Astronautas

El esp¨ªritu humano est¨¢ generando el sue?o de colonizar Marte como una escapatoria para el d¨ªa, no tan lejano, en que este mundo se convierta definitivamente en un basurero inhabitable. Pero ese sue?o no es sino una coartada para seguir destruyendo la Tierra impunemente con la excusa de que en el futuro habr¨¢ otro planeta de repuesto. M¨¢s all¨¢ de la conquista del sistema solar existe una aventura gal¨¢ctica menos complicada en la que todos podemos ser astronautas. Bastar¨ªa con adecentar este mundo, el ¨²nico que tenemos a mano, para que se convirtiera en un planeta distinto al que se podr¨ªa viajar sin salir de casa. Solo en nuestra peque?a galaxia hay millones de mundos semejantes a la Tierra que podr¨ªan albergar vida, pero es pr¨¢cticamente imposible que exista un lugar tan maravilloso en el universo donde se den a la vez la sinfon¨ªa 41 de Mozart y el pan gallego, una escultura de Fidias y las trufas color violeta del Perigord, los versos de H?rderlin y el balanceo felino de una mulata caminando por la playa de Copacabana, una madona de Rafael y los erizos de enero con vino del Rin, la serenidad de S¨®crates ante la muerte y los salmonetes de roca, la duda de Hamlet y la locura de Alonso Quijano. Otro sue?o que genera el esp¨ªritu humano es la existencia de seres de otras galaxias que un d¨ªa podr¨ªan venir a ense?arnos las fuentes de una energ¨ªa inimaginable. Pero esos extraterrestres ya est¨¢n aqu¨ª. Son esa gente corriente que trabaja para que este planeta al que estamos condenados se convierta en un hogar limpio y confortable. Los pacifistas, los ecologistas, los naturistas, los esforzados combatientes contra el cambio clim¨¢tico son los astronautas extraterrestres en esta formidable empresa gal¨¢ctica. Un viaje interestelar a ese planeta fant¨¢stico se empieza depositando la basura reciclada en el contenedor apropiado.