?Larga vida a Schengen!
Los refugiados son v¨ªctimas, no una amenaza. Dar ahora un paso atr¨¢s en el convenio de libre circulaci¨®n ser¨ªa un grave perjuicio para los ciudadanos y las empresas. No debemos caer en la tentaci¨®n de volver a las fronteras nacionales
?La llegada masiva de personas en busca de asilo a la Uni¨®n Europea ha dado pie a una magn¨ªfica exhibici¨®n de solidaridad hacia los refugiados y entre los Estados miembros, pero al mismo tiempo ha suscitado grandes preguntas sobre nuestra capacidad de garantizar una aut¨¦ntica vigilancia de las que hoy son nuestras fronteras comunes.
Pues bien, pedimos a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE que afronten esta oleada sin precedentes a partir de una visi¨®n pol¨ªtica clara: los refugiados no son ninguna amenaza, sino que son v¨ªctimas, y los ciudadanos europeos son lo suficientemente fuertes como para soportar a largo plazo el reto de recibirlos e integrarlos. Pedimos tambi¨¦n a los jefes de Estado y de Gobierno que ofrezcan su ayuda a los pa¨ªses que est¨¢n dando hoy acogida a la mayor¨ªa de los refugiados sirios (Turqu¨ªa, Jordania y L¨ªbano), con el fin de posibilitar que los desplazados puedan permanecer en su regi¨®n de origen. Asimismo les pedimos que refuercen la vigilancia de nuestras fronteras: en concreto, que intensifiquen la lucha contra los traficantes de personas y el crimen organizado y hagan todo lo posible para mejorar el intercambio de informaci¨®n entre los distintos servicios de polic¨ªa e inteligencia.
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Para ello, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE tienen la suerte de contar con numerosos instrumentos de cooperaci¨®n policial y judicial de ¨¢mbito europeo (el Sistema de Informaci¨®n de Schengen, Europol, Frontex, la Oficina Europea de Apoyo al Asilo y otros), que necesitan utilizar y diversificar para hacer frente a la crisis. Es fundamental que movilicen dichos instrumentos, tanto por motivos de eficacia (un pa¨ªs que act¨²e por su cuenta no puede hacer nada) como para fomentar la confianza rec¨ªproca entre los Estados miembros. Todos ellos deben tener la convicci¨®n de que ninguno est¨¢ incumpliendo su deber de vigilar nuestras fronteras comunes. Ese es el esp¨ªritu que anima la reciente creaci¨®n de los centros europeos para la identificaci¨®n y clasificaci¨®n de los refugiados (puntos calientes) en Grecia e Italia. Debemos mostrarnos solidarios con estos pa¨ªses; por generosidad, sin duda, pero tambi¨¦n para poder recuperar el control de la situaci¨®n en nuestras fronteras. Adem¨¢s, debemos ampliar sin m¨¢s tardar esta serie de medidas de europeizaci¨®n, mediante el establecimiento de un servicio europeo de guardacostas y un cuerpo europeo de guardias de fronteras, la realizaci¨®n de operaciones mar¨ªtimas bajo la bandera de Naciones Unidas, el refuerzo de Frontex, con la inclusi¨®n entre sus competencias de procedimientos para la expulsi¨®n de inmigrantes ilegales, la creaci¨®n de rutas europeas para la inmigraci¨®n legal, etc¨¦tera.
Si bien es cierto que las reglas de Schengen autorizan el restablecimiento provisional de la vigilancia de las fronteras nacionales en caso de crisis, a nadie le interesa que una situaci¨®n as¨ª se prolongue, dados los costes econ¨®micos y financieros tan desorbitados que entra?a. El regreso a las fronteras nacionales puede ser quiz¨¢ una opci¨®n, ?pero desde luego no es la soluci¨®n! El Acuerdo de Schengen se firm¨® hace 30 a?os, y se ampli¨® con posterioridad hasta beneficiar a 400 millones de europeos, precisamente para permitir que los conductores de camiones, los trabajadores fronterizos y las empresas que exportan sus productos a toda Europa dejaran de perder tiempo; porque, como todo el mundo sabe, el tiempo es oro. Los puestos fijos de vigilancia de fronteras, caros y falsamente tranquilizadores, se sustituyeron por controles m¨®viles, el desarrollo de la cooperaci¨®n policial a escala europea y el refuerzo de la vigilancia de las fronteras externas para mejorar la eficacia de nuestros guardias de aduanas y nuestros agentes de polic¨ªa. Dar ahora un paso atr¨¢s equivaldr¨ªa a perder de vista lo esencial en medio de la confusi¨®n. Puesto que es evidente que todos los europeos ¡ªtrabajadores, peque?as y medianas empresas, contribuyentes, y as¨ª sucesivamente¡ª saldr¨ªan perdiendo con la medida, ?qui¨¦n saldr¨ªa ganando?
