Les Luthiers, por dentro

Los cuatro genuinos integrantes de Les Luthiers se han citado para debatir sobre el futuro del grupo. Es jueves 8 de octubre y a¨²n no se han vestido con su ropa de escena. Van llegando puntuales al camerino asignado a Marcos Mundstock en el Auditorio de Oviedo, donde el d¨ªa anterior comenz¨® su recorrido espa?ol 2015-2016. Es la gira m¨¢s dif¨ªcil: la primera sin Daniel Rabinovich, el notario que se convirti¨® en humorista. Y un momento clave para el grupo.

Marcos Mundstock se sienta junto al espejo y se apoya en una mesita, Jorge Maronna se agacha en un rinc¨®n cual futbolista que posa ante los fot¨®grafos. Carlos N¨²?ez Cort¨¦s ocupa un sill¨®n; y en el otro se acomoda Carlos L¨®pez Puccio. El periodista y escritor colombiano Daniel Samper, amigo de todos ellos y su bi¨®grafo oficial, se apoya en el piano de pared que hace m¨¢s estrecha la estancia, y permanece en silencio.

Casi nunca viajan todos juntos, rara vez se alojan en el mismo hotel y solo excepcionalmente se re¨²nen para comer o cenar

Apenas han transcurrido ocho semanas desde que falleci¨® a los 71 a?os Daniel Rabinovich. En sus ¨²ltimos meses de enfermedad, Daniel planteaba a sus compa?eros la posibilidad de que este grupo humor¨ªstico argentino crease unas ¡°franquicias Les Luthiers¡±, algo as¨ª como los elencos de El Circo del Sol o de Mayumana que act¨²an por el mundo con diferentes artistas pero una idea com¨²n y un espect¨¢culo id¨¦ntico.

Y hoy, jueves 8 de octubre, la reuni¨®n del camerino estrecho empieza a programar ese proceso, a¨²n incipiente, pero que se acelerar¨¢ en 2017 porque N¨²?ez Cort¨¦s ya ha comentado su intenci¨®n de jubilarse entonces, cuando se cumplan 50 a?os de Les Luthiers en el escenario.

Los cuatro luthiers due?os de la marca comienzan elogiando el trabajo de los dos incorporados: Tato Turano y Mart¨ªn O¡¯Connor, quienes se reparten los papeles que antes desempe?aba Rabinovich. Y en este camerino estrecho, Mundstock, Maronna, L¨®pez Puccio y N¨²?ez Cort¨¦s recuerdan satisfechos, pero tambi¨¦n inquietos, que las risas del p¨²blico siguen surgiendo en el mismo momento en que las desataba Daniel, el inolvidable Neneco para ellos y para todos sus amigos. Lo toman como una cierta cura conjunta de humildad.

Durante su conversaci¨®n, se refieren a s¨ª mismos como personajes. As¨ª, por ejemplo, Marcos comenta: ¡°Cuando Marcos se pone la capa del primo de Dr¨¢cula¡­¡±, y ese ¡°Marcos¡± no es ¨¦l, sino el Marcos que aparece en escena y se pone la capa del primo de Dr¨¢cula. Y el Marcos que se pone la capa del primo de Dr¨¢cula causa la carcajada porque su histrionismo contrasta con la seriedad desternillante del Marcos locutor que presenta cada escena, y que tambi¨¦n es Marcos la persona. Los cuatro luthiers temen que no ocurra igual cuando la capa se la ponga un reemplazante que no fue antes Marcos el locutor, porque el sustituto ocasional solo ser¨¢ ¡°Marcos¡± cuando se ponga la capa, y no cuando presenta una canci¨®n. Es m¨¢s dif¨ªcil explicarlo que llevarlo a escena. Y habr¨¢ que probarlo.

Est¨¢n felices tambi¨¦n con los dos nuevos reservas (Roberto Antier y Tom¨¢s Mayer-Wolf). Tanto estos ¨²ltimos como Turano y O¡¯Connor cuentan con mucha experiencia en escena; trabajaron antes como m¨²sicos, cantantes y actores.

O¡¯Connor y Turano llevan a?os supliendo bajas temporales del elenco y ya se pueden considerar miembros estables de la formaci¨®n. Ahora se trata de que los otros dos se fogueen para el d¨ªa en que les toque sustituir a algunos de los miembros hist¨®ricos o a los anteriores reemplazantes.

