Catalu?a humillada
Mas hunde el prestigio de la Generalitat al subastarlo al postor antisistema
No te preguntes qu¨¦ puede hacer Catalu?a por ti, sino qu¨¦ puedes hacer t¨² por Catalu?a. El presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas, se coloc¨® ayer en las ant¨ªpodas de ese imperativo de ra¨ªz kennedyana y registr¨® su segundo ¡ªe hist¨®ricamente in¨¦dito¡ª sonoro fracaso en el intento de investirse como nuevo presidente.
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En vez de honores, Mas obtuvo una sangrante humillaci¨®n para s¨ª mismo y para la instituci¨®n que encarna ¡ªtan decisiva para el autogobierno de los ciudadanos catalanes como simb¨®lica para su sentimentalidad hist¨®rica¡ª cada d¨ªa que pasa con entereza decreciente. En su empe?o por congraciarse con la formaci¨®n antisistema CUP, el presidente saliente apunt¨® una oferta de trocear su futura presidencia en tres compartimentos estancos que supondr¨ªan sendos minigobiernos incomunicados entre s¨ª, esa ¡°presidencia coral¡± tan contraria a cualquier Gobierno que merezca ese nombre. Y la redonde¨® con la promesa de que encajar¨ªa, encantado, un contrato a tiempo parcial, a renovar a los 10 meses mediante la presentaci¨®n de una moci¨®n de confianza voluntaria.
O sea: una Generalitat capitidisminuida y de car¨¢cter provisional, aut¨¦ntica herej¨ªa para todo catalanista, algo impensable en dignatarios como Josep Tarradellas. Y p¨¦simo desde el punto de vista de la responsabilidad de la gesti¨®n diaria ante los ciudadanos afectados por tales desatinos. As¨ª se comporta Mas, arrastrando la ley, la dignidad del puesto y la instituci¨®n de autogobierno con tal de repetir en el cargo: tan es as¨ª que de mantener los principios institucionales ya habr¨ªa ¡ªpara mejor o peor¡ª otra persona ejerciendo la presidencia.
En este desquiciado viaje, el disc¨ªpulo predilecto de Jordi Pujol no logr¨® ayer convencer a nadie de que no seguir¨ªa rebajando el precio a la pat¨¦tica subasta de s¨ª mismo; que la filosof¨ªa moderada que un d¨ªa le inspir¨® era arqueolog¨ªa; que no ten¨ªa otro horizonte a ofrecer a los catalanes que la peligrosa ilegalidad, la ineficaz p¨¦rdida de tiempo y los esfuerzos in¨²tiles. Todo eso mientras sus problemas reales siguen sin obtener un m¨ªnimo tratamiento.
Preguntado insistentemente sobre si acatar¨ªa la resoluci¨®n del Tribunal Constitucional que suspendi¨® la resoluci¨®n de insurgencia pol¨ªtica, desobediencia legal y desacato institucional, Mas hizo de Mas. Mientras su vicepresidenta, Neus Munt¨¦, hab¨ªa prometido la v¨ªspera incurrir en conductas ilegales, el presidente saliente asegur¨® que actuar¨ªa como en el falso refer¨¦ndum del 9-N, con la despreciable astucia de tirar la piedra y esconder la mano: asegurar su liderazgo pol¨ªtico e imputar los actos presuntamente delictivos a los funcionarios. Un gran ejemplo ¨¦tico.
Mas es pol¨ªticamente un muerto viviente, aunque a¨²n pueda resucitar para reinar en el cementerio pol¨ªtico del Estado de derecho de la mano de la CUP, partidaria siempre de maximizar las contradicciones. Su derrota de ayer prefigur¨® su posible salvaci¨®n en ¨²ltima instancia en una nueva, indeterminada sesi¨®n de investidura. A condici¨®n de que siga humill¨¢ndose en el lodazal, destruyendo lo que a¨²n quede del catalanismo moderado, del respeto a la mayor¨ªa no independentista y cediendo vergonzosamente su dignidad residual al mejor postor. Nada que ver con Kennedy.
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