Todos somos narradores
?Es la necesidad de contar, de imaginar, de hilar ficciones lo que lleva hoy en Espa?a a tanta gente a llamar a las puertas de un taller de escritura?
¡°En un sentido todos somos narradores, todos somos expertos en la narraci¨®n, todos intercambiamos historias¡±, asegura Ricardo Piglia en su libro Antolog¨ªa personal. Y cabe plantearse, a ra¨ªz de su argumentaci¨®n: ?Es la necesidad de contar, de imaginar, de hilar ficciones con los materiales de la experiencia, la emoci¨®n y los sue?os, lo que lleva hoy en Espa?a a tanta gente a llamar a las puertas de un taller de escritura? Sucede que, en momentos de crisis, cuando todo gasto se convierte en un peque?o lujo, ha aumentado la oferta de iniciativas que animan a aprender la t¨¦cnica, sacudirse los prejuicios y encontrar la propia voz.
Sucede en un pa¨ªs con bajos ¨ªndices de lectura, donde dedicarse a escribir profesionalmente suele ser sin¨®nimo de precariedad y sacrificio. En esas circunstancias es comprensible que muchos escritores se dediquen a la ense?anza. ¡°Los bolos se han reducido, se paga la mitad que en los tiempos de bonanza y cada vez se estrecha m¨¢s el cerco de actividades relacionadas con la literatura que nos permitan una fuente de ingresos¡±, explica con claridad Elvira Navarro, quien imparte talleres en Fuentetaja y en ?taca Escuela de Escritura, ambas en Madrid.
Pero ?qu¨¦ impulsos mueven a los aprendices de escritor ahora que el ¨¦xito literario se asocia al best seller y un manuscrito puede ser rechazado por ambicioso o alejado de las modas? Puede que, en el fondo, la respuesta est¨¦ en lo que dice el autor brit¨¢nico Hanif Kureishi en Contar y so?ar: ¡°Escribir, hacer cualquier cosa creativa, es anticonsumista en s¨ª mismo. Cuando hacemos algo original con la propia vida y sentimientos, no somos meramente objetos con cartera, sino sujetos libres y ?activos, autores o artistas de nuestras propias vidas¡±.
La escritura me ayuda a sobrellevar las prisas, las incertidumbres, no s¨®lo externas sino tambi¨¦n ¨ªntimas. Esas angustias son las que prevalecen en mis textos
Escribir como rebeld¨ªa, como asidero ante las frustraciones de un presente incierto. ¡°Un taller puede ser un refugio, una manera de resistir, de ver el mundo de manera diferente a la que promueve el sistema. Muchos alumnos tienen trabajos muy estresantes o en los que son tratados de manera irracional, y buscan un lugar en el que las reglas del juego sean distintas, donde su opini¨®n, sus lecturas y escritos sean tenidos en cuenta y contrastados con los de otras personas desde el respeto¡±. Quien habla es Clara Obligado, al frente del pionero Taller de Escritura Creativa.
Obligado apunta que no siempre la prioridad es llegar a ser escritores; que muchos abandonan esa idea ante la complejidad que supone o fracasan al confundir literatura y fama. ¡°La escritura¡±, dice Blanca Fern¨¢ndez, una de sus alumnas, ¡°me ayuda a sobrellevar las prisas, las incertidumbres, no s¨®lo externas, sino tambi¨¦n ¨ªntimas. Esas angustias son las que prevalecen en mis textos¡±.
Autora de un primer libro de relatos, Los que huyen, publicado en El Pez Volador, la colecci¨®n del taller, Blanca, que resalta ¡°la conexi¨®n m¨¢gica, inspiradora, con sus compa?eros¡±, trabaja en El Corte Ingl¨¦s y hace todo lo posible por compaginar sus horarios con las clases, que para ella son ¡°una evasi¨®n, una necesidad¡±.
¡°La escritura aporta intensidad. No simplifica nuestra vida (puede complicarla), pero s¨ª que la hace m¨¢s rica, autoconsciente y hondamente humana¡±, dice el escritor madrile?o Eloy Tiz¨®n, con una experiencia de casi diez a?os en Hotel Kafka y ahora implicado en Relee, centro que ofrece ¡°una formaci¨®n integral, de cero a cien¡±, aunando ense?anza y edici¨®n.
Pese a la variedad de perfiles, procedencias, edades y situaciones, el autor asegura que si algo tienen en com¨²n sus pupilos es la pasi¨®n por la literatura. ¡°Puede parecer que hay una cierta saturaci¨®n de propuestas, pero cada centro ofrece orientaciones diferentes, y cuanta m¨¢s variedad de br¨²julas haya, mejor para el marinero¡±, indica. Talleres, pues, para todos los gustos. Talleres que, en cierto modo, han pasado a ser esos espacios culturales de reflexi¨®n, di¨¢logo, intercambio de lecturas, ilusiones y est¨ªmulos, tan necesarios y abandonados en tiempos de recortes.
elpaissemanal@elpais.es
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