¡°Nuestra madre muri¨® porque corri¨® demasiado despacio¡±
Abuk es uno de los cientos de ni?os que han huido del conflicto de Sudan del Sur y a los que la ONG ayuda para conseguir el reencuentro con sus familias
Fue una de las cosas m¨¢s tristes que he escuchado decir a un ni?o: "Nuestra madre muri¨® porque corr¨ªa demasiado despacio". Yo estaba en Sud¨¢n del Sur, donde hoy d¨ªa, dos de sus 11 millones de habitantes viven desplazados por el conflicto civil. Viaj¨¦ para conocer la situaci¨®n y poder contar a mi regreso c¨®mo viven miles de ni?os. El escenario que conoc¨ª me marc¨® especialmente.
El pa¨ªs m¨¢s joven del mundo es tambi¨¦n el m¨¢s vulnerable, desplazando a Somalia como n¨²mero uno de la lista de los Estados m¨¢s fr¨¢giles.
Abuk Deng Gop tiene 11 a?os y no tiene tiempo para ser fr¨¢gil. Cuando empez¨® el tiroteo en su pueblo, su hermana mayor comenz¨® a correr. "Las balas estaban por todas partes", dice ella. "La lucha era muy intensa as¨ª que decid¨ª llevarme a mi hermano peque?o". Pero la madre de Abuk estaba enferma ese d¨ªa. "No pod¨ªa correr como los dem¨¢s", nos cuenta el ni?o. D¨ªas m¨¢s tarde, un vecino les dio la triste noticia: su madre hab¨ªa sido asesinada.
Ahora solo quedan cuatro personas de esta familia, todos son menores. "Nos enteramos de que nuestro padre muri¨® en la guerra", nos relata Mam, la mayor de los hermanos. El complicado conflicto se inici¨® en diciembre de 2013; y la pol¨ªtica y las tensiones ¨¦tnicas han terminado por estallar dejando a los ni?os atrapados en un fuego cruzado.
Expulsados de su aldea por la violencia, los cuatro hermanos ¡ªAbuk, Mam y sus hermanos peque?os Nyadeng, de seis, y el peque?o Nyuol, de tres¡ª fueron a un campamento para personas desplazadas internas en Warrap. "Tardamos 18 d¨ªas en llegar", recuerda Abuk, "La vida en el campamento, en comparaci¨®n con mi vida anterior, era horrible. La comida era mala, a veces solo ten¨ªamos una comida al d¨ªa. No hab¨ªa escuela... y nosotros sol¨ªamos ir a la escuela".
El pa¨ªs m¨¢s joven del mundo es tambi¨¦n el m¨¢s vulnerable
La situaci¨®n era relativamente estable en la temporada seca, pero de mayo a octubre llueve mucho en Sud¨¢n del Sur, por lo que los ni?os se ten¨ªan que api?ar bajo las tiendas para protegerse del agua. "Dentro de las tiendas hac¨ªa calor, y cuando llov¨ªa, se inundaban", afirma Abuk, mientras su hermana a?ade: "Mis hermanos y hermanas lloraban cada noche. Y yo me convert¨ª en la madre".
Un d¨ªa, Michael Angok, de 26 a?os, un miembro del personal de World Vision en terreno, lleg¨® al campamento para buscarles. Como parte del trabajo en esta emergencia, el personal de la organizaci¨®n trabaja como investigador o detective para reunir a los ni?os con los familiares que dejaron atr¨¢s al huir de sus hogares.
Michael quiso ayudar a los cuatro hu¨¦rfanos y no par¨® hasta localizar a su t¨ªo. Despu¨¦s de que le encontrara, tuvimos que trabajar con ¨¦l, para prepararle en sus nuevas funciones, le proporcionamos alimento y utensilios para poder acoger a los ni?os porque no ten¨ªa grandes recursos. El pr¨®ximo paso es que los ni?os reciban los uniformes escolares para que puedan volver al colegio y retomar su vida normal.
Ahora recuerdo con especial cari?o cuando les pregunt¨¦ qu¨¦ quer¨ªan ser de mayores. "Quiero ir a la escuela", respondi¨® Abuk. "Quiero ser un maestro". "Yo quiero ser m¨¦dico para trabajar con World Vision", agreg¨® Mam. "Yo quiero ser un l¨ªder. Si me convierto en un l¨ªder, har¨¦ la paz para que no haya guerra", dice a sus seis a?os el peque?o Nyadeng.
Nyuol est¨¢ durmiendo cerca de su hermana. Es demasiado peque?o para saber lo que quiere ser cuando sea grande, pero gracias a la reagrupaci¨®n familiar tendr¨¢ la oportunidad de luchar para averiguarlo. Tiene dos grandes defensores de su lado, World Vision y una hermana mayor que lo ama como una madre lo har¨ªa.
Reunir a los ni?os con sus familias
En el pasado a?o, desde World Vision registramos 263 ni?os separados o no acompa?ados (136 ni?as y 127 ni?os) en el estado de Warrap. De ellos, 104 ya se han reunido con sus familias. Los 159 restantes est¨¢n siendo atendidos en los Espacios Seguros para la Infancia mientras que buscamos a sus familias.
Ante el conflicto, los menores lo pierden todo, huyen y llegan a un campamento en el que no conocen a nadie y no tienen nada que hacer. En estos centros pueden continuar con la educaci¨®n informal, jugar y aprender a llevarse bien con otros. Aqu¨ª juegan al f¨²tbol y saltan a la cuerda. Adem¨¢s, aprenden c¨®mo deben amarse a s¨ª mismos y a los dem¨¢s. Cuando aprenden algo tan sencillo como esto, ya no hay conflicto entre ellos.
Aqu¨ª hay muchas tribus con posturas muy diferentes, pero en estos centros no hay discriminaci¨®n. No debemos olvidar que adem¨¢s los ni?os han recibido apoyo psicol¨®gico y la atenci¨®n que necesitan para hacer frente a la crisis.
La mayor¨ªa de los ni?os fueron separados de sus familias cuando estallaron los combates en varias partes del pa¨ªs. Sin el cuidado parental y protecci¨®n humanitaria son m¨¢s vulnerables al abuso sexual y el reclutamiento en grupos armados. Seg¨²n el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, unos 12.000 ni?os est¨¢n sirviendo en varias facciones armadas en el pa¨ªs.
Desde el inicio del conflicto de Sud¨¢n del Sur, desde World Vision hemos apoyado a 693.209 personas vulnerables con asistencia de diferentes formas. Esto ha incluido la provisi¨®n de alimentos, agua potable, saneamiento e higiene, educaci¨®n y protecci¨®n a los desplazados internos en Sud¨¢n del Sur.
Queda mucho por hacer, pero cada ni?o que vuelve a abrazar a su familia nos da fuerzas para seguir trabajando.
Kari Costanza es responsable de comunicaci¨®n de World Vision Estados Unidos.
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