Roberto, hijo de la famosa actriz argentina Violeta Antier, es instrumentista, cantante y actor. Todos los presentes en este camerino estrecho elogian su entusiasmo y su confianza en que estar¨¢ pronto a la altura de Marcos Mundstock, a quien comenzar¨¢ sustituyendo precisamente en el papel del primo de Dr¨¢cula durante la escena La redenci¨®n del vampiro. Y en esta reuni¨®n establecen qu¨¦ d¨ªa de la gira se enfrentar¨¢ a su primera prueba con p¨²blico (ser¨¢ en A Coru?a) y c¨®mo se ir¨¢ desarrollando su incorporaci¨®n paulatina.

Tambi¨¦n debaten sobre c¨®mo presentarlo. ?Deber¨ªa anunciarlo una voz al comienzo del espect¨¢culo? ?Deber¨ªa saludar con los dem¨¢s al principio, pese a participar s¨®lo en una escena? De momento, eso lo dejan pendiente.

Y desde luego que Roberto parece entusiasmado con la idea de su estreno personal. Mientras se desarrolla la reuni¨®n en el camerino estrecho, ¨¦l ya se mueve por el trascenio ataviado con la capa del vampiro que dentro de unos minutos se pondr¨¢ Mundstock sobre su esmoquin de actuar. Est¨¢ radiante dentro de ella, sobre todo porque acciona divertido el interruptor que la convierte en luminosa. Parece sentirse ya un verdadero luthier.

Viajes y hoteles separados. Los miembros del grupo casi nunca viajan todos juntos, rara vez se alojan en el mismo hotel y solo excepcionalmente se re¨²nen para comer o cenar. Hace ya muchos a?os que se dotaron de la ayuda de un psic¨®logo, el doctor Fernando Ulloa, quien les sugiri¨® unas normas que incluyen la m¨¢xima libertad personal, siempre que todos cumplan con las obligaciones comunes. Durante mucho tiempo hicieron con ¨¦l ¡°terapia institucional¡± en Buenos Aires. Y Marcos aclara ahora: ¡°Pero ya hace bastantes a?os que nos dimos el alta¡±.

La primera obligaci¨®n de esta gira (que patrocina EL PA?S) est¨¢ anotada para el lunes 5 de octubre: rueda de prensa en el Palacio de los Deportes de Madrid, el recinto donde actuar¨¢n en marzo de 2016 (ya est¨¢n las entradas a la venta). Cada cual elige su vuelo y su alojamiento, dentro de la amplia gama de posibilidades que les facilita Javier Navarro, el director de producci¨®n. En Oviedo, por ejemplo, se repartir¨¢n en tres hoteles.

Marcos Mundstock viaja acompa?ado por su mujer, Laura Glezer, cardi¨®loga, y por la hija de ambos, Luc¨ªa, una hincha del Madrid. Mundstock y Rabinovich, que eran vecinos en Buenos Aires, se juntaban para ver por televisi¨®n al equipo de sus amores y dolores. Y Marcos tiene con su hija una cita irremplazable: el derbi Atl¨¦tico-Real que se juega en el Calder¨®n. As¨ª que aterrizan el domingo por la ma?ana y asisten al partido por la noche en el estadio, junto con Javier Navarro. Disfrutan de todo y se hacen fotos en la grada, pero lamentan el resultado (1-1). Los tres le echan la culpa al entrenador, Rafa Ben¨ªtez, y a su t¨¢ctica defensiva en la segunda mitad.

Uno a uno, los dem¨¢s van llegando a Barajas. En total viajan desde Buenos Aires los seis luthiers (algunos de ellos, con sus parejas), los dos reemplazantes, el director de producci¨®n (Javier Navarro) y nueve t¨¦cnicos. En Madrid se suman Pablo Maronna (hijo de Jorge Maronna), gerente general en Espa?a, y el equipo local de sonido y luminotecnia contratado para esta gira (otras seis personas).

Desde Argentina vienen tambi¨¦n cinco toneladas de material y 24 maletas con pertenencias personales. Cada instrumento musical ha sido envuelto en su embalaje hecho a medida, con cuidadosa protecci¨®n para los instrumentos informales (el bolarmonio, el lat¨ªn o viol¨ªn de lata, la violata o viola de lata¡­).

Todos los objetos y aparatos necesarios para este espect¨¢culo, titulado ?Chist!, se transportar¨¢n luego por carretera en dos grandes camiones.

