Paco Roncero, coraz¨®n de marat¨®n
El chef espa?ol afronta su quinta participaci¨®n en la gran carrera de Nueva York entre la incertidumbre por las lesiones y la motivaci¨®n ante una prueba m¨ªtica
La entrevista empieza esquivando coches y transe¨²ntes junto a la Quinta Avenida de Nueva York en plena hora punta y acaba dejando atr¨¢s Central Park, el gran pulm¨®n de Manhattan, en una ma?ana gris, pero agradable. En medio, 56 minutos y casi 10 kil¨®metros corriendo en los que el paisaje se transforma: los cl¨¢xones dan paso a los jadeos de corredores equipados de auriculares y aspecto concentrado y ausente, los caracter¨ªsticos taxis amarillos y las furgonetas de reparto FedEx, al correr de alguna ardilla, a las pedaladas ciclistas y a la mezcla de rojos, marrones y verdes de las hojas del oto?o neoyorquino. La urgencia de las zancadas tienen un motivo, el cocinero Paco Roncero (Madrid, 1969) ha cruzado el oc¨¦ano Atl¨¢ntico para participar este domingo junto a m¨¢s de 50.000 corredores en una de las pruebas deportivas m¨¢s multitudinarias del mundo: el marat¨®n de Nueva York.
Es la quinta vez que llega a la ciudad para lo mismo, aunque en un principio no era esa su intenci¨®n: "Mi idea era hacer uno y punto, y quise hacer el m¨¢s impresionante, Nueva York. Haces uno lo pasas fatal y cuando entras en meta te dices venga vamos a por otro". Esa reincidencia tiene algo de masoquismo cuando relata las experiencias anteriores: una lesi¨®n de rodilla que le deja parado un a?o a solo 10 d¨ªas del marat¨®n, cuando llegaba con 74 kilos de peso y el rostro afilado de los fondistas ¡ªlleg¨® a estar en 112 kilos¡ª ; un hurac¨¢n (Sandy), que obliga a suspender la carrera a solo dos d¨ªas de su celebraci¨®n, y el pasado a?o, la en¨¦sima lesi¨®n que le obliga a caminar la segunda parte de la prueba. Roncero asocia todos esos contratiempos a la tensi¨®n del trabajo, a la edad ¡ªtiene 46 a?os¡ª, y a su esp¨ªritu competitivo: "Tengo mentalidad de chaval y me pico hasta con el de la esquina", reconoce.
Los percances no han evitado que vuelva porque le queda el recuerdo m¨¢s intenso: el de la primera vez. La nostalgia de su estreno maratoniano en Nueva York en 2009 sigue actuando para Roncero como un im¨¢n hacia una disciplina cuya m¨ªstica proviene de Grecia pero que Nueva York eleva a la categor¨ªa de espect¨¢culo mundial. En aquella ocasi¨®n llevaba apenas nueve meses corriendo tras 15 a?os de vida sedentaria, y sus m¨¢s de 100 kilos no fueron obst¨¢culo para que atravesara la meta entre l¨¢grimas de emoci¨®n 4 horas y 21 minutos despu¨¦s de la salida.
"Nunca he podido correrlo en plenas condiciones", explica con cierta frustraci¨®n. No est¨¢ claro que el chef pueda saldar su deuda con la prueba en esta edici¨®n, en la que tiene como objetivo correrlo en 3 horas 30 minutos: una rotura en los isquiotibiales a tres semanas de la prueba hace que extreme las precauciones y que su acompa?ante en el entrenamiento, la exatleta profesional Nerea Ruano, que tambi¨¦n estar¨¢ a su lado este domingo cuando el New York, New York de Frank Sinatra preceda al pistoletazo de salida, le pregunte con cierta asiduidad si se encuentra bien. "Noto que el dolor est¨¢ ah¨ª", responde el director del restaurante del Casino de Madrid mientras el ritmo del trote cambia adapt¨¢ndose a las subidas y bajadas de Central Park.
Roncero ha seguido un plan de entrenamiento elaborado por Juan del Campo, entrenador de atletas de ¨¦lite como Jes¨²s Espa?a, mito en activo del 5.000 metros espa?ol que precisamente acaba de anunciar su intenci¨®n de saltar al marat¨®n con la vista puesta en los Juegos Ol¨ªmpicos de R¨ªo. Roncero ha corrido en torno a 60 kil¨®metros semanales con la Casa de Campo madrile?a como centro de operaciones. En su contra: un horario laboral que le ha llevado a buscar huecos para entrenar a horas intempestivas, ya sea a las siete de la ma?ana o a medianoche, una situaci¨®n con la que est¨¢n familiarizados muchos atletas populares que preparan un marat¨®n. "Correr me da libertad, me hace sentirme bien. Lo he metido en mi estilo de vida", cuenta.
En esa rutina el mundo de la cocina es el centro de todo, y como tal aprovecha la visita a Nueva York para conocer nuevos restaurantes. Entre sus favoritos est¨¢n el Ippudo, de cocina japonesa, y el Porter House para comer carne. "Lo que m¨¢s me gusta de los americanos es la capacidad que tienen de montar restaurantes de calidad que dan de comer a 500 personas". Para el d¨ªa antes de la carrera, lejos de experimentos, apuesta por la pasta, el men¨² habitual del maratoniano para acumular reservas de hidratos de carbono.
Tras una breve desorientaci¨®n en Central Park que pone un par de kil¨®metros m¨¢s en las piernas del cocinero, y con el reloj marcando un ritmo medio de en torno a diez kil¨®metros por hora, asequible para el jurado de Masterchef Colombia, que no quiere forzar a escasos d¨ªas del marat¨®n, el entrenamiento est¨¢ pr¨®ximo a terminar. "Mira, por ah¨ª est¨¢ la meta", se?ala al pasar cerca de la llegada. "Es bestial la gente que hay animando", dice con el recuerdo vivo en la mirada. "Ya puedes ir dej¨¢ndote el alma que en ese momento te crees el amo del mundo".
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