El impacto es el mensaje
Los nuevos movimientos feministas en Francia evolucionan en busca de la conquista de nuevas audiencias Las reglas de la mercadotecnia y el poder de las redes sociales son sus aliados. Entramos en sus cuarteles generales para conocer sus estrategias
Denunciar que el 90% de los consejos de administraci¨®n lo conforman hombres o que en la Academia de Ciencias hay solo 31 mujeres frente a 425 acad¨¦micos masculinos es un mensaje que, por sabido, tiene poco impacto. La cosa cambia si, por ejemplo, en mitad de la ceremonia de homenaje al teatro suben al estrado unas cuantas f¨¦minas con barba postiza para denunciar el olvido de las dramaturgas. El amable boicoteo se hace un hueco en los medios. En la ra¨ªz de la cultura francesa se entronca hoy un din¨¢mico movimiento feminista que se adapta a las reglas de la mercadotecnia y las redes sociales para hacerse escuchar utilizando el tono amable, el humor y la iron¨ªa.
En los bajos de un gran edificio del distrito 20 de Par¨ªs hay unos locales en evidente estado de abandono. Hace a?os trabajaban aqu¨ª una decena de personas. Hoy solo hay un par de voluntarios que una vez por semana atienden a las mujeres maltratadas. Es la sede de Ni Putes Ni Soumises (Ni Putas Ni Sumisas), un reconocido colectivo feminista franc¨¦s nacido como reacci¨®n a la opresi¨®n sufrida por las mujeres musulmanas de los suburbios de inmigrantes. Su actual presidenta, Linda Fali, pelea por sacar adelante la organizaci¨®n, pero los problemas financieros amenazan incluso su existencia. ¡°La gente sigue acudiendo a nosotros porque somos muy conocidos. No nos creen cuando les decimos que no tenemos dinero¡±.
El colectivo debe parte del impacto fuera de Francia a ese nombre provocador que su fundadora, Fadela Amara, escogi¨® hace 13 a?os. Una respuesta a una frase habitual de los barrios (¡°Todas putas menos mi madre¡±). Hoy, a su lado, una constelaci¨®n de nuevos colectivos se abren paso con la ?misma receta de la provocaci¨®n y nuevas t¨¢cticas propagand¨ªsticas. ¡°Utilizamos la iron¨ªa y el humor para atraer la atenci¨®n de la gente¡±, admite Am¨¦lie Cornu, del colectivo Georgette Sand.
Nacido hace solo a?o y medio, su nombre hace referencia a la escritora Amandine Aurore Lucile Dupin, que para poder abrirse camino en la literatura en el siglo XIX public¨® bajo el seud¨®nimo masculino de George Sand. ¡°?Es necesario llamarse George para que nos tomen en serio?¡±, se pregunta esta organizaci¨®n siglo y medio despu¨¦s. Su campa?a m¨¢s llamativa fue denunciar la ¡°tasa rosa¡±. Demostraba que muchos productos femeninos son m¨¢s caros que los masculinos aun siendo iguales. Ahora pelean por reducir el IVA de los art¨ªculos de higiene femenina. Mientras que en Francia se benefician de un IVA reducido por ser de primera necesidad los preservativos o el foie-gras, no ocurre lo mismo con las compresas, por poner un ejemplo.
El colectivo La Barbe (La Barba), con seis a?os de existencia, logra un impacto particu?lar con sus mujeres barbudas felicitando a los hombres por mantener a las mujeres en casa. El efecto en un escenario en el que solo participan hombres visualiza la desigualdad de manera sencilla, y ciertamente amable. Irrumpir en los premios del Festival de Cannes hace tres a?os, donde solo una realizadora, en 1993, ha logrado la Palma de Oro en 76 a?os, las dio a conocer. El juego de palabras tiene su peso. ¡°?La barbe!¡± en lenguaje coloquial significa tambi¨¦n ¡°?Basta ya!¡±.
Las j¨®venes de Osez le F¨¦minisme! (?Atr¨¦vete al Feminismo!) tambi¨¦n luchan por la igualdad con sentido del humor y escenificaciones provocadoras tendiendo bragas manchadas de sangre en Trocadero o invadiendo el metro con pelucas festivas para denunciar el acoso que sufren las mujeres en el transporte p¨²blico. ¡°No lo hacemos por problemas de dinero. Nos adaptamos a los c¨®digos publicitarios de la redes sociales¡±, dice su portavoz, Marie Allibert.