La rueda de prensa de Madrid se desarrolla a mediod¨ªa ante una veintena de fot¨®grafos y se remata con un asado argentino del que participan los periodistas. Una parte de las carnes, morcillas y chorizos que salen de la parrilla acaban en el autocar que trasladar¨¢ enseguida a todo el equipo luthier hasta Oviedo. Han preferido esa f¨®rmula en vez del avi¨®n porque el viaje les parece m¨¢s grato. Para no hacer paradas, llevan dos conductores. ?Y tanta prisa? Javier Navarro responde: ¡°No podemos perder tiempo, en Oviedo nos esperan una rica fabada y el arroz con leche¡±.

Cuando entran en Asturias, casi todas las localidades de las cinco funciones est¨¢n ya vendidas. El Auditorio Pr¨ªncipe Felipe acoge 1.496 asientos ¨²tiles, y los precios oscilan entre 50 y 80 euros. En A Coru?a, con un aforo mayor, ser¨¢ posible un abanico m¨¢s amplio: entre 35 y 80. Para Madrid, las butacas m¨¢s baratas se compran igualmente por 35 euros.

Tiempo libre. La gente no suele reconocerlos por la calle sin sus caracter¨ªsticos esm¨®quines de escena (viajan con dos cada uno; aqu¨ª cualquier percance tiene soluci¨®n). S¨ª lo hace, sin embargo, el periodista mexicano Adalberto R¨ªos, considerado el m¨¢s importante fot¨®grafo documentalista de su pa¨ªs. Est¨¢ de vacaciones por Espa?a y toma unas fotos a algunos de ellos cuando coinciden en la salida del hotel Reconquista.

N¨²?ez Cort¨¦s se dispon¨ªa a caminar por Oviedo, acompa?ado de Valeria Dorza, gastr¨®noma, admiradora del grupo que acab¨® cas¨¢ndose con el pianista. Jorge Maronna espera impaciente la llegada desde Buenos Aires de su esposa, Claudia Rodr¨ªguez Carrera, exazafata de Aerol¨ªneas Argentinas, que ha vivido un penoso retraso a¨¦reo en el enlace con el vuelo de Iberia a Asturias (eso que se ahorraron los del autocar). Los dos pasear¨¢n luego por Oviedo y se retratar¨¢n junto a la ya famosa figura de Mafalda que est¨¢ sentada en un banco del parque Campo de San Francisco. Tato Turano y Mart¨ªn O¡¯Connor se dan un garbeo por la plaza de la Gesta. De los dem¨¢s no se sabe nada, por el momento.

Cada cual hace su vida, y todos respetan los movimientos del otro. Algunos van a comprar un par de regalos porque esa noche, despu¨¦s de la funci¨®n, tendr¨¢n doble fiesta de cumplea?os. Coinciden los de Carlos L¨®pez Puccio y Luc¨ªa Mundstock, la forofa madridista de 23 a?os que se prepara para una larga carrera como actriz. Un gran amigo de Carlos ha venido a acompa?arles en tan se?alada fecha: Marcelo Balsells, miembro del grupo de canto a capella Opus 4 y ahora director de la Casa de Argentina en Par¨ªs.

La funci¨®n. Se desplazan casi todos juntos hacia el Auditorio (falta Marcos, que va por su cuenta desde su hotel) en un minib¨²s que los deposita en las tripas del teatro.

Empieza el espect¨¢culo. Cuando Marcos presenta una de las canciones del imaginario Johann Sebastian Mastropiero, el teatro r¨ªe con solo escuchar el nombre de este peculiar personaje. El luthier locutor se acompa?a de una carpeta abierta que le facilita la lectura. ?Lee realmente un texto, o se lo sabe de memoria al cabo de tantas actuaciones? ¡°S¨ª, s¨ª, lo leo¡±, explicar¨¢ despu¨¦s. ¡°Es la mejor manera de simular que estoy leyendo¡±.

Despu¨¦s de las primeras funciones, el conjunto argentino ha cambiado dos palabras del guion para adaptarlas al espa?ol de Espa?a. Cada vez que perciben un ruido ling¨¹¨ªstico, se aprestan a corregirlo. En el estreno y en la segunda funci¨®n dijeron ¡°financista¡±, y en la tercera usar¨¢n ya ¡°financiero¡±. Y tambi¨¦n abandonar¨¢n el t¨¦rmino ¡°hotel¡± (que ellos cre¨ªan gracioso en el contexto en que lo usan en la escena Encuentro en el restaurante) para decir en su lugar ¡°picadero¡±¡­ ?que ya hab¨ªan utilizado en Espa?a hace a?os!, pero no lo recordaban.

