El negacionismo clim¨¢tico se hace fuerte en Estados Unidos
Frente a las alertas de los cient¨ªficos, miembros del Partido Republicano niegan o dudan que el planeta se est¨¦ degradando
Como estudiante pasaba m¨¢s tiempo en Venus que en la Tierra. James Hansen dej¨® la Universidad de Iowa en 1967 con un doctorado en f¨ªsica y le propuso a la NASA lanzar una nave espacial no tripulada al segundo planeta m¨¢s cercano al Sol. Su idea era observar desde cerca el cuerpo celeste m¨¢s caliente en el sistema Solar e intentar comprender su densa atm¨®sfera de di¨®xido de carbono. Mientras el instrumental estaba construy¨¦ndose, Hansen comenz¨® a estudiar c¨®mo funcionaba el efecto invernadero en la Tierra para as¨ª poder comparar el comportamiento de los gases alrededor de los dos planetas. El cient¨ªfico descubri¨® entonces que la composici¨®n atmosf¨¦rica de la Tierra estaba mutando y, de una sacudida, decidi¨® renunciar a su trabajo como investigador principal en el experimento de la NASA. ¡°Un planeta cambiando delante de mis ojos era mucho m¨¢s importante y atractivo. Sus cambios podr¨ªan afectar a toda la humanidad.¡±
Ahora a Hansen se le conoce como ¡°el padre del calentamiento global¡±. Forma parte del equipo del Instituto de la Tierra en la Universidad de Columbia en Nueva York y divide su tiempo entre la investigaci¨®n, la educaci¨®n y la lucha por concienciar al planeta de la necesidad de detener el cambio clim¨¢tico. Pero por mucho esfuerzo que ponga en comunicar ¡°la gravedad y la urgencia de la situaci¨®n¡±, algunas personas siguen inmunes a la evidencia. Son los esc¨¦pticos del cambio clim¨¢tico. Entre sus filas se encuentran varios de los candidatos presidenciables del Partido Republicano de Estados Unidos. Muchos pol¨ªticos estadounidenses niegan que el cambio clim¨¢tico est¨¦ ocurriendo o dudan de que est¨¦ causado por la actividad humana.
Jeb Bush, ex-gobernador de Florida e hijo y hermano de anteriores presidentes, no cree que haya suficientes evidencias que demuestren si el cambio clim¨¢tico es natural o provocado por el hombre: ¡°est¨¢ discutido; y decir que la ciencia es clara al respecto es verdaderamente arrogante". Ted Cruz, senador por Texas, se retuerce para escudarse tras la historia de Galileo: ¡°te gritan que eres un negacionista, te tachan de her¨¦tico... Los alarmistas del cambio clim¨¢tico son iguales que los que defend¨ªan que la Tierra era plana. La ciencia aceptaba como cierta que el planeta era un disco plano y a un her¨¦tico llamado Galileo tambi¨¦n le llamaban negacionista¡±. Marco Rubio, senador por Florida, le quita hierro al calentamiento global: ¡°el clima siempre est¨¢ cambiando¡±. El mismo argumento utiliza el candidato que lidera las primeras encuentas, Ben Carson, para quien la temperatura "est¨¢ continuamente subiendo o bajando, as¨ª que realmente esto no es un gran problema".
Pero la guinda en el pastel la pone la mente inquieta del multimillonario Donald Trump. Trump, que ha marcado la agenda de la campa?a con una mir¨ªada de controversias y salidas de tono, defiende que el cambio clim¨¢tico es un enga?o. A trav¨¦s de su cuenta Twitter, el magnate inmobiliario se expresa sin tapujos: ¡°el concepto del calentamiento global fue creado por y para los chinos, con el objetivo de hacer la industria de Estados Unidos no competitiva. Esta gilipollez car¨ªsima del calentamiento global tiene que acabarse. Nuestro planeta se congela, marca temperaturas m¨ªnimas hist¨®ricas y los cient¨ªficos est¨¢n atrapados en el hielo".
Sorprendentemente, las posiciones del Partido Republicano eran distintas hace unos a?os. En su campa?a de 2008, el candidato a la presidencia John McCain llevaba en su programa un apartado en el que trataba el tema de forma muy diferente: ¡°la misma actividad econ¨®mica que ha tra¨ªdo libertad y oportunidades a miles de millones de personas, tambi¨¦n ha incrementado el volumen de di¨®xido de carbono en la atm¨®sfera". Ahora senador por Arizona, McCain fue uno de los primeros miembros del Congreso de Estados Unidos en proponer un programa de cap-and-trade para comerciar con los derechos de emisi¨®n de gases en el que hubiera unos l¨ªmites m¨¢ximos. Tambi¨¦n enfatizaba la necesidad de avanzar en el desarrollo de la energ¨ªa nuclear.
Siete a?os despu¨¦s y tras un giro dr¨¢stico en su pol¨ªtica medioambiental, los republicanos se encuentran solos entre los grandes partidos conservadores del mundo occidental. Seg¨²n un estudio reciente firmado por Sondre B?tstrand, de la Universidad de Bergen, titulado M¨¢s que mercados: Un estudio comparativo de nueve partidos conservadores respecto al cambio clim¨¢tico, el Partido Republicano de Estados Unidos es el ¨²nico que no acepta como leg¨ªtimas las reivindicaciones cient¨ªficas. Sin embargo, los votantes pueden encontrarse lejos de sus representantes pol¨ªticos en este tema. Otro estudio, esta vez publicado por la Universidad de Yale en 2013 (Encuesta nacional a votantes y simpatizantes republicanos sobre energ¨ªa y cambio clim¨¢tico) muestra que una gran mayor¨ªa de los votantes conservadores (77% de las respuestas) preferir¨ªa usar m¨¢s energ¨ªas renovables en Estados Unidos de las que existen ahora. Casi el doble de los encuestados opina que el pa¨ªs deber¨ªa tomar medidas para reducir el consumo de combustibles f¨®sibles.
