Mir¨¢s
¡°No quiero verme en el espejo de esos padres que les dedican a sus despachos m¨¢s tiempo que a sus hijos y que a sus dormitorios¡±. escribi¨® hace diez a?os el periodista recientemente fallecido
El s¨¢bado fue despedido entre gaitas el periodista Nacho Mir¨¢s. Escribi¨® historias de realismo m¨¢gico en La Voz de Galicia, hizo de lo peque?o una virtud y de lo grande algo tan cercano que el lector pod¨ªa sentirlo propio. Fue reportero de sucesos y hombre de asfalto. Hizo entrevistas en las que exprim¨ªa un humor delicado que dejaba titulares primorosos, el mismo humor con el que llenaba lo cotidiano de forma que nadie saliese indemne. Le dijo el alcalde de Lal¨ªn: ¡°El cerdo salv¨® m¨¢s vidas que la penicilina¡±. Le dijo P¨¦rez Esquivel: ¡°Cuando Bush reza a Dios, Dios se tapa los o¨ªdos¡±. Le dijo el abad de Oseira: ¡°El gregoriano es como Roc¨ªo Jurado, suena todo igual¡±. Fue generos¨ªsimo conmigo sin conocerme de nada y supe despu¨¦s que era as¨ª con un ciento de aprendices m¨¢s. No ten¨ªa m¨¦rito quererle: la exigencia era estar a su altura, comportarse con los dem¨¢s como ¨¦l se comportaba contigo. Distingui¨® a sus amigos con un amor violento y fue, por encima de todo, hombre de familia: de sus padres, de su chica Ainhoa, de sus ni?os Ane y Mikel. Hace 10 a?os escribi¨®: ¡°Me morir¨¦ feliz si consigo que el recuerdo de mi nombre no se asocie con el de un tipo que le entreg¨® la vida a una causa ajena. Y que fue dejando por el camino un rastro de enemigos que un d¨ªa no lo eran. Nunca he entendido a quienes solo son lo que trabajan; eso no es ser. El que quiera, que me recuerde como un tipo al que a veces le herv¨ªa la sangre, como uno que hablaba demasiado, como el que saltaba cuando le pisaban el callo, como aquel fulano que eructaba, al llegar las ocho, la rabia de la injusticia. Pero no quiero verme en el espejo de esos padres que les dedican a sus despachos m¨¢s tiempo que a sus hijos y que a sus dormitorios¡±. Era 2005, ten¨ªa 34 a?os. A finales de 2013 se le present¨® un tumor maligno en la cabeza: le puso un nombre, Casiano, y le dedic¨® un blog, Los d¨ªas tristes, que public¨® como libro. Se llama El mejor peor momento de mi vida (Paid¨®s) en homenaje a Mafalda: ¡°Me has dado la peor alegr¨ªa de mi vida¡±. Lo presentamos hace un a?o en un acto en el que Santiago, Galicia, le reconoci¨® como narrador de una estirpe sagrada, contador de huella propia. Quiz¨¢s en aquella sala abarrotada el ¨²nico que no supiese que se iba a morir era ¨¦l. Parec¨ªa estar naciendo: su humor, su risa, su enorme fuerza, la cabeza grande, rasurada y herida. Eran d¨ªas tristes y felices. Hab¨ªa vencido al tumor, el tumor volvi¨®. De las hostias de la vida la de Nacho Mir¨¢s Fole no me la podr¨¦ explicar nunca.
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