Cambiar el marco
Si la negociaci¨®n catalana se cruzase con la espa?ola post 20-D, a¨²n podr¨ªa haber un acuerdo
Los firmantes de la propuesta de resoluci¨®n presentada ayer por los grupos Junts pel S¨ª y la CUP dicen hacerlo ¡°de acuerdo con el mandato democr¨¢tico¡± obtenido el 27-S. Y dicen constatar que ese mandato se fundamenta en una ¡°amplia mayor¨ªa soberanista en votos y esca?os¡±. Artur Mas hab¨ªa dicho el 6 de septiembre que si no hab¨ªa mayor¨ªa soberanista el 27, este proceso ¡°se habr¨¢ acabado¡±. No dijo ¡°independentista¡± sino ¡°soberanista¡± para seguir jugando con la ambig¨¹edad de esas expresiones, que unas veces son sin¨®nimas y otras no, pero que siempre se identifican con el derecho a decidir, cuya aceptaci¨®n por partidos no nacionalistas presentan como prueba del apoyo mayoritario y transversal a sus planteamientos. El PSC lo sac¨® de su programa pero lo ha asumido Podemos, lo que ha dado ocasi¨®n a Mas para contabilizar como neutrales respecto a la independencia los votos de Catalu?a S¨ª Que es Pot y concluir que en realidad el soberanismo tambi¨¦n hab¨ªa ganado en votos. Pero lo que se jugaba el 27-S era saber si hab¨ªa mayor¨ªa suficiente para dar el paso decisivo hacia la secesi¨®n. Si Mas admitiera que no la hab¨ªa tendr¨ªa que haber dado por finalizada la aventura. Para evitarlo tergiversan el sentido del voto de Podemos, cuyos dirigentes han dicho claramente que en un eventual refer¨¦ndum votar¨ªan contra la separaci¨®n. Actitud que es mayoritaria entre sus votantes. Seg¨²n el bar¨®metro semestral del CEO, solo el 19,5% de ellos estaba a fines de 2014 a favor de la independencia. Del 27-S no se deduce, por tanto, ning¨²n mandato secesionista.
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El escrito ¡°proclama la apertura de un proceso constituyente ciudadano, participativo, abierto, integrador y activo para preparar las bases de la futura Constituci¨®n catalana¡±. Pero antes de empezar a hablar con los dem¨¢s, las dos fuerzas firmantes dan por ya decidido lo fundamental: que ¡°el Parlament y el proceso de desconexi¨®n democr¨¢tica¡± no acatar¨¢n las ¡°decisiones del Estado espa?ol y en particular las del Tribunal Constitucional¡±, al que de entrada consideran ¡°deslegitimado¡±. E insta al futuro Govern a cumplir ¡°exclusivamente¡± las normas emanadas del Parlament. Ni las leyes espa?olas ni las europes son obedecibles si afectan a derechos de los catalanes.
Y eso lo firma el partido de Artur Mas junto a la CUP, una formaci¨®n que es a la vez antisistema e independentista, lo que explica sus vacilaciones de estos d¨ªas: duda sobre si ser¨¢ m¨¢s desestabilizador impedir gobernar a Mas o dejar que lo haga sometido a sus condiciones y aprovechar su debilidad para provocar una ruptura revolucionaria . El historiador catal¨¢n Josep Fontana afirmaba el d¨ªa 5 que le ¡°encantaba¡± el programa de independencia y socialismo de la CUP, pero reconoc¨ªa que ¡°es un programa para una revoluci¨®n, no para una actividad parlamentaria¡±. Pactar con la CUP es hacerlo con un partido cuyo programa incluye nacionalizaciones de la banca y otros sectores, reversi¨®n de privatizaciones, no pagar la deuda, salida del euro, desobediencia de la ley espa?ola y europea, entre otras medidas incompatibles con cualquier planteamiento de los burgueses y catalanes de clase media que han venido votando al partido de Pujol y Mas. Y no digamos con los principios de la UE.
La CUP es una formaci¨®n que es a la vez antisistema e independentista, lo que explica sus vacilaciones de estos d¨ªas
Si la alianza con un partido antieurope¨ªsta radical es la ¨²nica posibilidad de que Artur Mas siga al frente, ya deber¨ªa haber renunciado a seguir. Su argumento es que en Catalu?a hay una situaci¨®n excepcional. La hay, pero porque su m¨¢xima autoridad se considera con derecho a incumplir la ley. Con la CUP de socio, la revoluci¨®n se convierte en una segunda bandera en la que envolverse frente a la exigencia de responsabilidades por sus pol¨ªticas y pr¨¢cticas corruptas. Por eso, no ser¨¢ f¨¢cil que Mas y su partido retrocedan, pero ser¨¢ inevitable que surjan m¨¢s disidencias como la de Felip Puig contra el pacto a cualquier precio con la CUP.
Y tambi¨¦n propuestas alternativas. El polit¨®logo Josep Maria Colomer adelant¨® en marzo pasado la hip¨®tesis de que, a falta de mayor¨ªa clara en las elecciones catalanas, habr¨ªa una larga negociaci¨®n que atrasar¨ªa la formaci¨®n del Govern hasta despu¨¦s de las legislativas espa?olas. Las cuales no ser¨ªa extra?o que dieran unos resultados que obligasen tambi¨¦n a una larga negociaci¨®n.
Se entrelazar¨ªan as¨ª ambos procesos, de forma que la cuesti¨®n catalana se convertir¨ªa en uno de las asuntos centrales de la negociaci¨®n espa?ola, en la que participar¨ªan tambi¨¦n los partidos catalanes. En ese marco podr¨ªa abrirse paso la posibilidad de negociar alguna f¨®rmula aceptable diferente a la independencia, y el posible acuerdo someterse a refer¨¦ndum. Podr¨ªa, salvo que Mas oiga voces que tome por mandatos.
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