Ellas no se sienten culpables de los abusos
Mientras varias cantantes, como la l¨ªder The Pretenders o Fiona Apple, se responsabilizan del acoso sufrido en su juventud, el movimiento Riot Grrrl vuelve para recordarnos el que deber¨ªa ser el papel de la mujer en la m¨²sica
A partir del breve an¨¢lisis del movimiento Riot Grrrl que lleva a cabo en el libro C¨®mo ser mujer, Caitlyn Moran afirma que, desgraciadamente, ¨¦ste acab¨® siendo un movimiento elitista, ya que para la prensa no resultaba f¨¢cil hacer entrevistas a los grupos, que parec¨ªan no querer hacerse visibles dentro del mundo underground. Quiz¨¢, y aunque podemos hablar de casos particulares dependiendo del grupo con respecto a su apertura a los medios, esto se deba a que la mayor¨ªa de estas bandas nacieron dentro de la escena punk y que, como tal, intentaban gritar sus proclamas y centrar sus esfuerzos en otros campos. ?C¨®mo funcionan los mecanismos de visibilizaci¨®n de un movimiento underground? ?Podemos considerar que, por desarrollarse dentro de ese ¨¢mbito, el movimiento Riot Grrrl fue un movimiento elitista?
Sabemos que la mayor¨ªa de las mujeres que formaron parte de ¨¦l se acercaron al feminismo desde la acci¨®n en muchos otros campos (Kathleen Hanna, miembro de Bikini Kill y Le tigre, o Tobi Vail, de Bikini Kill y The Go Team,? trabajaban ayudando a mujeres que hab¨ªan sido maltratadas o violadas). Desaparecidas estas, fue el turno de estrellas femeninas como? Alanis Morissette, Spice Girls o Meredith Brooks. Pronto ganaron atenci¨®n medi¨¢tica porque no hablaban de feminismo ni de opresi¨®n sexual. El mismo a?o que Bikini Kill lanz¨® su ¨²ltimo ¨¢lbum, 1996, Fiona Apple declaraba en la presentaci¨®n de Tidal que hab¨ªan abusado de ella, y se hac¨ªa responsable. Recientemente, Chryssie Hynde ha declarado que tambi¨¦n abusaron de ella a los 21 a?os y, como Apple, se responsabiliza de la violaci¨®n.
"T¨¦cnicamente, da igual la forma en que lo mires. Yo fui la responsable. Si voy sola por la calle, borracha y vestida como si fuera en ropa interior, ?de qui¨¦n m¨¢s va a ser la culpa?", cuenta la l¨ªder de The Pretenders en sus memorias
Los medios no se atrev¨ªan a publicar las denuncias contra la opresi¨®n de las Riot Grrrls (denuncias, por otro lado, que consiguieron grandes cambios a favor de las mujeres en las leyes estadounidenses), pero se hacen eco de las declaraciones de Apple y Hynde. Quiz¨¢ sea necesario, por ello, hacer un breve repaso de lo que significaron y significan las bandas que formaron parte de este movimiento que no quiso amoldarse a las pr¨¢cticas medi¨¢ticas de la industria musical.
Ellas no son culpables
1990. Estados Unidos. Estamos en los a?os de efervescencia del grunge. La m¨²sica alternativa recupera la fuerza contracultural que hab¨ªa comenzado con el esp¨ªritu punk a finales de los setenta. Se hacen fanzines. Convenciones. Festivales. Nos encontramos ante el caldo de cultivo perfecto para la recuperaci¨®n de luchas intemporales de manera activa. Y si una lucha se hizo notar en la d¨¦cada de los 90 en el ¨¢mbito cultural y, especialmente, musical, fue la llevada a cabo por ciertas mujeres. Salvo casos tristemente excepcionales (Patti Smith, The Runnaways, Siouxsie Sioux, Vixen, The Raincoats¡), la presencia de chicas en el ¨¢mbito musical brillaba por su ausencia. ?La soluci¨®n? La acci¨®n.
Con la generalizaci¨®n de la ¨¦tica DIY (¡°do it yourself¡±), cientos de mujeres decidieron que hab¨ªa llegado el momento de quejarse detr¨¢s de un micr¨®fono, de un instrumento, desde las primeras filas de un concierto de rock. En 1988, Tobi Veil, miembro de Bikini Kill, funda el fanzine Jigsaw. S¨®lo ser¨¢ el punto de partida para la aparici¨®n de cientos de publicaciones y bandas cuyas riendas son llevadas por mujeres. Tres a?os m¨¢s tarde, la presencia de bandas formadas por mujeres en los festivales ya se hace notar. Bikini Kill, Heavens to Betsy o Bratmobile salen a tocar en la International Pop Underground Convention, y la banda L7 inaugura, ese a?o, el festival Rock for Choice.
