada d¨ªa las violan, las matan...", explica su elecci¨®n. "La mayor¨ªa de abogados en Pakist¨¢n solo se dedican a ganar dinero y no a resolver los problemas de la gente", critica.
Lindsay, 16 a?os. Filipinas
"Educaci¨®n". Lindsay es rotunda. Cree que cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente la igualdad de g¨¦nero, se pueden conseguir si hay acceso universal a la educaci¨®n. "En nuestro pa¨ªs hay casos de acoso sexual, embarazo adolescente, matrimonio temprano... Y creo que la educaci¨®n es la soluci¨®n a todos estos problemas", detalla. Fue durante un viaje a Manila, cuando Lindsay se dio cuenta de lo grande que era el mundo, tanto que descubri¨® poblados all¨ª en los que las ni?as sufr¨ªan violencia y discriminaci¨®n. "?Y yo no ten¨ªa ni idea!", advierte. Ella, que ya trabajaba en su comunidad en programas de resiliencia frente a desastres naturales (por lo que fue seleccionada para visitar proyectos en Manila), se encontr¨® con otra terrible realidad que no est¨¢ causada por las inclemencias clim¨¢ticas, sino por la falta de respecto que algunas personas le tienen a los derechos humanos. Lejos de amilanarse, decidi¨® luchar contra la injusticia. Como defensora de los derechos de las mujeres, pero sobre todo como periodista, "Estudio ingl¨¦s y comunicaci¨®n porque creo que dar voz a la gente puede contribuir a solucionar sus problemas", dice.?
Irlane, 17 a?os. Brasil
Fue en el seminario Es mi turno, impartido por la ONG Plan Internacional en Brasilia, en el que las 18 adolescentes asistentes decidieron redactar La declaraci¨®n de las ni?as de Brasil, un documento en el que expon¨ªan los objetivos que, seg¨²n ellas, son prioritarios para las menores de su pa¨ªs. "De los 17, creemos que tres son fundamentales. La salud, la protecci¨®n y la educaci¨®n", apunta Irlane. "En Brasil no tenemos un servicio de atenci¨®n sanitaria especializado para mujeres. Tampoco la polic¨ªa y somos m¨¢s vulnerables. Y respecto a la educaci¨®n, no todos los ni?os reciben una formaci¨®n de calidad y, peor a¨²n, las chicas no pueden especializarse en la formaci¨®n que es considerada de hombres. Deber¨ªamos poder cursar lo que queremos", enumera. La realidad a combatir es muy distinta de la que reivindica: "Muchas adolescentes se quedan embarazadas y dejan el colegio".
Darakhashan, 15 a?os. Pakist¨¢n
"Tengo una historia que quiero compartir. Tengo una t¨ªa que cuando ten¨ªa 14 a?os, su padre quer¨ªa casarla. Ella se neg¨® porque quer¨ªa estudiar y pensaba que era muy joven para formar una familia. Pero al final se cas¨®. Forzada. Yo ten¨ªa nueve a?os, viv¨ªa en el mismo pueblo y me preguntaba si a m¨ª me pasar¨ªa lo mismo. Con 15, mi t¨ªa tuvo su primer hijo. Han pasado seis a?os y ahora tiene cinco. Mis padres, como yo, han conocido la situaci¨®n de mi t¨ªa, y la ven trabajar duro para cuidar de su extensa familia. Cuando yo misma cumpl¨ª 15 a?os, mi padre decidi¨® que ese no deb¨ªa ser mi destino, sino que deb¨ªa continuar mi educaci¨®n. Y ahora estoy en Nueva York gracias a ¨¦l". Con este relato, Darakhashan explica su compromiso personal contra el matrimonio infantil en su pa¨ªs. Trabaja en colaboraci¨®n con ONG que operan en su zona, como Plan Internacional. "Formo parte de un grupo de 13 chicas que nos dedicamos a advertir a los padres de los riesgos de los casamientos tempranos. Vamos puerta por puerta dando charlas a las ni?as y sus progenitores", detalla. Algunas veces, reconoce, sus interlocutores les cierran sus hogares pues consideran que sus ideas sobre los beneficios de asistir a la escuela o respecto a la salud femenina son peligrosas. "Pero volvemos una y otra vez e insistimos".
Antonina, 17 a?os. Kenia
?Cu¨¢l es su objetivo? "El cuatro, porque trata sobre tener las mismas oportunidades. La educaci¨®n es uno de los pilares m¨¢s importantes de la vida de las personas y para salir de la pobreza", responde la joven. "Si una ni?a est¨¢ formada como yo, puede tener un trabajo, hablar con otros, tomar decisiones", abunda. Gracias a las oportunidades para formarse, Antonina siente que est¨¢ creciendo y llegando lejos como mujer. "Pero es injusto que otras ni?as sufran y creo que debo hacer algo al respecto", asegura. Por eso, planea estudiar derecho y ser una activista defensora de los derechos humanos. "La ONG Plan me ha ayudado a alzar mi voz, y en el futuro me gustar¨ªa hacer lo mismo por otros", a?ade. Eso, adem¨¢s de aviadora. "Me gusta la naturaleza y viajar".
Luiza, 17 a?os. Brasil
Parece mayor de lo que dice su documentaci¨®n. No solo por su aspecto f¨ªsico, sino por su elaborado discurso sobre por qu¨¦ la educaci¨®n (especializaci¨®n), la salud y la protecci¨®n son los tres derechos que, junto con Irlane y otras chicas brasile?as, decidi¨® defender ante los jefes de Estado citados en Nueva York para aprobar los Objetivos de Desarrollo Sostenible a finales de septiembre. "Voy a hablar mucho", avisa. "La educaci¨®n es importante porque no podemos desarrollar el pa¨ªs sin ella. Ahora vivimos en una continua batalla para pagar las facturas a final de mes, pero yo no quiero que mi vida sea as¨ª. Ni la de nadie. Necesitamos que la educaci¨®n se mueva donde nosotras estamos. Las que vivimos en zonas rurales, tenemos que marcharnos a las ciudades para poder seguir estudiando. Muchas no pueden abordarlo y acaban viviendo en casas de familiares que no pagan con dinero, sino trabajando para ellos. Esto no les ocurre a los chicos". Luiza apenas toma aire y contin¨²a. "Lo segundo es la salud. Las mujeres en Brasil no tienen acceso a un ginec¨®logo y precisamente uno de los problemas que tenemos que atajar en el pa¨ªs es el embarazo adolescente. En mi pa¨ªs se hacen bromas con el sexo. Por eso, cuando las chicas tienen alguna duda o situaci¨®n dif¨ªcil, no se atreven ni hablar sobre ello con el doctor, porque creen que se burlar¨¢. Sienten verg¨¹enza". Cierra otro cap¨ªtulo y contin¨²a: "Protecci¨®n". Esboza un gesto de enojo. "La Polic¨ªa tiene que mejorar el servicio de atenci¨®n a las mujeres v¨ªctimas de violencia. No puede ser que todav¨ªa les pregunten: '?Qu¨¦ hiciste para ser maltratada?". Luiza se sincera y reconoce que en su familia hubo un caso de abusos sexuales. "Mi prima ten¨ªa nueve y mi t¨ªo 40 a?os. Cuando fuimos a juicio le creyeron a ¨¦l. Es dif¨ªcil para una chica pasar por eso. Ella sufre violencia y es a quien la gente juzga como si fuera la culpable", relata. "S¨ª, me enfad¨¦. Esto debe cambiar. Yo lo quiero cambiar. El machismo no tiene sentido", termina.
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