Daniel Radcliffe: "Algo haces muy mal si tu hijo me admira a m¨ª y no a ti"
Nos citamos con el protagonista de la mayor saga del siglo. "Tengo 26 a?os y ya recuerdo un mundo diferente al de ahora; voy a ser un viejo estupendo"
Hay dos cosas que Daniel Radcliffe, el hombre de 26 a?os m¨¢s reconocible del planeta, intenta hacer cuando le toca hablar con un desconocido, algo que seg¨²n sus c¨¢lculos ocurre una media de 50 veces al d¨ªa. Primero le extiende la mano y se presenta: ¡°Hola, soy Dan¡±. Despu¨¦s, siguiendo una estrategia hist¨®ricamente infalible para el pueblo brit¨¢nico, al que pertenece, busca algo sobre lo que disculparse. Son dos gestos il¨®gicos e innecesarios pero a la vez incre¨ªblemente tranquilizadores, y buscan el mismo resultado: convencer al interlocutor de que, a pesar de haber protagonizado entre 2001 y 2011 el fen¨®meno generacional que fue la saga Harry Potter; a pesar de ser, en consecuencia, una de las personas m¨¢s adineradas de Reino Unido, y a pesar de serlo desde los diez a?os, Daniel Jacob Radcliffe no es una estrellita malcriada.
Esta tarde, Radcliffe se est¨¢ disculpando porque no recordaba que ten¨ªa esta entrevista. Ha llegado puntual a la cita con ICON en el barrio de Chelsea, en Nueva York, pero la disculpa que no falte, metida entre las cientos de palabras que es capaz de pronunciar por minuto, entre las 20 frases que empieza por cada una que termina, generalmente, eso s¨ª, con un signo de exclamaci¨®n al final. ¡°Recuerdo cuando la gente me entrevistaba con cintas de casete¡±, explica, al ver que la conversaci¨®n se grabar¨¢ con una tableta. ¡°He visto la transici¨®n de las grabadoras a los iPads. Tengo 26 a?os y ya recuerdo un mundo diferente al de ahora. Voy a ser un viejo estupendo¡±. Levanta un dedo y pone voz de abuelo: ¡°?Recuerdo los casetes!¡±. Esa espontaneidad es normal en Radcliffe. Le ayuda a mantenerse cuerdo pero, sobre todo, sabe que si se muestra tal cual ¨Cintenso, hablador compulsivo, fascinado por todo cuanto hay de raro e in¨²til en el mundo¨C, le es m¨¢s f¨¢cil agradar a quien tenga delante. Y ese es su principal objetivo.
En Inglaterra se me acerca gente a decirme que no merezco nada de esto, que es una forma muy inglesa de entender la fama"
Ser¨¢ su forma de ser o ser¨¢ la forma con la que carga con la responsabilidad de ser ¨¦l mismo. De tener la cara en la que toda una generaci¨®n ha proyectado sus sue?os durante a?os. De ser una figura que ha crecido delante de tanta gente que muchos sienten una falsa familiaridad con ¨¦l. De ser alguien que se confiesa agobiado porque las docenas de personas que le paran por la calle recordar¨¢n su encuentro para siempre y para ¨¦l todos son iguales. Y lo que es peor, de sentirse en la obligaci¨®n de tener que alejarse de todo esto y encadenar rodaje tras rodaje, obra de teatro tras obra de teatro, para demostrar que no piensa derrochar su fama. A punto de estrenar (en EE UU en noviembre; en Espa?a habr¨¢ que esperar hasta 2016) Victor Frankenstein, una delirante versi¨®n posmoderna del cl¨¢sico g¨®tico donde interpreta a Igor junto a James McAvoy, Daniel Radcliffe ha concluido que ser agradable es la forma m¨¢s simple de ser Daniel Radcliffe.
P. ?No le parece que la en¨¦sima adaptaci¨®n de Frankenstein era la elecci¨®n m¨¢s aburrida que pod¨ªa tomar?
R. El guion era una locura tan diferente a todo que vali¨® la pena. Lo que el guionista, Max [Landis], ha hecho es coger elementos del libro, de las pel¨ªculas sobre el libro y luego de las comedias sobre las pel¨ªculas, y ha creado un mundo en el que todo eso puede coexistir con sentido. Es una versi¨®n muy nueva que a la vez sirve como carta de amor a las anteriores versiones.
