Una agencia para el I+D+i

En el ¨²ltimo momento, a punto ya de sonar la campana del final de la legislatura, el Gobierno ha creado la Agencia Estatal de Investigaci¨®n, el organismo encargado de financiar y gestionar la I+D. Lo ha hecho con tres a?os de retraso respecto a lo establecido en la Ley de la Ciencia de 2011, que ordenaba crear la agencia en el plazo de un a?o. Lamentablemente se ha perdido tiempo en un asunto nuclear para cualquier pa¨ªs que pretenda competir en la sociedad del conocimiento.

La creaci¨®n de la agencia era una antigua reclamaci¨®n de la comunidad cient¨ªfica. El hecho de que el Gobierno haya esperado hasta el ¨²ltimo momento para crearla es muy criticable, pero eso no debe poner en cuesti¨®n la existencia de un instrumento tan necesario. Su desarrollo quedar¨¢ en manos del Ejecutivo que surja de las elecciones, y es urgente que se ponga manos a la obra. En la legislatura que termina, los recursos para investigaci¨®n han ca¨ªdo hasta los niveles de 2006. Con unas plantillas diezmadas y una gran incertidumbre financiera, muchos equipos han tenido que abandonar diversas l¨ªneas de investigaci¨®n.

La nueva agencia debe dar estabilidad y continuidad a las inversiones p¨²blicas en I+D+i, pero tan importante como una estructura que garantice una gesti¨®n eficiente, flexible y transparente es dotarla de fondos. Espa?a tiene talento cient¨ªfico suficiente para estar entre los mejores. Lo que le ha faltado hasta ahora es continuidad en las pol¨ªticas y eficacia en la gesti¨®n. El hecho de que el ¨®rgano rector de la agencia se elija para mandatos de tres a?os renovables debe permitir que funcione al margen de los ciclos electorales. Es importante que la direcci¨®n de la Agencia recaiga sobre una figura con autoridad reconocida. Y las fuerzas pol¨ªticas deben comprometerse a tratar el I+D+i como una cuesti¨®n de Estado y evitar toda tentaci¨®n de politizar su gesti¨®n.