El movimiento no perdi¨® fuerza, fue m¨¢s all¨¢: en el a?o 2000 se celebra en Olympia el primer Ladyfest, festival enfocado a la causa. Pero pasa el tiempo y muchas de estas bandas (como toda banda de rock) se disuelven. Y con ese paso del tiempo, da la impresi¨®n de que el feminismo en la m¨²sica sigue siendo un movimiento underground. La presencia de bandas formadas por mujeres en festivales sigue siendo tan excepcional que es vergonzante, m¨¢s a¨²n (podemos pensar a priori), en Europa, y m¨¢s a¨²n en Espa?a, donde tenemos la sensaci¨®n de que todo lo que se haga en cualquier otro lugar est¨¢ a a?os luz de lo que pueda hacerse aqu¨ª. Sin embargo, esto no significa que no haya un movimiento real, que no haya acciones reales, cuya visibilidad lamentablemente no es la necesaria, pero que est¨¢ creciendo, y cada d¨ªa m¨¢s, tal y como nos confirman desde el fanzine (tambi¨¦n asociaci¨®n cultural) Sisterhood: ¡°En Espa?a el primer Ladyfest fue en 2005, el siguiente en 2008, otro edici¨®n Sur en 2009, otro madrile?o 2010... Cada a?o siguen apareciendo nuevas propuestas de este tipo en diferentes puntos del estado espa?ol, cada vez m¨¢s gente conoce estos proyectos y decide participar o montar el suyo junto a sus amigas. El feminismo, el "hazlo t¨² misma" (o mejor, hag¨¢moslo juntas) son movimientos de empoderamiento que llevan a la acci¨®n, y el entusiasmo es contagioso. La atenci¨®n de los medios tambi¨¦n ayuda. Seguramente las redes sociales tengan mucho que ver en esta agitaci¨®n, ya que permiten conseguir y difundir informaci¨®n fuera de los medios de comunicaci¨®n convencionales de manera mucho m¨¢s sencilla que hace diez a?os.¡±
Primavera de 2015. Se confirman los carteles de la mayor¨ªa de festivales que se celebran en la Pen¨ªnsula. Y, para sorpresa personal, en algunos de esos carteles aparecen algunas de las bandas que protagonizaron el movimiento Riot Grrrl en los 90: Sleater Kinney y Babes in Toyland acompa?an a Patti Smith como cabeza de cartel del Primavera Sound y L7 van al Azkena Rock Festival. Han vuelto, y con m¨¢s fuerza que nunca. El primer pensamiento es, claro, esperanzador: ?est¨¢ resurgiendo con m¨¢s fuerza el movimiento Riot Grrrl? Sin embargo, enseguida emerge la enorme coincidencia de que estos grupos hayan decidido reunirse el mismo a?o, el mismo verano. Puede que haya una estrategia comercial detr¨¢s, pero al fin y al cabo la industria musical, como toda industria, funciona a partir de estrategias, as¨ª que quiz¨¢ es mejor que ¡°nos quedemos con las consecuencias m¨¢s que con las causas¡±, argumentan desde Sisterhood.
Sin embargo, no podemos negar que la adquisici¨®n del discurso feminista por parte del mercado levanta ampollas. ?Es genial poder comprarse una camiseta en H&M con la palabra FEMINISM escrita en ella? Por un lado, de esta manera el mensaje llega a todo el mundo, ?pero c¨®mo llega? Puede que resulte exagerado, pero signos como ¨¦ste hacen plantearse hasta qu¨¦ punto la recuperaci¨®n del Riot Grrrl es una moda. ¡°Parece que de repente la industria se ha dado cuenta de que el feminismo "vende" y ahora est¨¢n todos de cabeza con el tema.¡± La parte positiva de esto est¨¢ m¨¢s que clara, pero tratar al feminismo de moda es tremendamente peligroso. Porque la moda es terriblemente ef¨ªmera. Porque la contracultura desaparece cuando es absorbida por la cultura dominante, y las manifestaciones culturales del feminismo, como todas las luchas por los derechos humanos, no son s¨®lo manifestaciones culturales de un descontento generalizado, son luchas que deben ir hacia adelante. Es por eso que ¡°lo crucial ahora mismo es aprovechar el momento para que las mujeres nos asentemos en todos los espacios en los que nos estamos haciendo hueco y trascendamos cualquier posible moda pasajera. No es algo que ocurra de la noche a la ma?ana, desde luego, pero gracias al esfuerzo colectivo la igualdad parece cada vez parece menos lejana.¡±
Lo ideal ser¨ªa, claro est¨¢, no tener que hablar de una recuperaci¨®n del movimiento Riot Grrrl, sino reafirmarse en su continuidad y regocijarse en la aparici¨®n de nuevos colectivos, de nuevos festivales y de nuevos proyectos que surgen cada d¨ªa. Hasta que llegue el momento en que no tengamos que alegrarnos porque la presencia femenina en un festival de m¨²sica supere el 5%.
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