Soy artista y madre, no una estafa
La autora de este texto llevaba a?os encallada ante el dilema: maternidad, ?s¨ª o no? Cuando anunci¨® su embarazo, una fan le escribi¨® manifestando su preocupaci¨®n: su arte se resentir¨ªa y ?c¨®mo se atrev¨ªa a pedir dinero para los pa?ales de su beb¨¦?
Hace unos meses me di de alta en la plataforma de crowdfunding Patreon, una especie de Kickstarter permanente y militante en el que los fans se comprometen a apoyar con regularidad a los artistas. Los seguidores mantienen su promesa de donar una determinada cantidad de dinero ¨Cuno o dos d¨®lares¨C cada vez que se publique un contenido: una pieza musical, un art¨ªculo, un v¨ªdeo o una p¨¢gina de c¨®mic. Se trata, fundamentalmente, de una suscripci¨®n a un canal de arte, un mecenazgo aut¨¦ntico y novedoso.
Desde marzo he reunido unos 5.500 patrocinadores y siempre que publico algo la comunidad me da alrededor de 35.000 d¨®lares, que utilizo para pagar mi oficina, mi alquiler, mi vida, a mi peque?o equipo y a los t¨¦cnicos y colaboradores que me ayudan a crear arte.
La verdad es que es un inmenso alivio porque me preocupaba la perspectiva de tener que organizar todos los a?os una campa?a en Kickstarter para recaudar fondos que me permitieran lanzar m¨²sica, pagar las facturas y financiar mi adicci¨®n a la creaci¨®n art¨ªstica espont¨¢nea.
Las campa?as de Kickstarter son electrizantes, pero exigen much¨ªsimo trabajo. Hay que enviar montones de cosas por correo y dedicar a todas esas gestiones muchas energ¨ªas que le quitas al arte. Con Patreon, se me ocurre algo, lo termino, cuelgo gratis en la Red el contenido/la canci¨®n/el v¨ªdeo para que todo el mundo lo disfrute y encima me pagan. Es genial. En una charla TED que di hace unos a?os llamada El arte de pedir (luego escrib¨ª un libro con el mismo t¨ªtulo) defend¨ª un futuro en el que no castig¨¢ramos a nadie por compartir contenido.
Unas semanas despu¨¦s de estrenarme en Patreon anunci¨¦ que estaba embarazada.
De mi primer hijo, a los 39 a?os.
Y entonces recib¨ª este correo.
Una fan?decepcionada
Querida Amanda:
Te adoro. Soy una fiel seguidora desde hace casi diez a?os. Nos hemos visto en persona un par de veces. Te cont¨¦, entusiasmada, que me hab¨ªas inspirado para dedicarme a componer y escribir canciones. Te regal¨¦ una pulsera. Fue un encuentro sincero y sentido.
Sin embargo, ¨²ltimamente me tienes preocupada.
Antes sacabas nuevas canciones constantemente, pero ahora tu producci¨®n ha menguado. Y la mayor¨ªa de las canciones nuevas son cancioncitas de ukelele, simplistas y alegres. (...) Francamente, son un poco decepcionantes.
Tienes una legi¨®n de fans bastante considerable y que sigue creciendo. Siempre habr¨¢ gente dispuesta a comprar tu merchandising, tus discos, entradas para tus conciertos. No te hac¨ªa falta recurrir a Patreon, pero lo hiciste. Entonces anunciaste tu embarazo, despu¨¦s de pasarte a?os diciendo que no quer¨ªas ser madre. Me preocupa pensar qu¨¦ va a pasar a partir de ahora.
Yo me dedico a cuidar ni?os. Cuido a mis dos sobrinos. S¨¦ que los ni?os necesitan much¨ªsima atenci¨®n. Sobre todo si son hipersensibles, como t¨² o como yo. Es muy probable que tu hijo o hija herede esa cualidad. Cuando nazca, una de las dos cosas saldr¨¢ perdiendo: o ¨¦l/ella, o tu carrera. Tu trabajo ya se resentir¨¢ si tu embarazo es tan agotador, f¨ªsica y emocionalmente, como los de algunas amigas m¨ªas.
As¨ª que mi pregunta es esta: ?lo has hecho a prop¨®sito?
?Tus mecenas est¨¢n financiando tu m¨²sica o van a financiar tu maternidad?
?Lo que est¨¢s haciendo es justo para tus seguidores? ?Cu¨¢ndo har¨¢s nuevas canciones? ?De las buenas, complejas, descarnadas y conmovedoras? (...).
En definitiva, necesito respuestas para quedarme tranquila antes de seguir pagando un dinero que me ha costado sudor y l¨¢grimas ganar.
Con cari?o, Preocupada-pero-fiel.
