La segunda muerte de Sabino Arana
La convivencia surgida tras el fin del terror y el reconocimiento de las ventajas econ¨®micas del Concierto, convertido en aut¨¦ntica Constituci¨®n vasca asumida por todos, han disipado la nube de violencia sembrada por la mitolog¨ªa sabiniana
A principios del siglo XVII, en la segunda parte ap¨®crifa del Guzm¨¢n de Alfarache, un lacayo vizca¨ªno, ¡°apasionado de su hidalgu¨ªa y de su tierra¡±, suelta un interminable discurso sobre la excepcionalidad de Vizcaya. No faltan en ¨¦l la idea de la independencia originaria, los fueros como expresi¨®n de su libertad y de la nobleza de sus habitantes, la limpieza de sangre protegida al impedir el avecindamiento de moros y jud¨ªos, la exaltaci¨®n de la lengua, ni siquiera el recuerdo de la batalla de Padura, luego llamada Arrigorriaga por sus pe?as tintas en sangre de los leoneses que quisieron conquistar Vizcaya. Casi tres siglos m¨¢s tarde, Padura es la primera de las cuatro victorias de cart¨®n piedra frente a Le¨®n y Castilla, que constituyen en 1892 el n¨²cleo pol¨ªtico del libro-manifiesto de Sabino Arana Goiri, Bizkaya por su independencia.
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Los dem¨¢s elementos siguen ah¨ª, en todo caso actualizados. Los fueros se convierten en leyes viejas, legitimaci¨®n de la independencia; la pureza de sangre se aplicar¨¢ contra los inmigrantes maketos; el euskera y la religi¨®n han de verse liberados de la contaminaci¨®n espa?ola. Pero el mensaje de guerra, ahora refrescado por las guerras carlistas, constituye el n¨²cleo de la propuesta, con el ¨¢rbol de Guernica por emblema, como ya lo fuera en la perorata del lacayo, de una ¡°Vizcaya libre, soberana y sin se?or¡±. Horizonte luego ampliado a Euskadi y al conjunto de Euskal Herria.
As¨ª que en el caso vasco, aun cuando el nacionalismo se construy¨® sobre una tradici¨®n cargada de mitos, los mismos se encontraban ya profundamente enraizados en la historia. Aunque la crisis econ¨®mica y b¨¦lica pareci¨® dar la raz¨®n al diagn¨®stico de Engels hacia 1850, situando a los vascos entre las ¡°ruinas de pueblos¡±, condenadas por el atraso a desaparecer, no sin antes sostener causas reaccionarias. Lo segundo se confirm¨®, con el nacionalismo finisecular como heredero inmediato del carlismo; pero el impacto de la industrializaci¨®n en Vizcaya, con sus consecuencias de traslaci¨®n de poder, y cambios demogr¨¢ficos y culturales, hizo que el sentimiento ag¨®nico ¡ªel ill da euskera!, ha muerto el vascuence, del poeta Arrese y Beitia¡ª sirviera de impulso al nacionalismo agresivo de Sabino Arana. Llev¨® al joven vizca¨ªno a emprender una cruzada contra la dominaci¨®n espa?ola y la ¡°invasi¨®n¡± de los inmigrantes, socialistas y ateos. Con la independencia como objetivo irrenunciable.
El n¨²cleo de la propuesta era el mensaje de guerra, refrescado por las contiendas carlistas
Como el alem¨¢n, el nacionalismo vasco de Sabino Arana es biol¨®gico, antes que ¨¦tnico. Su clave de b¨®veda es la raza. En torno a ella, la religi¨®n (que comparte con el integrismo), los fueros como independencia (fuerismo tambi¨¦n compartido), ambos reunidos en el lema JEL, y el euskera (que Sabino nunca habl¨® bien) fueron rasgos de su movimiento, pero no exclusivos. El racismo ven¨ªa de atr¨¢s (los maketos como belarrimochas, orejas cortas, en la estela de la discriminaci¨®n pirenaica contra los agotes), se reforzar¨¢ con la satanizaci¨®n carlista de belchas o liberales, y servir¨¢ luego contra los nuevos rivales en la lucha por el poder y en el conflicto social. Cierra el c¨ªrculo el anticastellanismo vivido en Barcelona como estudiante. Es un fen¨®meno que se repite hasta hoy a escala europea, cuando odio racial y xenofobia alimentan movimientos como el Frente Nacional en Francia. La violencia nacionalista contra el otro aparece desde un principio con el asalto a c¨ªrculos liberales, en Bilbao, por admitir a maketos, o en Gernika por exhibir la bandera espa?ola. Aqu¨ª gritan por vez primera: ¡°?Muera Espa?a!¡±.
