Recuperaci¨®n para el cambio
La estabilidad social estar¨¢ en peligro si se siguen aplicando pol¨ªticas econ¨®micas conservadoras
Continuar con las pol¨ªticas econ¨®micas conservadoras ser¨ªa un riesgo demasiado elevado para la estabilidad social de Espa?a, aquejada de la mayor desigualdad de su historia reciente. Ni lo hecho durante estos cuatro a?os puede ser gu¨ªa para el futuro ni, como propone Rajoy, ahora solo basta esperar a que el tiempo todo lo cure. Consolidar esta recuperaci¨®n fr¨¢gil e insuficiente, para salir de la crisis y no solo de la recesi¨®n, requiere efectuar grandes cambios en la pol¨ªtica econ¨®mica, social, energ¨¦tica, educativa y presupuestaria, que nos permitan transformar el modelo productivo mediante un crecimiento basado en el valor a?adido, no en la precariedad laboral y, sobre todo, distribuir activamente los frutos de ese crecimiento de manera solidaria empezando por crear empleo estable, revertir los recortes en educaci¨®n, sanidad, dependencia y adoptar medidas de lucha contra la intolerable pobreza masiva.
Espa?a es el pa¨ªs del euro con mayor tasa de paro, d¨¦ficit p¨²blico m¨¢s elevado, creciente desigualdad social y r¨¦cord en aumento de la deuda p¨²blica. A partir de ah¨ª, el reto es crecer de otra manera, m¨¢s sostenible, con el objetivo de repartir, mejorando la situaci¨®n y las perspectivas de los menos favorecidos, que tanto se han incrementado en esta legislatura. Y hacerlo en un mundo globalizado, dentro de la eurozona.
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Los recortes en gastos sociales y la devaluaci¨®n de los costes laborales, emblemas de la pol¨ªtica de austeridad conservadora, no son sostenibles porque deterioran el principal motor interno del crecimiento econ¨®mico, el consumo de las familias, e incrementan la brecha social hasta niveles intolerables. Sobre todo, cuando el fuerte impulso proporcionado por los cambios habidos en la pol¨ªtica monetaria del Banco Central empiece a disminuir, a medio plazo, con un endurecimiento en las condiciones de los cr¨¦ditos.
Recuperar, entonces, un suave impulso presupuestario positivo, compatible con reducir el d¨¦ficit, s¨ª, pero a un ritmo m¨¢s acorde con las posibilidades del pa¨ªs, mediante una mejora discrecional en los ingresos p¨²blicos y la aplicaci¨®n de pol¨ªticas de eficiencia en el gasto, es imprescindible. Solo as¨ª podremos situar en el centro de la acci¨®n p¨²blica las pol¨ªticas que mejoran la productividad (reindustrializaci¨®n, duplicar el gasto en I+D+i, implantar la agenda digital europea, impulsar el tama?o medio de nuestras empresas y la creaci¨®n de nuevas empresas, formaci¨®n profesional, contrataci¨®n p¨²blica), facilitan una transici¨®n energ¨¦tica hacia una econom¨ªa m¨¢s baja en carbono (mayor electrificaci¨®n y mayor utilizaci¨®n de renovables para producci¨®n de electricidad) y permiten redistribuir desde los que m¨¢s tienen a los que m¨¢s necesitan (extensi¨®n de la educaci¨®n de 0 a 18 a?os, reversi¨®n de los recortes sanitarios, cumplimiento de la ley de dependencia, creaci¨®n del ingreso m¨ªnimo vital, consolidaci¨®n del sistema de pensiones).
Hay, pues, mucho que reformar, muchas cosas por hacer de otra manera. Pero hay que hacerlas de manera diferente, con m¨¢s di¨¢logo, con m¨¢s negociaci¨®n, buscando acuerdos y no con imposiciones unilaterales desde la prepotencia de la mayor¨ªa absoluta parlamentaria. El mejor ejemplo de lo dicho, el mercado laboral, donde a una legislaci¨®n impuesta unilateralmente, que desarbola la capacidad de negociaci¨®n de los trabajadores haciendo m¨¢s regresiva la predistribuci¨®n entre salarios y beneficios, tiene que sucederle una nueva legislaci¨®n que haga real la negociaci¨®n colectiva y que debe aprobarse tras escuchar a los interlocutores sociales. El mismo esp¨ªritu de consenso se debe aplicar al Pacto de Toledo, donde debemos encontrar una respuesta negociada a la situaci¨®n de d¨¦ficit creciente en la Seguridad Social como consecuencia de la precarizaci¨®n de los contratos de trabajo, a la reforma educativa, a combatir el calentamiento global, a la reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica, a la lucha contra la violencia de g¨¦nero o, m¨¢s globalmente, a la reforma de la Constituci¨®n.
De todo esto, se est¨¢ hablando esta semana en la conferencia pol¨ªtica donde el PSOE aprobar¨¢ su programa electoral, tras un amplio proceso de debate participativo. Necesitamos hacer tantas cosas diferentes al pasado reciente y de una manera tan diferente que lo m¨¢s seguro es un cambio: de modelo productivo, de relaciones laborales, de Estado de bienestar, etc¨¦tera. Un impulso reformista que solo puede ser cre¨ªble desde un cambio de Gobierno basado en otra mayor¨ªa ciudadana y parlamentaria. Es uno de esos momentos en que el mayor riesgo es no cambiar.
Jordi Sevilla, exministro socialista, es asesor econ¨®mico de Pedro S¨¢nchez.
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