Los paseos de Benzema por ¡®el otro lado de la ley¡¯
A duras penas pueda entenderse la historia de un jugador de f¨²tbol, adulto, sobrado de dinero, que se deja enredar como intermediario de un chantaje
Tal como lo han contado los medios, el caso Benzema (precisemos, el caso de un chantaje sexual al jugador franc¨¦s Mathieu Valbuena) sucedi¨® as¨ª: tres desaprensivos se hacen con un v¨ªdeo en el que aparece Valbuena manteniendo fogosas relaciones con una mujer; informan al jugador de que si no quiere que el v¨ªdeo incendie las redes tiene que pagar 150.000 euros; el tr¨ªo localiza a un amigo de la infancia de Benzema, y ¨¦ste convence a Karim para que se ponga en contacto con Valbuena, con un prop¨®sito oscuro, pero que puede consistir bien en que Valbuena no avise a la polic¨ªa, bien en reforzar la amenaza o en prevenir al colega. Valbuena percibe un tono ¡°amenazante¡± en Benzema y da el queo a la polic¨ªa. Resultado, detenci¨®n o retenci¨®n del jugador del Real Madrid y puesta del jugador bajo tutela judicial.
El abogado de Benzema no tiene un relato de los hechos (relato de narraci¨®n, no de propaganda dominante como se entiende ahora), pero afirma que Karim demostrar¨¢ ¡°buena fe¡±. Demos por descontada la presunci¨®n de inocencia y aceptemos la fenomenolog¨ªa del asunto (amigo que convence a Benzema para que participe en un hecho delictivo); incluso demos por (indebidamente) sentada la buena fe. ?No causa escalofr¨ªos la historia de un jugador de f¨²tbol, adulto, sobrado de dinero, experto en conducir (y estrellar) autom¨®viles a m¨¢s velocidad que Fernando Alonso, que se deja enredar como intermediario bienintencionado de un chantaje? En el mejor de los casos, el delantero franc¨¦s ha demostrado el conocimiento justo para acabar el d¨ªa; y eso es lo que confiere al asunto un matiz tenebroso.
Sea cual sea el papel de Benzema en este turbio asunto (argot de El caso), el estudioso agradecer¨ªa disponer de un examen psicol¨®gico completo del jugador. El sujeto muestra escasa resistencia a refrenar sus deseos (vive capturado por la lujuria de la velocidad) y no aprende de los correctivos sociales que se le aplican (estrell¨® su coche en Pozuelo, ha sido multado por participar en carreras ilegales, se le retir¨® el carn¨¦ por conducir a 216 km/h en la M-40, a pesar de lo cual fue sorprendido de nuevo en la calle Atocha conduciendo sin carn¨¦). Esta ausencia de respuesta a los condicionantes sociales requiere una terapia dr¨¢stica. Sin perjuicio de las responsabilidades penales, si las hubiera, por el caso del chantaje, lo correcto hubiera sido prohibir que el jugador se vista de corto mientras no demuestre que ha olvidado su neurosis con el veloc¨ªmetro.
A todo esto, ?qu¨¦ tienen que decir el Real Madrid y su presidente, Florentino P¨¦rez? No parece que hayan prestado demasiada atenci¨®n al prontuario infractor de Karim, que es tan largo como el de John Dillinger aunque no sea tan destructivo. ?Tambi¨¦n mirar¨¢n para otro lado si el juez de Versalles mantiene la imputaci¨®n? ?Se limitar¨¢n a canturrear el estribillo presunci¨®n de inocencia+dejar que la ley cumpla con su cometido? Seguro que la reacci¨®n del club es tan instructiva como los paseos de Karim por el otro lado de la ley.
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