Tal es la cara oscura de la vertiente m¨¢s atractiva de Arana: desarrollar una acci¨®n ag¨®nica por superar el ¡°esto se va¡±, que ¨¦l mismo diagnosticara para la lengua y la identidad vascas. A partir de ah¨ª el sabinianismo puso en marcha una fecunda iniciativa, al insertar el movimiento patri¨®tico en la sociabilidad y gestar la hegemon¨ªa apoy¨¢ndose en una microsociedad constituida por los batzokis, centros socio-pol¨ªticos donde se piensa y se vive en nacionalista.
Sabino Arana admir¨® al ¨²nico santo vasco disponible, Ignacio de Loyola. La visi¨®n militante de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, infalible a su juicio, giraba sobre el concepto de enemigo, aplicable a espa?oles y euskaldunes traidores. Desde ah¨ª, Ignacio pasa a inspirar la idea de una organizaci¨®n fuertemente disciplinada, pensada para imponer los principios excluyentes del partido al conjunto de los vascos. Concepci¨®n b¨¦lica, pero tambi¨¦n pragm¨¢tica. Absolutismo ideol¨®gico, flexibilidad en los medios (alianzas, objetivos parciales). De Sabino a Arzalluz, habr¨¢ que ¡°entrar con el enemigo¡±, no rehuir el ingreso en su espacio pol¨ªtico, siempre que se salga con uno mismo. Una f¨¦rrea disciplina evitar¨¢ desviaciones.
Como el alem¨¢n, el nacionalismo de Sabino Arana es biol¨®gico antes que ¨¦tnico
Esto explica el mal entendido viraje final hacia una Liga de Vascos Espa?olista en 1902. No se trat¨® de moderaci¨®n, sino de ajuste t¨¢ctico a una coyuntura de persecuci¨®n, entrando con el enemigo. Bajo la m¨¢scara regionalista, el objetivo final permanec¨ªa, y nada lo prueba mejor que el melodrama Libe, del mismo a?o, donde el relato vuelve a las batallas victoriosas contra Castilla. No hay dos almas en el nacionalismo sabiniano, cuyos seguidores hasta ETA esgrimir¨¢n ¡°la pureza doctrinal¡±, sino dualidad t¨¢ctica y tensiones con esa voluntad de adecuaci¨®n que ya se afirma, muerto Sabino, cuando el PNV defiende el Concierto Econ¨®mico en 1905 frente a los zelotes de la independencia. Intereses frente a ortodoxia. ?nicamente al salir de escena ETA se ha resuelto el dilema.
Al llegar en noviembre de 2003 el centenario de la muerte de Sabino Arana, era previsible su triunfo p¨®stumo. Fue el a?o en que ETA asesin¨® a Joseba Pagazaurtundua y en que Ibarretxe present¨® en el Parlamento vasco su plan de constituir un Estado Libre Vasco en nombre de la inevitable ¡°soberan¨ªa originaria¡±. Pod¨ªa confirmarse lo que el amo dijera al lacayo del Guzm¨¢n: ¡°por hacer a Vizcaya querer deshacer a Espa?a¡±.
Cuando ya se han cumplido los 150 a?os del nacimiento de Sabino, cabe anotar cambios sustanciales. La convergencia entre independentismo pol¨ªtico y lucha armada se estrell¨® con la p¨¦rdida del Gobierno por el PNV en 2009 (ocaso del maximalismo), y sobre todo contra la derrota inapelable de ETA en 2011. Los mitos no han desaparecido, ni la voluntad abertzale de mantener la tensi¨®n por el ¡°proceso de paz¡±. Solo que la convivencia surgida tras el fin del terror y el reconocimiento de las ventajas econ¨®micas del Concierto, convertido en aut¨¦ntica Constituci¨®n vasca asumida por todos, disiparon esa nube de violencia sembrada por Sabino Arana. Se acab¨®, esperemos que por siempre, Bizkaya por su independencia. Eso s¨ª, como compensaci¨®n el PNV lleva a su antojo una construcci¨®n nacional vasca donde la mitolog¨ªa sabiniana sigue vigente.
Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica y autor de Tras la huella de Sabino Arana (2005).
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