Franco
En lugar de invertir en la reconstrucci¨®n del pa¨ªs y en los servicios p¨²blicos, destin¨® durante a?os la mayor partida del presupuesto a mantener un ej¨¦rcito sobredimensionado, eficaz solamente para combatir al enemigo interior
En su juventud, sus compa?eros de armas le llamaban Paca la Culona. Le consideraban un hombre turbio y de poco fiar hasta que se sum¨® al golpe de Estado del 18 de julio de 1936, sublevaci¨®n contra un leg¨ªtimo Gobierno democr¨¢tico que origin¨® la peor cat¨¢strofe de la historia de Espa?a. Tras vencer en la Guerra Civil, instaur¨® una f¨¦rrea dictadura en la que su palabra era ley suprema. Esa es la prueba del nueve en cualquier definici¨®n de una dictadura, y la voluntad de Franco fue fuente de derecho y obligaciones entre 1939 y 1975 puesto que, m¨¢s all¨¢ de las apariencias ¡ªel rid¨ªculo cascar¨®n de la ¡°democracia org¨¢nica¡± que adopt¨® cuando sus aliados del Eje fueron derrotados en la II Guerra Mundial¡ª, nunca dej¨® de gobernar por decreto. En lugar de invertir en la reconstrucci¨®n del pa¨ªs y en los servicios p¨²blicos, destin¨® durante a?os la mayor partida del presupuesto a mantener un ej¨¦rcito sobredimensionado, eficaz solamente para combatir al enemigo interior, es decir, para reprimir brutalmente a los propios espa?oles. As¨ª se hizo responsable de la muerte de no menos de 150.000 personas en tiempo de paz, r¨¦cord criminal no superado en Europa occidental. Consider¨¢ndose a s¨ª mismo un economista genial, impuso una pol¨ªtica de autarqu¨ªa y aislamiento econ¨®mico que, sobre el hambre legendaria de sus s¨²bditos, culmin¨® en la haza?a de que el PIB espa?ol lograra alcanzar al fin, en 1951, las cifras del PIB de 1935. En pol¨ªtica exterior jug¨® siempre con dos barajas, sin otro inter¨¦s que permanecer en el poder a toda costa, y cuando se inclin¨® por la amistad norteamericana, cedi¨® territorio y soberan¨ªa nacional a cambio de unas compensaciones irrisorias. Sinceramente, no entiendo por qu¨¦ se le sigue respetando en este pa¨ªs.
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