Temores confirmados
Querida Preocupada:
Primero, gracias por tomarte la molestia de escribir esta carta y gracias por seguir mi m¨²sica todos estos a?os.
Segundo, ?gracias por confirmar mis m¨¢s profundos, inseguros y desgarradores temores sobre la maternidad y sobre c¨®mo me va a ver la gente ahora que he decidido tener hijos!
Llevo mucho tiempo debati¨¦ndome sobre si quer¨ªa o no tenerlos.
Me practicaron mi primer aborto a los 17 a?os, en el ¨²ltimo curso de instituto, y en los 22 transcurridos desde entonces he tenido dos abortos m¨¢s, por distintas y complicadas razones. Aunque no me arrepiento, fueron las decisiones m¨¢s dif¨ªciles y oscuras de mi vida.
S¨ª, estoy de acuerdo contigo en que algunos artistas, hombres y mujeres, se vuelven aburridos cuando tienen hijos. Un compositor lleno de pasi¨®n y angustia, que conecta con lo m¨¢s profundo de tu alma negra y doliente, de pronto se ablanda con la paternidad y la vida dom¨¦stica y empieza a escribir cancioncitas tontas sobre que lo importante es¡ la aceptaci¨®n, el equilibrio, los campos de trigo y el dejarse llevar.
Yo nunca reprochar¨ªa a esos artistas haber logrado ese m¨¢gico equilibrio. Bastante complicado es, ?no?
Sin embargo, he llegado a la conclusi¨®n de que no hay que sufrir para crear buen arte. Y llevo a?os sopesando los pros y los contras de tener un hijo:
Pros:
¨CNo se parece a nada de lo que he hecho hasta ahora, y me gustan las cosas nuevas.
¨C?Posible iluminaci¨®n espiritual?
¨C?Un v¨ªnculo m¨¢s profundo con mi marido despu¨¦s de mezclar nuestro acervo gen¨¦tico?
¨CLo m¨¢s importante: a juzgar por lo que me dicen todas las personas a las que he preguntado llena de inquietud, sobre todo mujeres artistas, es una decisi¨®n de la que es casi imposible arrepentirse, aunque criar a un ni?o sea un co?azo. As¨ª que¡ bien.
Contras:
¨CP¨¦rdida total de libertad y espontaneidad.
¨CTodo un mundo nuevo de posibles desacuerdos y dramas con mi marido, dado que los dos estamos obsesionados por controlarlo todo (a los que seguir¨¢n, claro est¨¢, el divorcio, desagradables disputas para obtener la custodia y la triste vida de una madre sola).
¨CToda esa caca.
¨CPero el peor es este: la p¨¦rdida de mi identidad como artista.
Las mujeres a las que conoc¨ª de joven que se dedicaban a la m¨²sica nunca aparec¨ªan en v¨ªdeos ni fotos con sus hijos.
Imaginar a mis ¨ªdolos en el papel de madres me daba escalofr¨ªos. Las artistas y las rockeras no eran¡ mam¨¢s.
As¨ª que no es de extra?ar que, instalada en el ecuador de la treintena, me planteara un pol¨¦mico dilema. Si ten¨ªa hijos, ?me transformar¨ªa en una artista aburrida, irrelevante, desde?able? ?Me convertir¨ªa en esa persona irritante que est¨¢ tan absorta en su hijo que es imposible tener con ella una conversaci¨®n inteligente sobre arte porque prefiere ense?arte las fotos que tiene en el iPhone de su ni?o babeando una cucharada de pur¨¦ de zanahoria? La perspectiva me aterraba.
Tampoco ayudaba el hecho de que me hab¨ªa forjado una vida viajera de artista que me encantaba, una existencia bohemia bien engrasada de ir de casa en casa, de disfrutar con amigos, de improvisaci¨®n, con mi propio negocio y sin que nadie pudiera darme ¨®rdenes. Para no hablar de mi comprensivo esposo, Neil [Gaiman, reconocido escritor brit¨¢nico], que ya ten¨ªa tres hijos mayores de otro matrimonio y al que le daba lo mismo tener uno m¨¢s o no.
Cumplir?el trato
Adem¨¢s, varios familiares m¨ªos hab¨ªan empezado a decir cosas tan molestas como esta: ¡°Bueno, ya sabes, Amanda, la gente que no tiene hijos¡ No s¨¦, viven muy tristes¡±.
Lo cual es una estupidez. Yo sab¨ªa, gracias a mi amistad con gente m¨¢s mayor que yo, que eso no era verdad. Tengo varios mentores, art¨ªsticos y no art¨ªsticos, que nunca han tenido hijos y son las personas m¨¢s felices, satisfechas e inteligentes que conozco. De ellos he aprendido que tener hijos no significa autom¨¢ticamente sentirse feliz y realizada: eso es algo que tiene que trabajarse una misma, y trasladarle la responsabilidad a un ni?o es m¨¢s bien cruel.
