V¨ªa L¨¢ctea
Durante el minuto de silencio, los futbolistas del Real Madrid y del Bar?a llevaban un chandal para ocultar los nombres de Qatar y de Emirates que lucen sus camisetas
Los ricos bombardean, los pobres ponen bombas; los ej¨¦rcitos machacan al enemigo masivamente de arriba abajo, los terroristas contraatacan de abajo arriba con espasmos ciegos. En lo alto de tanto odio est¨¢ la V¨ªa L¨¢ctea. Los misiles se sirven de ella para orientar su trayectoria hacia el objetivo con precisi¨®n matem¨¢tica, pero esa luchada nocturna tambi¨¦n est¨¢ al servicio de los sue?os confusos de los poetas y del instinto del escarabajo pelotero. Vaghe stelle dell¡¯Orsa. As¨ª empieza el poema de Leopardi, en que recuerda las noches de verano cuando echado en la yerba del jard¨ªn mirando el carro de la Osa en el cielo escuchaba el susurro del viento en los fragantes senderos y las voces, el quehacer tranquilo de los criados dentro de casa y pensaba en la arcana felicidad de liberarse del dolor y de cruzar un d¨ªa el mar y los montes azules. La V¨ªa L¨¢ctea se extend¨ªa tambi¨¦n la otra noche sobre el p¨²blico que llenaba el estadio de f¨²tbol despu¨¦s de un neur¨®tico control polic¨ªaco. Durante el minuto de silencio en homenaje a las v¨ªctimas del terrorismo son¨® La Marsellesa interpretada por un ¨®rgano lento y los futbolistas del Real Madrid y del Bar?a, alineados en medio de la cancha, llevaban el torso cubierto con un chandal para ocultar los nombres de Qatar y de Emirates que lucen sus camisetas. Mientras sonaba La Marsellesa, yo miraba la V¨ªa L¨¢ctea y pensaba en los misiles que corrigen el rumbo con las estrellas, recordaba los versos de Leopardi e imaginaba el trabajo que cualquier escarabajo pelotero estar¨ªa realizando en ese momento. El escarabajo pelotero con la paciencia necesaria construye una bola con las heces que encuentra en su territorio y la arrastra hasta el nido para que la hembra deposite en ella una larva. En ese trayecto nocturno el escarabajo se orienta tambi¨¦n por la V¨ªa L¨¢ctea, como los poetas, como los bombarderos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.