No-ciudadanos en la anti-ciudad: el desaf¨ªo de reivindicar los derechos colectivos
PorJuan Pablo Duhalde, el director del Centro de Investigaci¨®n Social de TECHO.
ASENTAMIENTO EN ECUADOR, pa¨ªs sede de la pr¨®xima Conferencia de ONU sobre Asentamientos Humanos y Desarrollo Sustentable. Foto: TECHO:
Hace unas semanas Naciones Unidas aprob¨® los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), nueva hoja de ruta hasta el a?o 2030 para promover el desarrollo mundial. Durante la conferencia, el Secretario General de ONU, Ban Ki Moon, plante¨® que "las ciudades son centros de ideas, comercio, cultura, ciencia, productividad, desarrollo social y mucho m¨¢s¡±. La nueva agenda de desarrollo reconoce el peso de la urbanizaci¨®n en la promoci¨®n y aceleraci¨®n de la prosperidad y el bienestar a nivel global.
D¨ªas despu¨¦s, Oxfam presenta el estudio ¡°Privilegios que niegan derechos¡±. El informe proyecta que el 1% de la poblaci¨®n en Latinoam¨¦rica tendr¨¢ en el a?o 2022 mayor riqueza que el 99% restante si contin¨²an los indicadores de desigualdad como se han mantenido en los ¨²ltimos a?os.
?C¨®mo recibimos estos antecedentes en la agenda para la erradicaci¨®n de la pobreza?
En Am¨¦rica Latina, lo hacemos as¨ª: a trav¨¦s de la tensi¨®n entre urbanizaci¨®n y desigualdad. La regi¨®n tiene a 8 de cada 10 habitantes viviendo en ciudades, siendo la regi¨®n m¨¢s urbanizada del mundo. Tambi¨¦n se encuentra en el podio como una de las regiones m¨¢s desiguales a nivel global, un nefasto r¨¢nking de injusticia para nuestros pa¨ªses.
Estamos a un a?o de que se celebre en Quito la III Conferencia de ONU sobre Asentamientos Humanos y Desarrollo Sustentable, H¨¢bitat III, con el objetivo de definir la nueva agenda urbana para los siguientes 20 a?os. Lamentablemente no se podr¨¢ incidir en la toma de decisiones desde el sector social y ciudadan¨ªa en general, si el proceso sigue con el mismo curso a puertas cerradas por parte de los gobiernos.
No se puede dejar la decisi¨®n del futuro de las ciudades s¨®lo en manos de representantes de gobiernos. Actualmente vivimos en espacios fragmentados f¨ªsica y socialmente, en donde no-ciudadanos habitan una anti-ciudad, aquellos que la desigualdad excluy¨® y oblig¨® a vivir en los bordes, en asentamientos informales, favelas, campamentos, villas miseria, o el nombre que aplique en cada contexto.
La actual sociedad de mercado regida por el principio de la econom¨ªa capitalista de acumulaci¨®n y lucro, la especulaci¨®n del suelo en base a la l¨®gica de la plusval¨ªa, ha generado una anti-ciudad, una a la que se accede como mercanc¨ªa, es un bien de consumo que puede ser comprado.
Para casi el 25% de la poblaci¨®n urbana (113 millones) que vive actualmente en asentamientos informales, seg¨²n ONU-H¨¢bitat, el derecho a la ciudad se encuentra obstaculizado. Esta es la cara oculta del desarrollo y el progreso, con 1 de cada 4 habitantes a nivel regional sin seguridad de tenencia de la tierra, espacios p¨²blicos, servicios y equipamiento b¨¢sicos, en ocasiones en zonas de riesgo que no son habitables.
La anti-ciudad es producto de un modelo de desarrollo econ¨®mico excluyente, en donde los no-ciudadanos se encuentran fuera de la din¨¢mica y la oportunidad de ejercer ciudadan¨ªa. Quienes viven en asentamientos informales son la manifestaci¨®n extrema de la desigualdad, sin goce de la ciudad pr¨®spera que se ha prometido, a ser ciudadanos en, por y desde la ciudad. Para quienes conocen la realidad, tambi¨¦n son la muestra de autoproducci¨®n de vivienda y equipamientos a partir de creatividad e innovaci¨®n, a pesar del estigma con el que se carga a quienes viven en estos espacios. Tienen las capacidades y las propuestas, tienen que ser parte de las decisiones sobre el lugar en el cual se aspira a vivir.
Tenemos 365 d¨ªas, que son igual n¨²mero de opciones de hacer H¨¢bitat III un espacio integral de reivindicaci¨®n de derechos. Para proyectar ciudades justas y equitativas debemos ejercer todos y todas nuestra ciudadan¨ªa, cambiar la anti-ciudad que actualmente el mercado quiere vender a quien pueda consumirla a ciudades para vivir en colectividad, con base en la solidaridad social e instituciones que promuevan y la hagan posible. La ciudad concebida como lugar p¨²blico de convivencia y de realizaci¨®n de derechos, no una anti-ciudad cerrada y segura para un grupo minoritario, para una ¨¦lite urbana que vive en el para¨ªso en base a la especulaci¨®n.
La nueva agenda urbana mundial no es un tema s¨®lo jur¨ªdico y financiero, tambi¨¦n es pol¨ªtico y ¨¦tico. La Polis planteada por Arist¨®teles debe estar conformada por una comunidad pol¨ªtica, decidida en conjunto a partir de valores de justicia, erradicando la producci¨®n de ciudad en base a la acumulaci¨®n en manos de ese 1%.
Una ciudad justa no se construye por especulaci¨®n, se decide desde y por sus ciudadanos en base a democracia y entendiendo su funci¨®n social que determina valores y din¨¢micas entre iguales. Este es el imperativo base del futuro de la ciudad.
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