P. Enseguida corri¨® por todo Hollywood la historia de que le hab¨ªan pegado el pelo.
R. ?Ya! No dio tiempo a que me creciera el pelo de forma natural para el rodaje, as¨ª que me lo pegaron. Catorce horas para pon¨¦rmelo y cinco para quit¨¢rmelo al final del rodaje. Pero resulta que me hizo la vida m¨¢s f¨¢cil. Pod¨ªa salir a la calle y, a poco que me cubriera, nadie me reconoc¨ªa.
P. ?No nota que los fans le van dejando en paz?R. Al contrario, si acaso la situaci¨®n se ha intensificado desde que termin¨® Potter. Entonces estaba once meses al a?o rodando. Ahora viajo y me expongo a mucha m¨¢s gente. Es enternecedor que la emoci¨®n siga ah¨ª y, por lo general, la gente es encantadora. A veces te toca un maleducado, pero as¨ª es el juego. En Inglaterra les resulto m¨¢s familiar y muchos de ellos directamente me sueltan: ¡°?No te mereces nada de esto!¡±, que es una forma muy inglesa de ver la fama. Y luego est¨¢n los borrachos. Ay, los borrachos. Un grupo de americanos de pedo me pide una foto y ya est¨¢. No hay malicia. Un grupo de ingleses, por el contrario, lo que intenta es pelearse conmigo porque les hace gracia.
Mi peor d¨ªa en un plat¨® es much¨ªsimo m¨¢s feliz que mi mejor d¨ªa fuera de ¨¦l"
P. The New York Times dijo que usted actuaba como un monarca, porque no s¨®lo ha asumido su responsabilidad hacia el p¨²blico, sino que se obsesiona con ella: la ve como un servicio p¨²blico que debe de realizar con la mayor profesionalidad posible.
R. S¨®lo siento responsabilidad hacia los fans cuando los tengo delante. No hago cosas pensando en ellos. He conocido a demasiados famosos de todo pelaje como para ver bien que la gente busque modelos de conducta entre ellos. Si tienes un hijo, su modelo de conducta eres t¨². Lo siento. Si ese ni?o tiene que admirar a alguien que vive a miles de kil¨®metros y que ni siquiera conoce, es que algo est¨¢s haciendo muy mal. Te digo esto porque fumo, y el responsable de su hijo es usted. Y mucha gente me dice: ¡°T¨ªo, c¨®rtate¡±. Y no. Mi ¨²nica responsabilidad para con mi p¨²blico es trabajar con la mayor integridad posible.
"Estoy m¨¢s acostumbrado que otros a la disciplina del trabajo"
David Thewlis, que actu¨® en seis de las pel¨ªculas de Harry Potter, cont¨® en una ocasi¨®n una broma que hac¨ªa Radcliffe de peque?o: que para los 18 le estar¨ªan ingresando en una cl¨ªnica de rehabilitaci¨®n y a los 27 estar¨ªa presentando un concurso en televisi¨®n llamado ?Somos magos! Era lo que se esperaba de ¨¦l: que desapareciera con todo su dinero (ni sabe cu¨¢ntos millones tiene, aunque hace a?os ley¨® la cifra de ochenta) y siguiera el tr¨¢gico destino de todo ni?o actor. ¡°He trabajado desde los diez a?os. De lunes a viernes, me levantaba a las siete de la ma?ana, ten¨ªa una hora de clase, luego peluquer¨ªa y maquillaje; luego rodaje hasta la una, luego comida, luego rodaje, luego una hora de clase, m¨¢s rodaje y a casa. Esa fue mi vida durante diez a?os¡±, recuerda de su era Potter. Pero ah¨ª, donde cualquiera ve¨ªa su perdici¨®n, ¨¦l termin¨® encontrando una clave: ¡°Vale que no conoc¨ª otra cosa, pero precisamente por eso estoy m¨¢s acostumbrado que otros a la disciplina y al trabajo¡±. Ya ten¨ªa rumbo. El trabajo le salvar¨ªa.
P. Justo al terminar con Harry Potter, el actor Cuba Gooding Jr. le dijo en un programa de televisi¨®n que ya no ten¨ªa por qu¨¦ trabajar el resto de su vida. Y le molest¨®.
R. Es que he trabajado cada d¨ªa de mi puta vida y no s¨¦ hacer otra cosa. Y me encanta. No voy a decir que mi vida no tendr¨ªa sentido, pero s¨ª que perder¨ªa la cabeza. S¨®lo es una suposici¨®n, pero creo que una persona que se pueda quedar completamente satisfecha sin hacer nada el resto de su vida debe de ser alguien bastante aburrido.
