Dime lo que escuchas y te dir¨¦ qui¨¦n eres

Le¨ª el otro d¨ªa en una revista sobre materialismo y cultura llamada El Burro los resultados de un estudio sobre lo que escuchan en Spotify j¨®venes brillantes y otros que no lo son tanto. Y seg¨²n esto yo fluct¨²o seg¨²n el d¨ªa; pongamos como ejemplo la semana pasada. El lunes estuve escuchando La sinfon¨ªa del Nuevo Mundo, de Dvorak, la Fant¨¢stica de Berlioz, un trozo de El oro del Rin, de Wagner, y Las variaciones Goldberg, de Bach. Por lo tanto ese d¨ªa era m¨¢s listo que el hambre.

El martes me dio por escuchar electro latino. Entre otras muchas, vibr¨¦ con La gozadera, de Gente de Zona y Marc Anthony, El perd¨®n, de Enrique Iglesias y Nicky Jam, El taxi, de Osmani Garc¨ªa, y El baile del serrucho, de Mr. Black. Seg¨²n ese estudio, ese d¨ªa era m¨¢s tonto que afila mazas.

El mi¨¦rcoles apenas si me dio tiempo a ponerme m¨²sica. Estuve muy ocupado con el trimestre del IVA que se me hab¨ªa pasado por completo, pero s¨ª que recuerdo Thunderstruck, de ACDC, Bad Romance, de Lady Gaga y ¡°triki, triki, mon amour¡±, de Demis Roussos. No queda claro, por lo variado (en cuanto a genero), pero escaso (en cuanto a n¨²mero) de las canciones, si ese d¨ªa estaba tirando a espabilado o a zote.

El jueves retorn¨¦ a los cl¨¢sicos: Brahms, Schubert, Shumann, Liszt, Mendelssohn, Mahler¡­ Incluso me atrev¨ª con el Pierrot Lunaire, de Arnold Sch?enberg (no recomiendo escucharla con resaca) y como pod¨¦is suponer, volv¨ª a ser una pu?etera lumbrera.

Y el viernes disfrut¨¦ de la discograf¨ªa completa de Melendi y no os lo vais a creer, pero mirando la hora me ech¨¦ el caf¨¦ encima.