En el centro est¨¢ la clave

El Partido Popular ya se ha desgastado todo lo que pod¨ªa hacerlo y el PSOE no progresa lo suficiente como para imponerse claramente a aquel en la carrera preelectoral. De ah¨ª la situaci¨®n de empate t¨¦cnico entre ambos reflejada en el sondeo de Metroscopia publicado hoy en EL PA?S, a poco m¨¢s de dos meses de las elecciones generales.

Ese empate virtual beneficia las expectativas de una tercera fuerza, que est¨¢ llamada a ejercer de ¨¢rbitro ineludible en el futuro Congreso de los Diputados, a menos que los dos partidos cl¨¢sicos opten por un muy improbable apoyo mutuo. Y en esa situaci¨®n se coloca Ciudadanos, en este caso aprovechando el excelente resultado conseguido en las elecciones catalanas del 27 de septiembre y el tir¨®n de su l¨ªder, Albert Rivera, el mejor valorado de entre los principales dirigentes.

Est¨¢ por ver si ese tir¨®n se consolida, pero parece m¨¢s consistente que el de Podemos, que se ve lastrado por sus dificultades para hacerse con el electorado de Izquierda Unida. Dentro de los emergentes, Ciudadanos es una opci¨®n m¨¢s moderada y Espa?a hace tiempo que rechaza los radicalismos. Con frecuencia se olvida la persistencia con que los sondeos muestran que la media ideol¨®gica del pa¨ªs es centrista y ligeramente escorada a la izquierda, alejada de extremismos.

La consolidaci¨®n de Ciudadanos restar¨ªa apoyos al PP, mientras que la recuperaci¨®n del PSOE depende esencialmente de ellos mismos ¡ªde que ofrezcan algo m¨¢s de lo que se ha visto hasta ahora¡ª y tambi¨¦n de que Podemos reaccione o no a los s¨ªntomas de ca¨ªda que le afectan respecto a la llamarada de expectativas generadas el a?o pasado por la fuerza pol¨ªtica dirigida por Pablo Iglesias. En el sondeo de Metroscopia se aprecia incluso una peque?a pasarela abierta por votantes socialistas que est¨¢n pensando irse a Ciudadanos, lo que tambi¨¦n deber¨ªa de ser motivo de reflexi¨®n en la sede de Ferraz.

Las precauciones son de rigor tambi¨¦n por la alta voluntad de participaci¨®n que refleja la encuesta. Si las catalanas del 27 de septiembre marcaron un hito en este aspecto, todo parece indicar que la gente desea votar en masa en las generales de diciembre. Nada es tan importante como confiar a las urnas la resoluci¨®n de los problemas pol¨ªticos, y en ese sentido hay que felicitarse del ¨ªmpetu con que los ciudadanos esperan los comicios. Llama la atenci¨®n igualmente que, a diferencia de las ¨¦lites econ¨®micas y pol¨ªticas, los votantes apuntan con confianza a que los resultados alumbren una soluci¨®n en la que no baste la voluntad de un ¨²nico partido. Lo cual nos remite a los argumentos constantemente defendidos por este peri¨®dico sobre la voluntad de negociaci¨®n y pacto que debe presidir la pr¨®xima legislatura.

Es probable que las dos fuerzas mejor situadas recuperen votos en una campa?a que se anuncia decisiva para decantar los resultados, y en la que Pedro S¨¢nchez aparece como un dirigente mejor considerado que Mariano Rajoy, lastrado tambi¨¦n por una valoraci¨®n ampliamente negativa de la gesti¨®n de su Gobierno. En todo caso, el multipartidismo ha llegado para quedarse, lo cual supone un cambio radical respecto a la competencia inequ¨ªvocamente bipartidista de anteriores elecciones. Desde el restablecimiento de la democracia no hemos conocido un Congreso en el que las fracciones mejor representadas puedan quedar tan lejos de la mayor¨ªa absoluta, y el hecho de que ahora sea posible implica un cambio de cultura pol¨ªtica de calibre desconocido.