Ninguna frivolidad

La resoluci¨®n secesionista que la coalici¨®n Converg¨¨ncia/Esquerra y la CUP aprobar¨¢n hoy en el Parlament es un asunto muy grave y de implicaciones peligrosas para nuestra democracia. No debe ser, pues, fr¨ªvolamente minusvalorada.

Se equivocan quienes recalcan su presunta factura t¨¢ctica, los que subrayan que obedece solo a la voluntad de provocar reacciones may¨²sculas o los que sostienen que su aplicaci¨®n ser¨ªa m¨¢s moderada que su literalidad. Al contrario, es una proclama de destrucci¨®n del ordenamiento legal: apela a romper con la Constituci¨®n, quiebra las principales previsiones de reforma del propio Estatut, viola la voluntad de la mayor¨ªa de los ciudadanos de Catalu?a y llama al desacato frontal contra las instituciones democr¨¢ticas. Supone un verdadero golpe al Estado, uno de los desaf¨ªos m¨¢s graves infligidos a la democracia espa?ola y a la autonom¨ªa catalana.

No se trata de una mera provocaci¨®n abstracta, sino de un plan muy concreto de ruptura del orden constitucional. Porque ordena que antes de 30 d¨ªas se tramiten en la C¨¢mara concretas leyes para su ruptura.

La operaci¨®n entra?a graves riesgos de itinerario. Su ret¨®rica y objetivos golpistas no dejan al Gobierno opci¨®n a ignorarla. Viene obligado a recurrirla ante el Tribunal Constitucional, y este, a admitirla a tr¨¢mite con el efecto de suspenderla. Y as¨ª, autom¨¢ticamente con todas las violaciones de la ley que se deriven. El riesgo futuro de esta din¨¢mica viene de la pasada demostraci¨®n de irresponsabilidad de las actuales autoridades auton¨®micas, del presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas, a la nueva titular del Parlament, Carme Forcadell. De la propensi¨®n al enga?o, el desprecio al orden, la desleal astucia y la corrupci¨®n del propio partido de aquel, se sabe casi todo. De Forcadell quedan sus extempor¨¢neos vivas a una inexistente Rep¨²blica; su confusi¨®n de la C¨¢mara con la agitaci¨®n que organizaba como jefa de la Asamblea Nacional Catalana, y el despliegue de su sectarismo ninguneando a los partidos de oposici¨®n.

La presunci¨®n de que l¨ªderes de esta ¨ªnfima calidad democr¨¢tica traten de oponerse a las decisiones judiciales no solo con recursos, sino con algarab¨ªas callejeras, es, pues, de caj¨®n. Y ya se sabe que la estrategia de la tensi¨®n multiplica los riesgos de accidentes, deseados o no. De efectos m¨¢s da?inos en un per¨ªodo de transici¨®n, como el preelectoral. La sensatez de unos y la proporcionalidad de todos deber¨ªa ser la aguja de navegar siempre. Pero sobre todo hasta el 20-D y m¨¢s all¨¢, hasta la consolidaci¨®n de un nuevo Gobierno.

Que la declaraci¨®n unilateral de independencia como secuencia a iniciarse hoy no va por ah¨ª lo indica la agenda econ¨®mico-social adicional aprobada por los dos grupos secesionistas. De perfiles ambiguos y perfume radical (renegociaci¨®n de la deuda), lo peor no son sus herej¨ªas para un partido business friendly, como perjuraba ser el de Mas. Lo peor es que no condena las comisiones del 3% ni los otros turbulentos negocios pujolistas, ni obliga al Gobierno auton¨®mico entrante (alg¨²n d¨ªa lo habr¨¢) a personarse ante el juez contra ellos. Por eso el secesionismo, tambi¨¦n el de Esquerra y la CUP, est¨¢ jugando en la pr¨¢ctica, diga lo que diga su teor¨ªa, en favor de esa ingente corrupci¨®n. Cu¨¢nto desatino.