El colectivo Femen, nacido en Ucrania en 2008, ha encontrado en Francia una de sus m¨¢s s¨®lidas bases. Comparte con las organizaciones galas el uso de la provocaci¨®n y el impacto visual con las acciones de sus j¨®venes en toples. Se distancia claramente en su puesta en escena, adusta y seria. Los problemas que atraviesa ahora son graves. Ha tenido que cerrar su cuartel general de Par¨ªs por dificultades financieras, pero tambi¨¦n por seguridad, y su ¨²ltima acci¨®n, reventando unas jornadas sobre el islam y la mujer en la que solo hab¨ªa hombres, se sald¨® con una brutal paliza a las dos militantes que intervinieron. Ocurri¨® el pasado 12 de septiembre. Las dos mujeres que subieron al escenario con el lema pintado en su piel de ¡°Nadie me somete¡± fueron reducidas y pateadas con sa?a.
El feminismo est¨¢ ahora en Francia mucho m¨¢s aceptado Caroline De Haas, de Macholand
Los colectivos aut¨®ctonos difieren de Femen en su car¨¢cter amable, pero tambi¨¦n en el tipo de militancia: los hombres participan de manera creciente. ¡°Aunque son muy pocos todav¨ªa¡±, advierte Marie, de La Barbe. La reciente campa?a de Z¨¦romacho, una organizaci¨®n creada hace tres a?os que est¨¢ ya en 56 pa¨ªses, se ha servido de hombres planchando en las calles para reivindicar la igualdad. ¡°El feminismo est¨¢ ahora en Francia mucho m¨¢s aceptado¡±, asegura Caroline De Haas, que cre¨® Macholand hace tres a?os. Denuncia el sexismo y logra que Ikea o el Ministerio de Educaci¨®n retiren un anuncio o un libro de texto.
Ni Putas Ni Sumisas presion¨® con ¨¦xito en su momento para que se prohibiera el velo en la escuela. ¡°Hoy, la batalla m¨¢s importante que tenemos entre manos es lograr la abolici¨®n de la prostituci¨®n¡±, dice el portavoz y cofundador de Z¨¦romacho Patric Jean. Magistrados, abogados y activistas en general se han involucrado en esta batalla. La asociaci¨®n Equipos contra el Proxenetismo fue acusaci¨®n particular contra el ex director gerente del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn. El pol¨ªtico fue absuelto en el juicio que se desarroll¨® en Lille en febrero, pero los activistas estaban satisfechos: lograron que el testimonio de dos exprostitutas pusiera de relieve la violencia y la dominaci¨®n masculina que implica el sexo pagado.
En un cruce de intereses, miembros de Femen, que naci¨® justamente para luchar contra la prostituci¨®n, se arrojaron al coche de Strauss-Kahn cuando este acudi¨® a la vista. A Elda Carly, presidenta de los Equipos contra el Proxenetismo, no le convencen tales m¨¦todos. Ahora est¨¢ relativamente satisfecha. Despu¨¦s de casi tres a?os de tramitaci¨®n parlamentaria, la ley que penalizar¨¢ en Francia al cliente de la prostituci¨®n est¨¢ a punto de aprobarse en un pa¨ªs que prohibi¨® los burdeles despu¨¦s de la II Guerra Mundial y que multa a las que ejercen la prostituci¨®n en la calle.
Por lo dem¨¢s, la realidad de las mujeres en Francia no difiere del resto. A Ni Putas Ni Sumisas les resulta a veces imposible encontrar casa de acogida para maltratadas que no tienen d¨®nde ir y las subvenciones p¨²blicas se reducen mientras se burlan las leyes m¨¢s avanzadas. En las pasadas elecciones departamentales se estren¨® un original sistema: se votaba por fuerza a binomios (formados por un hombre y una mujer). Se ha logrado que la mitad de los consejeros departamentales sean mujeres, pero el 84% de los elegidos para presidirlos son hombres. Los conservadores de Los Republicanos, por su parte, prefieren seguir pagando multas millonarias antes que cumplir con la obligada paridad en las listas electorales.
elpaissemanal@elpais.es
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