?frica no es el futuro de la cooperaci¨®n
Las sociedades africanas exigen cada vez m¨¢s a sus gobernantes y estos son elegidos m¨¢s a menudo en elecciones democr¨¢ticas. Esto har¨¢ que en d¨¦cadas el tipo de cooperaci¨®n sea distinto
Para muchos africanos, individuos y gobiernos, la ayuda internacional es algo a lo que no pueden renunciar, les gustar¨ªa hacerlo, pero todav¨ªa no pueden. Para muchos europeos, espa?oles incluidos, esa ayuda est¨¢ vinculada a la imagen de un ?frica inmutable en su pobreza, hambrunas, conflictos, epidemias y, ahora, de nuevo, a las oleadas migratorias. Esta percepci¨®n europea est¨¢ plagada de estereotipos y prejuicios, es decir, una mezcla de ignorancia pero tambi¨¦n de mala fe. Y el mundo de la cooperaci¨®n no es inmune a ella.
Al menos por coherencia con nuestro complejo de superioridad, debemos aplicar nuestras capacidades anal¨ªticas, extraer lecciones y aplicarlas. S¨®lo as¨ª haremos lo que est¨¦ en nuestras manos para ser m¨¢s eficaces; y respetuosos con el dinero de los contribuyentes. La Cooperaci¨®n espa?ola ha avanzado en esa l¨ªnea. Y creo que nuestros socios africanos lo aprecian. Expongo alg¨²n ejemplo.
Es bastante f¨¢cil hacer un repertorio de las necesidades de un pa¨ªs africano en desarrollo o, sin eufemismos, pobre. Gobiernos locales, agencias de desarrollo, organismos internacionales y ONG pueden ponerse de acuerdo en esa extensa lista. Como no hay recursos para abordar todas las necesidades al mismo tiempo, hay que establecer por d¨®nde empezar. Ahora bien, hay dos modos de establecer prioridades. Uno es que quienes tienen los fondos (agencias, organismos internacionales, al fin y al cabo: los donantes) los terminen asignando seg¨²n sus preferencias. Estas, todas ellas muy leg¨ªtimas, no coinciden: unos se vuelcan en educaci¨®n, otros en salud o en combatir la malnutrici¨®n; otros en las energ¨ªas renovables, o en la equidad de g¨¦nero, cuando no en la buena gesti¨®n de lo p¨²blico (la gobernanza). Lo mismo es aplicable dentro de cada sector, a la hora de precisar los proyectos.
Consecuencias: dispersi¨®n de los donantes y de los fondos; competici¨®n por lograr que las d¨¦biles instituciones locales y sus escasos t¨¦cnicos se dediquen al programa de cada donante; el momento y los tiempos los marcan actores ex¨®genos (o pretenden hacerlo); tambi¨¦n las f¨®rmulas y los m¨¦todos (cada donante los suyos). El fracaso, pr¨¢cticamente garantizado, no es asumido como propio por los locales, pues el liderazgo en realidad vino de fuera; y tampoco por los actores internacionales, que recurren al argumento de que los locales ¡°no se apropiaron¡± de la iniciativa.
La alternativa es que sean los gobiernos y sociedades de esos pa¨ªses quienes determinen las prioridades. Al hacerlo, movilizan su propia voluntad pol¨ªtica, a veces respaldada por consensos, sus recursos humanos m¨¢s capaces y medios financieros, limitados pero end¨®genos. Corresponde a la comunidad internacional sumar los suyos a esos procesos. Esto es lo que aplica la Cooperaci¨®n espa?ola a trav¨¦s de los ¡°marcos de asociaci¨®n pa¨ªs¡±, en nuestros pa¨ªses prioritarios. Los errores son asumidos por todos, todos aprendemos y perfeccionamos los modelos: la cooperaci¨®n es mucho m¨¢s eficaz.
Cuando los pa¨ªses pobres deciden sus prioridades, los donantes deben apoyar estas, no dirigir sus recursos a otras
Combatir la presi¨®n migratoria, quiz¨¢ el gran reto de hoy, nos proporciona otro ejemplo. Que los estados controlen mejor sus fronteras mar¨ªtimas y terrestres, respetando y haciendo respetar los derechos humanos, as¨ª como el tr¨¢nsito legal de personas, es una obligaci¨®n de los gobiernos, que debemos apoyar. Combatir el tr¨¢fico de seres humanos, responsable de la p¨¦rdida de muchas vidas y de la trata de mujeres y ni?os, tiene todo su sentido, y la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n para el Desarrollo (AECID) viene trabajando en ello con la Comunidad Econ¨®mica de los Estados del ?frica Occidental (CEDEAO) desde 2010. Pero lo que impele a migrar es la b¨²squeda de la oportunidad de una vida mejor, para uno mismo y para su familia. Esa vida mejor es una dimensi¨®n relativa. Muchas veces se encuentra en un pa¨ªs pr¨®ximo, en proceso de crecimiento (el 90% de las migraciones en el ?frica Occidental se produce dentro de la regi¨®n). En realidad, se simplifica cuando se habla de pa¨ªses de tr¨¢nsito y de pa¨ªses de origen de la migraci¨®n, pues los segundos pueden ser tambi¨¦n de acogida respecto a su entorno (como sucede con Senegal).
Por eso es importante actuar en dos dimensiones, como viene haciendo la cooperaci¨®n espa?ola en ?frica Occidental: apoyando el desarrollo rural y tambi¨¦n los procesos de integraci¨®n regional de la CEDEAO. Alineados con las prioridades y los programas de los gobiernos (como el Plan Senegal Emergente) contribuimos a crear oportunidades para los j¨®venes de las zonas rurales. Convencidos de que la integraci¨®n regional genera crecimiento econ¨®mico, financiamos, a trav¨¦s de la CEDEAO, planes de desarrollo agr¨ªcola con coherencia regional, estrategias de energ¨ªas renovables y eficiencia energ¨¦tica que abarcan 15 pa¨ªses con especial atenci¨®n a las zonas rurales, y estudios de infraestructuras esenciales para la conectividad entre esos pa¨ªses.
Porque sabemos que crecimiento econ¨®mico no es suficiente, hemos puesto en marcha el programa APIA (apoyo a pol¨ªticas p¨²blicas inclusivas africanas), tanto a nivel nacional, con nuestros pa¨ªses prioritarios, como a escala regional. La inclusi¨®n y la participaci¨®n social en todas las fases de una pol¨ªtica p¨²blica, desde su elaboraci¨®n hasta la rendici¨®n de cuentas, pasando por su ejecuci¨®n, son claves de desarrollo y de generaci¨®n de oportunidades.
Las sociedades africanas, en las que predominan los j¨®venes, con una creciente clase media, exigen cada vez m¨¢s a sus gobernantes, mayoritariamente electos en elecciones democr¨¢ticas. La Cooperaci¨®n espa?ola se ha adaptado a esta din¨¢mica. La que har¨¢ que en unas d¨¦cadas no sea necesaria esta cooperaci¨®n, este tipo de cooperaci¨®n.
Alberto Virella
Embajador de Espa?a en la Rep¨²blica de Senegal y fue director de cooperaci¨®n con ?frica y Asia en la AECID
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