¡°?Qu¨¦ le ocurre al Partido Republicano?¡± se preguntaron durante las ¨²ltimas elecciones Erik Conway, historiador de la ciencia en la NASA, y Naomi Oreskes, profesora en la Universidad de Harvard. ¡°Toma como ejemplo el cambio de Mitt Romney, el candidato republicano anterior,¡± se?alan. ¡°Como gobernador de Massachusetts, en 2004, dise?¨® un plan para proteger el Estado frente a posibles desastres clim¨¢ticos. Como candidato presidencial en 2012 dijo que el cambio era real pero cuestion¨® su origen antropog¨¦nico. Su posici¨®n es consistente con la de su partido, que pide sin ambages expandir la producci¨®n y el uso de combustibles f¨®siles.¡±
El problema para los republicanos es mayor, porque las investigaciones cient¨ªficas no s¨®lo amenazan la industria petrolera, sino que tambi¨¦n ¡°revelan fallos importantes en el funcionamiento del libre mercado, como la contaminaci¨®n¡±, de acuerdo con las tesis de ambos acad¨¦micos. ¡°Los que contaminan no pagan un precio suficiente por el da?o ambiental que generan. Y esto no incluye s¨®lo a las compa?¨ªas el¨¦ctricas, sino tambi¨¦n a cualquiera que use un producto, como la gasolina, que contribuye a la degradaci¨®n del planeta".
Conway y Oreskes concluyen que ¡°aceptar la necesidad de corregir estos fracasos del mercado supone entender que hay reformar el capitalismo ¡ªen definitiva, admitir que en realidad el libre mercado falla y tiene sus l¨ªmites¡ª". Y ¨¦ste es un paso que los candidatos republicanos no parecen dispuestos a dar.
¡°Sus intereses no est¨¢n ocultos: quedaron definidos con la Global Climate Coalition (un grupo creado por British Petroleum, Exxon, Shell Oil USA, Ford, General Motors y DaimlerChrysler, entre otras grandes multinacionales, para oponerse al protocolo de Kioto y a las reducciones de gases que contribuyen al efecto invernadero)",¡± afirma Conway. Sin embargo, el historiador de la NASA no se detiene en su an¨¢lisis y apunta tambi¨¦n al ¡°analfabetismo cient¨ªfico¡± de estos pol¨ªticos como causa de su escepticismo frente a las evidencias cient¨ªficas.
Un hombre que lleva 30 a?os luchando contra este analfabetismo es Kevin Krajick, editor en jefe de noticias en el Instituto de la Tierra. Krajick, quien dedica su vida a la difusi¨®n de informaci¨®n cient¨ªfica, sabe que en Estados Unidos no siempre la educaci¨®n marca una diferencia: ¡°En ocasiones, la gente antepone su ideolog¨ªa pol¨ªtica o su fe y la informaci¨®n real no les convence hacia un lado o hacia el otro. Muchas m¨¢s personas entre las que se definen como liberales o dem¨®cratas creen que el cambio clim¨¢tico es un problema serio al que los humanos contribu¨ªmos, frente a aqu¨¦llas que se ven a s¨ª mismas como conservadoras o Republicanas.¡±
La intensa sequ¨ªa que afecta al Oeste de Estados Unidos y las gigantescas tormentas que azotan la costa Este son, para Krajick, lo que acabar¨¢ convenciendo a los norteamericanos de la necesidad de afrontar con urgencia el calentamiento global. ¡°La gente al principio no cre¨ªa en la absurda idea de que unos bichos peque?itos llamados g¨¦rmenes pudieran causar enfermedades. Pero una vez qued¨® clara la utilidad de este conocimiento, nadie sigui¨® negando la evidencia cient¨ªfica,¡± dice Krajick. ¡°Probablemente veremos un proceso similar en la aceptaci¨®n del cambio clim¨¢tico.¡±
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Al doctor Hansen tambi¨¦n le gustar¨ªa que la sociedad estadounidense se convenciera por fin de que las tesis que ¨¦l defiende no responden a ning¨²n inter¨¦s pol¨ªtico. El cient¨ªfico lleva intentando advertir de los riesgos del calentamiento global desde que en 1981 publicara un art¨ªculo en la revista Science (¡°Climate Impact of Increasing Atmospheric Carbon Dioxide¡±) en el que predec¨ªa que durante el siglo XXI iban a ocurrir cambios dr¨¢sticos en el clima, como la aparici¨®n de grandes sequ¨ªas en Norte Am¨¦rica y Asia, la erosi¨®n de los casquetes polares, la subida del nivel del mar y la apertura a la navegaci¨®n del legendario Paso del Noreste. ¡°Todo esto ha ocurrido ya o est¨¢ a punto de suceder", recuerda.
En su ¨²ltima gran aportaci¨®n antes de la cumbre del Clima de Par¨ªs, Hansen public¨® un estudio junto a otros 16 colegas cient¨ªficos titulado Deshielo, subida del nivel del mar y s¨²per tormentas: evidencias desde el paleoclima, los modelos clim¨¢ticos y observaciones modernas de que un incremento de 2?C en el calentamiento global es altamente peligroso en el que advierte de las desastrosas consecuencias de un incremento de la temperatura global por encima de los niveles anteriores a la revoluci¨®n industrial: ¡°provocar¨¢ una subida del nivel del mar de 5 a 9 metros y ser¨¢ muy dif¨ªcil proteger las ciudades costeras y las llanuras de Bangladesh, las tierras bajas europeas y grandes ¨¢reas en las planicies de Estados Unidos y China".
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