En esa misma funci¨®n, tres de los luthiers se hallan en escena con uno de los n¨²meros, y de repente otros dos, Maronna y L¨®pez Puccio, necesitan ensayar el que han de representar ellos dos poco despu¨¦s. Se titula Solo necesitamos (una parodia de la m¨²sica hippy). Les ha sobrevenido cierta inseguridad, porque estrenan esa canci¨®n en Espa?a y la han retocado respecto a versiones anteriores. Se sit¨²an en uno de los laterales del escenario, cierran las puertas y cantan. Les sale perfecto. Dos minutos despu¨¦s la repiten ante el p¨²blico.

Terminan esa intervenci¨®n y L¨®pez Puccio se sienta entre cajas junto a su amigo Balsells. Desde un lateral, ambos ven de perfil en escena a Mundstock, N¨²?ez Cort¨¦s y Mart¨ªn O¡¯Connor. De repente, Puccio suelta una carcajada tras uno de los chistes. ?Pero c¨®mo es posible que a¨²n se r¨ªa, si tiene que saberse la funci¨®n entera de memoria? ¡°Me r¨ªo¡±, contesta, ¡°porque en este n¨²mero suelo volverme al camerino y hac¨ªa mucho que no lo ve¨ªa. Es muy gracioso¡±.

Esa silla que deja Puccio para regresar al escenario la ocupar¨¢ poco despu¨¦s Mart¨ªn O¡¯Connor, que acaba de regresar desde las luces y le cuenta al amigo Balsells sus problemas de garganta y lo que acarrea sustituir a Rabinovich. ¡°?Me han ayudado todos tanto¡­!¡±. Y lo dice con tanta sinceridad que es imposible no sentir tambi¨¦n el deseo de echarle una mano en lo que haga falta.

La funci¨®n termina el viernes 9 entre aclamaciones, como los dos d¨ªas anteriores. Apenas siete minutos despu¨¦s, ya est¨¢n todos vestidos con ropa de calle y subiendo de nuevo al minib¨²s que les llevar¨¢ a Casa Ferm¨ªn para celebrar los dos cumplea?os con una op¨ªpara cena. En el trayecto, Daniel Samper les toma el pelo a todos, y acaban hablando sobre bancos y barcos, no se sabe bien por qu¨¦. Y el periodista colombiano remata: ¡°?C¨®mo es posible que los barcos les hayan quitado a los bancos el monopolio del verbo atracar?¡±.

El d¨ªa termina con la cena de cumplea?os a la que asisten todos los luthiers excepto N¨²?ez Cort¨¦s y su pareja, Valeria. (Respeto m¨¢ximo, nadie hace cuesti¨®n del asunto). Tambi¨¦n acuden algunos amigos, as¨ª como miembros del equipo y el representante y gerente Lino Patalano, art¨ªfice de esta y otras giras de los humoristas argentinos. Puccio se sienta junto a su pareja, Carolina Mart¨ªnez, profesora de piano, y disfruta de los regalos y del ambiente. Luc¨ªa, la hija de Mundstock, recibe entre los obsequios la vestimenta oficial de entrenamiento del Real Madrid.

Un par de d¨ªas antes, Lino Patalano se hab¨ªa reunido con el concejal de Cultura de Oviedo, Roberto S¨¢nchez Ramos (Izquierda Unida), quien le propuso que el grupo celebre en el prestigios¨ªsimo teatro Campoamor sus 50 a?os en escena, que se cumplen el 4 de septiembre de 2017. En ese escenario actuaron ya durante sus primeras giras espa?olas, organizadas por su querid¨ªsimo Pepe Caturla, ya fallecido; pero ahora los organizadores suelen elegir el Auditorio, igualmente prestigioso, pero de mayor aforo. En cualquier caso, el regreso al a?orado Campoamor deber¨¢ producirse en otro momento, porque durante esas fechas estar¨¢n una vez m¨¢s en el ¡°maravilloso¡± teatro de la Maestranza, en Sevilla.

Para entonces a¨²n continuar¨¢ sobre el escenario Carlos N¨²?ez Cort¨¦s. Los dem¨¢s miembros hist¨®ricos desean seguir trabajando mientras se pueda, para lo que hacen falta las incorporaciones y el sistema de ?reemplazos.

Eso garantizar¨¢ muchos a?os que el p¨²blico de Les Luthiers disfrute de un espect¨¢culo donde se ofrece algo tan valioso como escaso: dos horas de felicidad.

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