P. ?Y ser todo lo contrario no es ser obsesivo?
R. S¨ª, me obsesiono. Me obsesiono con mi trabajo como me obsesiono con la gente a la que quiero. No de forma posesiva, pero s¨ª que me preocupa que todo les vaya bien. Tambi¨¦n me obsesiono con las series de televisi¨®n y el deporte.
Sigue una lista de cosas que Radcliffe consume obsesivamente: f¨²tbol americano, DVDs de Los Simpson (comentario del director incluido), South Park (¡°por supuesto¡±, apostilla aqu¨ª), el videojuego Call of duty, Coca-Cola Light, el concurso de conocimientos Jeopardy! y el tabaco, en cigarrillos que ¨¦l mismo l¨ªa y que le dejan manchas amarillas en los dedos ¨ªndice y coraz¨®n. Hubo una ¨¦poca en la que se enganch¨® al Red Bull y tuvo que dejarlo; lo mismo le pas¨® con el alcohol hacia el final de Potter, en lo que debe de ser la racha de alcoholismo m¨¢s corta y aburrida de cualquier ni?o actor en la historia.
He conocido a demasiados famosos como para aceptar que se les tome como modelos de conducta. Yo fumo y el responsable de su hijo es usted"
Pero ninguna adicci¨®n le atrapa tanto como el trabajo. En los ¨²ltimos cuatro a?os ha protagonizado cinco pel¨ªculas (dos dramas de ¨¦poca, una comedia rom¨¢ntica, una de terror y un telefilm), una obra de teatro (El cojo de Inishmaan), un musical en Broadway (C¨®mo triunfar en los negocios sin esfuerzo) y dos temporadas de una serie de televisi¨®n (basada en el libro de Mija¨ªl Bulg¨¢kov, Diario de un joven m¨¦dico, uno de sus favoritos). ¡°Hace dos a?os hubo un mes en el que trabaj¨¦ 19 horas todos los d¨ªas¡±, recuerda. ¡°Rodaba la serie hasta las cuatro de la tarde y luego me iba a hacer dos funciones. Ni de co?a vuelvo a hacer algo as¨ª¡±.
En este momento, en el estudio en el que se ha realizado nuestra sesi¨®n de fotos, a alguien se le cae una barra de metal que cae sobre el suelo el hormig¨®n con un tremendo estruendo met¨¢lico.
P. ?Sabe? Mi yo del futuro, que ser¨¢ el que transcriba esta entrevista con los cascos a todo volumen, va a odiar este momento.
R. Es verdad. [Se dirige a la grabadora] ?Lo siento, periodista del futuro! Ojal¨¢ pudiera haber metido una advertencia. Ahora me he perdido. ?De qu¨¦ est¨¢bamos hablando?
P. De lo obsesivo que es usted.
R. Ah, s¨ª. ?Oye, no me hagas quedar como un loco! No estoy de la cabeza. El a?o pasado me di dos semanas de vacaciones, las primeras de mi vida. Me fui con mi novia al Caribe y estuve en la playa, buce¨¦, me colgu¨¦ de la tirolesa, y a¨²n ten¨ªa toda la noche para ver pel¨ªculas y fumar. Nunca hab¨ªa tenido nada parecido antes. Eso, de vez en cuando, no est¨¢ mal.
"A ver, tonto no soy"
A Radcliffe le caracterizan las cejas, esos acentos circunflejos que le confieren cierta belleza g¨®tica rematada por lo afilado del ment¨®n y las mejillas; los ojos, de azul hipn¨®tico, y la forma en la que habla. Es extra?amente elocuente para alguien que mantiene h¨¢bitos de adolescente, como una dieta a base de pizzas y hamburguesas (hoy est¨¢ comiendo galletas de crema de cacahuete). En conversaci¨®n, siempre vuelve a la literatura. En cine tambi¨¦n: cuando no adapta cl¨¢sicos rusos o ingleses (La mujer de negro), interpreta al poeta beatnik Allen Ginsberg (Amores asesinos) o encarna al hijo de Rudyard Kipling (Mi hijo Jack). Si la broma f¨¢cil y recurrente es que las pel¨ªculas de Radcliffe tienen en com¨²n que en alguna escena ¨¦l sale inevitablemente desnudo, la realidad es que todo tiene que ver con libros.
