Fundido en negro
Hace d¨¦cadas que las mujeres rigurosamente enlutadas desaparecieron de nuestro paisaje visual. Sin embargo, el negro persiste
Ya casi nadie guarda luto. Ni tan solo en estas fechas de santos y difuntos. Hace d¨¦cadas que las mujeres rigurosamente enlutadas desaparecieron de nuestro paisaje visual. Sin embargo, el negro persiste.
La primera vez que percib¨ª su gravedad sobre mi cuerpo ten¨ªa ocho a?os. Recuerdo bien ese vestido veraniego, algo agitanado, de flores estampadas sobre fondo negro denso. Me hizo sentir consistente y transitoria a la vez. La ausencia de color propicia la concentraci¨®n y es que el negro, como la muerte, condensa significados. Simboliz¨® el duelo, la religi¨®n y la nobleza en la Baja Edad Media. El negro espa?ol de la hidalgu¨ªa castellana marc¨® tendencia en las cortes europeas durante varios siglos. En el Libro del Cortesano, Castiglione lo recomendaba para adquirir orgullo y sobriedad. Por su costosa obtenci¨®n, los negros c¨¢lidos, profundos y s¨®lidos, fueron signo de riqueza en contraposici¨®n al negro de pobre, de tintura m¨¢s barata y menos duradera. Fue el color de la solemnidad, pero tambi¨¦n del mal y la violencia en la fantas¨ªa literaria.
Su reinado continu¨®. El imaginario barroco se plasm¨® en blanco y negro: tinta negra sobre papel en los grabados y los primeros libros impresos, obscura indumentaria iluminada de encaje blanco. El negro, como la muerte, iguala bandos contrarios. La Reforma y la Contrarreforma lo ensalzaron como prueba de humildad y de desvinculaci¨®n de las vanidades terrenales. Lo vistieron cat¨®licos y protestantes, los Austrias y la burgues¨ªa de Flandes, los puritanos brit¨¢nicos y los colonos norteamericanos. En la Revoluci¨®n Francesa, el negro sencillo de los revolucionarios se fundi¨® con el luto antirrevolucionario que los arist¨®cratas guardaban por el rey.
A lo largo del siglo XIX perdi¨® su carga ceremonial y su tristeza. Se generaliz¨®: recubierto de pedrer¨ªa y azabache para los vestidos femeninos, sobrio y sin adornos para el traje masculino. Lleg¨® a substituir al vestido tradicional en las zonas rurales. Incluso las novias se casaron de negro. En el siglo pasado, altern¨® elegancia con agresividad, el glamour del cine en blanco y negro con las camisas negras fascistas, Balenciaga y Chanel con la subversi¨®n punk. En los ochenta, el negro, sobrio o c¨¢ustico, invadi¨® la indumentaria y aqu¨ª sigue, actualizando el presente, como la muerte. Lo sab¨ªa Jorge Manrique: "Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte recordando c¨®mo se pasa la vida, c¨®mo se viene la muerte tan callando".
Atrapados en el negro viven todos los colores.
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