Malas noticias, no, por favor: que hay elecciones
La poblaci¨®n espa?ola ignora el futuro de sus pensiones
Los mayores de 50 a?os son un colectivo fundamental para determinar los resultados de las elecciones del 20 de diciembre. Sobre todo en el caso del PP, vistas las dificultades con las que tropieza para hacerse votar por los j¨®venes. Pues bien, a los electores potenciales no se les debe poner de mal humor. Si hubieran recibido una carta explic¨¢ndoles cu¨¢l es la pensi¨®n que puede corresponderles, y la cuant¨ªa no respondiera a sus expectativas, ?cu¨¢ntos se habr¨ªan enfadado lo bastante como para no ir a las urnas o traspasar su voto a alg¨²n partido competidor?
Tras las cavilaciones, el Gobierno suspendi¨® el proyecto; previsiblemente, para dejar que este asunto duerma hasta que pase el veredicto electoral. Bastante ruido hay con lo del alargamiento de la esperanza de vida y el descenso de cotizaciones, por causa del desempleo y de los bajos ingresos de una parte de la poblaci¨®n trabajadora, como para contar que quiz¨¢ se cobre menos pensi¨®n de lo esperado. Menos a¨²n si la baza electoral que se pretende usar es la tan voceada recuperaci¨®n econ¨®mica.
Y el caso es que el mayor de 50 a?os ha estado a punto de recibir no una, sino dos cartas. Una del Gobierno, explic¨¢ndole cu¨¢l es su expectativa de obtener una pensi¨®n p¨²blica; y otra del sector privado, cont¨¢ndole ¡ªen su caso¡ª qu¨¦ retorno puede esperar del dinero que ha invertido o pueda invertir todav¨ªa en planes de pensiones con entidades financieras o aseguradoras. De momento, no ha recibido ni una ni otra misivas. Nada de excitar algunas dudas en millones de personas sobre la planificaci¨®n de sus futuros vitales en a?o electoral.
Es verdad que el Gobierno hab¨ªa prometido transparencia. Y que puede ocuparse de todo, dado que dispone de la informaci¨®n completa. No solo el Ministerio de Empleo y Seguridad Social sabe lo suficiente como para calcular la pensi¨®n p¨²blica, sino que el de Hacienda cuenta con los datos de las inversiones hechas en fondos privados. Pero mezclar ambos, con la consiguiente utilizaci¨®n de datos tributarios, desaconsej¨® obrar de esa forma. Hubo contactos para que el sector p¨²blico y el privado realizaran la tarea cada uno por su cuenta: el Gobierno pod¨ªa informar al ciudadano sobre la pensi¨®n p¨²blica estimada, y el sector privado sobre la suya. Este ¨²ltimo no quiere arriesgarse a comunicar masivamente tales datos ni incurrir en los costes para hacerlo hasta que el Ejecutivo se decida a comunicar sobre la pensi¨®n p¨²blica.
Las noticias aplazadas no se reducen a una cifra (usted va a cobrar x), sino a un problema de fondo francamente complejo: habr¨¢ que trabajar m¨¢s para financiar nuestro modelo social, o bien recortarlo, u obtener recursos alternativos. Como el Gobierno sab¨ªa muy bien que 2015 era un a?o electoral dif¨ªcil, ha preferido no inquietar al votante. El problema queda para el pr¨®ximo Gobierno, por si le esperan pocos. Y la poblaci¨®n, a seguir viviendo en la ignorancia sobre la pensi¨®n futura.
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