El acuerdo, firmado hace treinta a?os, se ampli¨® despu¨¦s para beneficiar a 400 millones de europeos
Adem¨¢s de todo esto, es necesario hacer pleno uso de la herramienta Schengen para estar en mejor disposici¨®n de hacer frente a la amenaza del terrorismo. Debemos recordar que el prop¨®sito de la inmensa mayor¨ªa de los 141 art¨ªculos del convenio que regula la aplicaci¨®n del Acuerdo de Schengen es organizar la cooperaci¨®n policial y judicial entre las autoridades nacionales de los Estados miembros, una forma de cooperaci¨®n tan ¨²til que incluso pa¨ªses no firmantes del acuerdo, como Reino Unido, han decidido sumarse a ella. Schengen significa al mismo tiempo m¨¢s libertad y m¨¢s seguridad, dos aspectos en los que es necesario progresar y que hay que consolidar de manera paralela.
Es innegable que la reacci¨®n emocional ante un atentado terrorista reaviva una necesidad de seguridad que puede cristalizar en forma de una vuelta al control de las fronteras nacionales, debido a la importancia que tienen dichas fronteras en nuestra imaginaci¨®n colectiva. Pero la manera m¨¢s eficaz de satisfacer ese deseo de seguridad es actuar en el marco del espacio Schengen. Muchas veces, tanto en Europa como en otros lugares, los atentados terroristas son obra de ciudadanos locales, pero tambi¨¦n tienen ra¨ªces internacionales y, por consiguiente, requieren respuestas a escala europea e internacional. Los terroristas son con frecuencia personas conocidas para la polic¨ªa, el sistema legal y los servicios de inteligencia, por lo que podremos combatir mejor el terrorismo si dedicamos m¨¢s recursos legales, humanos y econ¨®micos a esos servicios y a poner en marcha medidas como la adopci¨®n de un RNP (Registro de Nombre de Pasajeros) europeo, en lugar de despilfarrarlos de forma m¨¢s est¨¦ril en la vigilancia de las fronteras internas dentro del espacio Schengen y en el control innecesario de los cientos de millones de ciudadanos europeos que las cruzan cada mes. Schengen es un requisito imprescindible para nuestra seguridad: para derrotar al terrorismo, debemos ser conscientes de que nuestra fuerza reside en la unidad y la desuni¨®n nos deja indefensos.
Los 141 art¨ªculos del tratado permiten adem¨¢s una acci¨®n eficaz contra el terrorismo
Ante las crisis internacionales debemos salvaguardar y ampliar Schengen y no caer en la peligrosa tentaci¨®n de volver a las fronteras nacionales, un paso que perjudicar¨ªa a los ciudadanos europeos y no reforzar¨ªa de ninguna manera su seguridad. Ante los nuevos desaf¨ªos, debemos estar m¨¢s unidos y mantener un esp¨ªritu de cooperaci¨®n y solidaridad, para que Schengen siga vigente. ?Larga vida a Schengen!
Jacques Delors fue presidente de la Comisi¨®n Europea entre 1985 y 1994. Este art¨ªculo lo firman tambi¨¦n Antonio Vitorino y los participantes en el Comit¨¦ Europeo de Orientaci¨®n 2015 del Instituto Jacques Delors.
Traducci¨®n de M? Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Los refugiados son v¨ªctimas, no una amenaza. Dar ahora un paso atr¨¢s en
el convenio de libre circulaci¨®n ser¨ªa un grave perjuicio para los ciudadanos y las empresas. No debemos caer en la tentaci¨®n de volver a las fronteras nacionales
Jacques Delors fue presidente de la Comisi¨®n Europea entre 1985-1994. Este art¨ªculo lo firman tambi¨¦nAntonio Vitorino y los participantes en el Comit¨¦ Europeo de Orientaci¨®n 2015 del Instituto Jacques Delors.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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