P. Victor Frankeinstein tambi¨¦n tiene este componente literario.
R. No es algo que busque. Pero s¨ª, mi padre era un agente literario y mi madre le¨ªa todo el rato. Algo se me iba a pegar, naturalmente. En el caso de Victor Frankenstein, me gustaba la idea de darle la vuelta a un cl¨¢sico literario.
P. ?Se considera un intelectual?
R. [R¨ªe] ?Cielos, no! Ni se te ocurra poner eso. ?Si abandon¨¦ los estudios!
P. Pero cuando cumpli¨® 21 a?os se regal¨® a usted mismo un viaje a Smolensk, el pueblo en el que Mija¨ªl Bulg¨¢kov ejerci¨® la medicina, para luego contarlo en Diario de un joven m¨¦dico.
R. Eso es.
P. ?Sabe lo que hacemos los dem¨¢s a los 21 a?os? No leer a Bulg¨¢kov.
R. Es que he tenido suerte. A partir de los 16 a?os tuve, en el set de Potter, un profesor que me estimul¨® mucho durante los cuatro a?os siguientes. Le ve¨ªa una o dos veces por semana. Le¨ªamos libros y obras de teatro y los coment¨¢bamos sin la presi¨®n de tener que pasar por un examen. Ese fue uno de los privilegios de hacer Potter.
P. ?Sus inquietudes le vienen de quienes le rodean?
R. A ver, creo que soy inteligente; tonto no soy. Pero me he criado, y a¨²n mantengo el contacto, con un grupo de gente much¨ªsimo m¨¢s lista que yo. Mi mejor amigo [uno de los encargados de vestuario de Harry Potter, 40 a?os, padre de tres hijas] es un genio. Me comparo con ellos y ya le digo que no soy intelectual.
P. Sus personajes tienen una cosa en com¨²n: todos anhelan tanto una cosa concreta que el anhelo se acaba convirtiendo en su identidad. Ya anhelen morfina, una chica a la que aman, un chico al que desean sexualmente, un ascenso¡
R. Me gustan los personajes que tienen un toque rom¨¢ntico. No rom¨¢ntico en el sentido sexual sino en la forma en la que miran el mundo. Esa idea de que la felicidad es algo que est¨¢ ah¨ª, que se puede conseguir. Y vale que se obsesionan, pero tambi¨¦n tienen una cierta pureza. Son puros de coraz¨®n, y eso es algo encomiable.
P. ?Tanto le atrae la idea de que la felicidad se consigue?
R. S¨ª. Si refleja algo de mi vida, viene de mi amor por la industria del cine. Me metieron en este mundo a los 11 a?os y no existe otro lugar en el que prefiera estar que no sea un set de rodaje. Mi peor d¨ªa en un plat¨® es much¨ªsimo m¨¢s feliz que mi mejor d¨ªa fuera de ¨¦l. Estar en el centro de esa atm¨®sfera creativa... es tan... emocionante. El cine es algo puramente bueno. Puede cambiarle la vida la gente. Puede cambiar leyes. Qu¨¦ cosa m¨¢s bonita. Y si no est¨¢ cambiando vidas, al menos le est¨¢ dando a alguien un lugar al cual escaparse durante dos horas, que es igualmente importante.
El primer d¨ªa que rod¨® algo que no fuera Harry Potter fue tambi¨¦n el primer d¨ªa en que Radcliffe, con 21 a?os, fue a un plat¨® sin sus padres. Su padre le escribi¨® una carta: ¡°En un plat¨® siempre habr¨¢ alguien que provoca un retraso¡±, pon¨ªa. ¡°Intenta no ser t¨²¡±.
Esos son los t¨¦rminos en los que se mueve Radcliffe. Trabaja. Lee. Agrada. ¡°Escribir y dirigir ser¨ªa una buena vida. Tengo un guion y lo estoy reescribiendo. Alg¨²n d¨ªa lo rodar¨¦. Da la hostia de miedo, pero creo que lo puedo hacer¡±, prosigue. ¡°Es como cuando me ven¨ªa la gente y me dec¨ªa: ¡®?Pero en qu¨¦ vas as trabajar t¨² despu¨¦s de Potter?¡¯. Dentro de m¨ª sab¨ªa que podr¨ªa. S¨®lo tengo que esforzarme un poco m¨¢s para gan¨¢rmelo y que la gente no piense en Harry Potter. Tengo que asegurarme de que lo que hago me permite volver al d¨ªa siguiente¡±.
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