Ve¨ªa c¨®mo mi ventana biol¨®gica empezaba a cerrarse y estaba paralizada: sab¨ªa que mi ¨²tero y mi alma se har¨ªan a?icos si no tomaba una decisi¨®n clara en un sentido u otro.
De modo que, como ya sabes, decid¨ª lanzarme.
As¨ª, pues, querida Preocupada, podr¨¢s comprender por qu¨¦ tu correo electr¨®nico ha avivado mis peores miedos. Yo tambi¨¦n estoy preocupada. Seguramente m¨¢s que t¨².
La verdad, si al final este ni?o es un factor que me deja incapacitada, acaba con mi inspiraci¨®n y hace que mi m¨²sica se convierta en algo ins¨ªpido y sin vida¡, pues vete de puntillas y aband¨®name en mi equilibrio y mi sosa y feliz miseria.
En cuanto a tu inquietud sobre si esto es una estafa y lo que pretendo es que me sufragu¨¦is los gastos del ni?o: me parece que no est¨¢n claros los l¨ªmites de pedir y recibir.
El a?o pasado le¨ª una carta abierta de Eisley, un grupo indie de Texas liderado por mujeres. Les hab¨ªan propuesto ir de teloneras de un grupo mucho m¨¢s importante y hab¨ªan tratado de recaudar 100.000 d¨®lares en Kickstarter para poder aceptar la oferta.
Algunos no lo entendieron, pero yo sab¨ªa de qu¨¦ hablaban: cuando a mi grupo, The Dresden Dolls, nos ofrecieron ser teloneros de Nine Inch Nails en el verano de 2005, decidimos endeudarnos hasta arriba para poder decir s¨ª. Lo que gan¨¢bamos cada noche cubr¨ªa aproximadamente un tercio de lo que costaba contratar un equipo y seguir los autobuses de la gira, y perdimos miles de d¨®lares. Es una decisi¨®n financiera de la que nunca me he arrepentido. Esas cosas compensan.
Por desgracia, los componentes de Eisley no alcanzaron su objetivo en Kickstarter, pero se fueron de gira de todas formas, y eso enfad¨® a muchos fans, que les preguntaron: ¡°Si no necesitabais el dinero, ?para qu¨¦ lo pedisteis?¡±. Dos miembros del grupo ten¨ªan pensado llevarse a sus beb¨¦s de gira, y ese detalle sent¨® muy mal. La banda se defendi¨® en una carta abierta en la que precisaron que hab¨ªan pedido prestado el dinero a sus familias y su discogr¨¢fica, y rechazaron con firmeza las acusaciones sobre el mal gusto de pedir dinero para comprar leche para los ni?os (cuando en realidad los estaban amamantando).
?Por qu¨¦ no deb¨ªan comprar leche con ese dinero? Era una de las cosas que necesitaban para sobrevivir en la gira, igual que la gasolina, la comida y las camisetas con su logo.
Cuando eres un artista que vive del crowd?funding, no deber¨ªa importar en qu¨¦ te gastas el dinero mientras cumplas con tu parte del trato.
Somos artistas, no f¨¢bricas de arte.
Muchas veces es imposible distinguir el dinero que necesitamos para vivir del que necesitamos para crear arte. Nos hace falta todo tipo de cosas. A LO MEJOR INCLUSO NECESITO ESTE NI?O PARA CREAR ARTE. ?Qui¨¦n sabe?
Yo, mi arte,?mi beb¨¦
En cuanto a tu pregunta sobre si es el momento oportuno¡ No estaba planeado. Yo quer¨ªa utilizar Patreon desde que se fund¨® hace dos a?os.
Me encanta la idea de que se me pague por mi trabajo, cuando trabajo, la gente que quiere que trabaje.
Quiz¨¢ tarde un segundo en recuperarme del parto, vaya por Dios, antes de volver a componer, pero conc¨¦deme ese segundo. No me crucifiques si me pongo de parto y no tengo a mano un cuaderno en el que escribir letras emocionantes para una canci¨®n.
En resumen, querida Preocupada, si de verdad lo est¨¢s, y si sientes que compartimos sensibilidad, te pido humildemente una cosa:
Por favor, no me asustes ni me gafes justo ahora.
No cuando estoy a punto de saltar a esta red y rezo para que pueda acogernos a m¨ª, mi arte y mi beb¨¦¡ Todo al mismo tiempo.
Con cari?o, Amanda.
Palmer escribi¨® este texto, aqu¨ª reproducido en una versi¨®n editada y condensada, para el programa Four Thought de BBC Radio.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Amanda Palmer es artista. Su libro El arte de pedir est¨¢ editado por Turner.
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