Un monstruo omn¨ªvoro
Un genio es un monstruo que devora cuanto halla en torno a ¨¦l, lo mastica, lo digiere y lo convierte en algo distinto
1. ?Qu¨¦ es un genio? La mejor definici¨®n que conozco de esa palabra la dio Julio Cort¨¢zar, ese escritor tan desprestigiado a quien tanto debemos tantos (sobre todo algunos de los que m¨¢s se empe?an en desprestigiarlo); dice as¨ª: ¡°Genio es quien se lo cree y acierta¡±. De modo que, para ser un genio, lo primero que hay que hacer es creer que uno puede ser un genio y obrar en consecuencia, trabajando ferozmente, fan¨¢ticamente y desde que se tiene uso de raz¨®n, sin la m¨¢s m¨ªnima garant¨ªa de ser un genio, apost¨¢ndolo todo a la carta ¨²nica y soberbia de la propia, remota e improbable genialidad. Lo segundo que hay que hacer es, ya digo, acertar; es decir: ser de verdad un genio.
2. ?Qu¨¦ hace un genio? Todo el mundo est¨¢ de acuerdo en que Cervantes fue un genio (o al menos en que El Quijote es una obra genial), pero yo s¨®lo lo comprend¨ª a mis 20 a?os, cuando estudiaba en la Aut¨®noma de Barcelona y me matricul¨¦ en dos asignaturas que impart¨ªa Alberto Blecua. Ninguna de las dos trataba de El Quijote, ni siquiera de Cervantes: una trataba de la poes¨ªa de la ¨¦poca de Cervantes; la otra, de la prosa. A lo largo de aquel a?o no hicimos otra cosa que leer poetas y prosistas del XVI y el XVII; pocas veces he disfrutado tanto en mi vida, porque en aquellos dos siglos, en Espa?a, hasta los escritores de tercera categor¨ªa eran de primera. Pero, sin duda por culpa de Blecua ¨Chombre imbuido de Cervantes, y sobre todo de El Quijote¨C, adem¨¢s de gozar como una bestia, comprend¨ª que todos los escritores de la ¨¦poca de Cervantes se parec¨ªan a Cervantes; o, lo que es lo mismo, que Cervantes se parec¨ªa a todos los escritores de su ¨¦poca. Fue entonces cuando comprend¨ª lo esencial: que un genio es un monstruo que devora cuanto halla en torno a ¨¦l, lo mastica, lo digiere y lo convierte en carne de su carne y sangre de su sangre, en algo distinto, grande, superior e irreductiblemente propio. Y fue entonces cuando empec¨¦ a citar una frase de Picasso que desde entonces cito sin parar: ¡°La originalidad no consiste en no parecerse a nadie, sino en parecerse a todo el mundo¡±.
3. ?Es Paco de Luc¨ªa un genio? Eso dicen todos, sobre todo los flamencos, sobre todo los guitarristas flamencos o los guitarristas a secas, sobre todo ahora que lleva ya m¨¢s de un a?o muerto. No hay duda de que De Luc¨ªa se sinti¨® desde ni?o un genio y obr¨® en consecuencia; tampoco de que en el flamenco, o en la guitarra flamenca, lo cambi¨® todo, y de que dot¨® a ese instrumento de una dignidad in¨¦dita. Pero ?significa eso que fuera un genio? ?No les viene grande esa palabra a ¨¦l, a su pa¨ªs y a su tiempo?
La an¨¦cdota se ha contado muchas veces y de muchas formas; yo la cuento como me la cont¨®, hace unos meses y en Sevilla, el guitarrista Eduardo Rebollar. Corr¨ªa 1973, Paco de Luc¨ªa ten¨ªa 26 a?os, estaba grabando Fuente y caudal y en determinado momento el productor le dijo que no hab¨ªa material suficiente para completar el disco, que deb¨ªa a?adir un tema. Entonces De Luc¨ªa pidi¨® unos minutos, durante los cuales se dio un paseo por el estudio de grabaci¨®n; all¨ª estaban trabajando otros m¨²sicos, entre ellos algunos de los m¨¢s populares del momento: el guitarrista oy¨® a Los Marisme?os interpretando Caramba, carambita, y a Las Grecas cantando Te estoy amando locamente. Luego volvi¨® al estudio, llam¨® a un bajo y a un bong¨® y, sin m¨¢s, improvis¨® Entre dos aguas. ¡°Pero, si te fijas bien¡±, a?adi¨® Rebollar, ¡°dentro de esa rumba, disueltas en ella, est¨¢n las melod¨ªas de Los Marisme?os y Las Grecas¡±. Es verdad: el monstruo las devor¨®, convirti¨® su lat¨®n de ¨¦xito veraniego en el oro de la rumba m¨¢s inolvidable del flamenco. Es lo que suelen hacer los genios.
4. ?Qu¨¦ ocurre despu¨¦s del genio? Contra lo que se cree, el genio no fomenta la imitaci¨®n; al rev¨¦s: disuade a los imitadores, conscientes de que nunca podr¨¢n estar a su altura. Luis Landero fue guitarrista antes de novelista y ha contado m¨¢s de una vez que abandon¨® su primera vocaci¨®n cuando apareci¨® Paco de Luc¨ªa. Dios nunca sabr¨¢ cu¨¢ntos creyentes le debe a Bach, escribi¨® Cioran; y nosotros nunca sabremos cu¨¢ntos guitarristas frustrados le debemos a De Luc¨ªa. No ser¨¢ verdad, pero tendr¨ªa su gracia que esa fuera la verdadera raz¨®n por la que, despu¨¦s de El Quijote, la novela pr¨¢cticamente desapareci¨® de Espa?a durante m¨¢s de dos siglos.
elpaissemanal@elpais.es
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