Tensi¨®n en el PP...
Rajoy tiene que ense?ar otras cartas si aspira a un digno resultado electoral
El Partido Popular se enfrenta a las elecciones generales en una situaci¨®n de agotamiento que dista mucho de la impresi¨®n de s¨®lida mayor¨ªa y de Gobierno fuerte proyectada durante toda la legislatura. Mariano Rajoy a duras penas puede contener las crisis internas. Lo hace a base de bloquear la renovaci¨®n de los dirigentes regionales por el procedimiento de aplazar todos los congresos. Y cuando se le abre un agujero demasiado visible no le queda otra que taparlo de inmediato, como acaba de hacer con la sustituci¨®n de la presidenta dimisionaria de la organizaci¨®n vasca, Arantza Quiroga.
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M¨¢s all¨¢ del cruce de desprecios entre Montoro y Garc¨ªa-Margallo ¡ªa los que se supone pesos pesados del Gobierno¡ª, en el seno del PP coexisten discursos diferentes, y sobre todo sufre las p¨¦rdidas de Gobiernos aut¨®nomos y alcald¨ªas. Los cimientos de su poder territorial han sido socavados, la corrupci¨®n le pasa factura electoral, y todo eso azuza la lucha por puestos seguros en las listas. El Ejecutivo ha tratado de compensar estos problemas dando la impresi¨®n de una gran actividad. Para eso ha llevado la agenda legislativa a paso ligero, hasta culminar en unos Presupuestos de los que duda Bruselas.
Se dice que el poder desgasta al que no lo tiene; en este caso, ha desgastado mucho m¨¢s al que ha dispuesto no solo de la mayor¨ªa absoluta en las Cortes, sino del m¨¢s extenso poder institucional (autonom¨ªas, municipios, ¨®rganos del Estado) alcanzado jam¨¢s por partido alguno desde el restablecimiento de la democracia.
La confusi¨®n ha llegado al extremo de hacer compatible el puesto de director del gabinete presidencial con el de jefe de la campa?a. Los contribuyentes ya no saben qu¨¦ servicios pagan a Jorge Moragas, si los que presta con la gorra de un cargo clave en el engranaje gubernamental o los que rinde a su partido desde La Moncloa. En medio de tanta desorientaci¨®n no es extra?o que se haya alumbrado un rid¨ªculo v¨ªdeo para aventar m¨¦ritos, presentado adem¨¢s en una dependencia del Parlamento, como si fuera una extensi¨®n de la sede.
No es imposible que esta fuerza pol¨ªtica se recupere, dado que dispone de un suelo electoral m¨¢s firme que el de otros. El problema es c¨®mo hacerlo. Si cede a las incitaciones m¨¢s derechistas, dejar¨¢ ancho campo a Ciudadanos. El recurso a la seriedad tecnocr¨¢tica o la gesti¨®n bien hecha no es capaz de mover pasiones. Y la estrategia de erigirse como valladar contra el caos pierde fuelle, porque hay alternativa.
El PP vive las ¨²ltimas semanas de mayor¨ªa absoluta sin haber renovado su imagen y esto le sit¨²a en desventaja frente a adversarios que s¨ª lo han hecho. Sus cartas no son ganadoras. Para obtener un digno resultado electoral, no le queda m¨¢s remedio que ense?ar otras.
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