Fund¨® Victoria's Secret, se arruin¨® y se quit¨® la vida
La historia tr¨¢gica del creador de la empresa de lencer¨ªa m¨¢s poderosa del mundo
Unos 70 metros. Esa es la distancia que separa la v¨ªa peatonal del Golden Gate de San Francisco, uno de los puentes colgantes m¨¢s famosos del mundo, del agua de la bah¨ªa del mismo nombre. Una jornada de temperatura suave del 26 de agosto de 1993, el hombre que pudo reinar, Roy Raymond (que hab¨ªa nacido en Connecticut en 1947), se lanz¨® desde all¨ª y acab¨® con su vida engullido en las procelosas aguas. Como la mayor¨ªa de las 1.500 personas que se han suicidado desde ese puente, era un hombre desesperado, agobiado por las deudas, solo. Pero, sobre todo, era un hombre marcado por la desdicha. La empresa de ropa interior femenina que ¨¦l fund¨®, Victoria's Secret, se hab¨ªa convertido en uno de los negocios textiles m¨¢s lucrativos de su pa¨ªs, Estados Unidos. Solo hab¨ªa un problema: ¨¦l no ingresaba ni un d¨®lar. Su desgracia fue haberlo vendido unos a?os antes.
En esta historia solo hay un perdedor, Roy Raymond. Los dem¨¢s son todo ganadores en una empresa que hoy factura 7.000 millones de euros al a?o.?Victoria's Secret es un poderos¨ªsimo reclamo lo mires desde cualquier ¨¢ngulo. Como despachador de ropa interior fina, como organizador de desfiles masivos con ingresos millonarios gracias a la publicidad que reporta su transmisi¨®n, como trampol¨ªn para modelos y aspirantes a famosos, como surtidor de im¨¢genes en Instagram o como reclamo para pinchar en titulares de Internet.
Pero las cosas eran muy distintas cuando arranc¨® la empresa, all¨¢ por 1977. ¡°Todo empez¨® cuando Roy fue a comprarme lencer¨ªa y se sinti¨® inc¨®modo. Lo pasaba muy mal por las dificultades que ten¨ªa a la hora de encontrar modelos bonitos y porque el trato no era demasiado c¨¢lido¡±. La que habla es la que fuera mujer de Raymond, Gaye, una se?ora que ahora cuenta 65 a?os y que vive discretamente como profesora universitaria.
Estamos a mediados de los a?os setenta. En Estados Unidos (y no digamos en Espa?a) la mayor¨ªa de los grandes almacenes carec¨ªan de ropa interior femenina elegante y exclusiva. El refinamiento, el encaje y la seda tardar¨ªan en llegar. Raymond quer¨ªa que su mujer se sintiese guapa tambi¨¦n por dentro. ¡°Dec¨ªa que algunos dependientes le trataban con cinismo y le hac¨ªan sentir como un pervertido¡±, ha contado Gaye a la prensa estadounidense en las pocas entrevistas que ha concedido.
Hombre con fuste de emprendedor, Roy decidi¨® crear un nuevo concepto: en lugar del agobio de los grandes almacenes donde se exponen muchas tallas y de dudoso gusto, ser¨ªa una tienda donde se mostraran las prendas exhibidas en un marco en la pared, para poder curiosear sin ser molestado. Una vez elegido el modelo, el dependiente ayudaba al cliente (b¨¢sicamente var¨®n) con la talla. Era como una especie de museo er¨®tico. Adem¨¢s, ofrec¨ªa un cat¨¢logo por correo. La inversi¨®n no fue muy elevada: 80.000 d¨®lares. La mitad los consigui¨® mediante un cr¨¦dito bancario y los otros 40.000 los pidi¨® prestados a sus familiares.
En 1977 abri¨® la primera tienda en Palo Alto, California. El revuelo fue considerable. En los alrededores se hablaba, y mucho, de un negocio distinto, empapelado de ropa sexy, c¨®modos sof¨¢s y ambientaci¨®n relajada. ¡°Era una tienda peque?a, con decoraci¨®n de burdel victoriano, con sof¨¢s de terciopelo rojo. Pero la ropa era realmente bonita. Y sexy. No hab¨ªa visto nada igual en Estados Unidos¡±, dijo a la revista Newsweek en 2010 Leslie Wexler, un tipo importante en esta historia. Pero antes ten¨ªan que pasar algunas cosas.
En cinco a?os Raymond consigui¨® hacer de su peque?a tienda un buen negocio e incluso ampliarlo con tres establecimientos m¨¢s. Las cosas marchaban para el matrimonio, que adquiri¨® alguna propiedad y un par de coches. En 1982 lleg¨® la gran decisi¨®n. Un empresario en auge, Leslie Wexler, propietario de The Limited, un negocio textil en auge, le hizo una oferta a Raymond. Tu Victoria's Secret por un mill¨®n de d¨®lares. Roy, cuya personalidad empresarial se podr¨ªa describir como inquieta y ajena a echar ra¨ªces, decidi¨® vender. Su objetivo era utilizar ese dinero para montar otros negocios.
Fue cuando cre¨® My Child¡¯s Destiny, una empresa de ropa cara para ni?os, enfocada a los ricos estadounidenses. Pero fracas¨®. A los pocos a?os estaba en bancarrota. Mientras su vida encadena fiascos, Roy observaba consternado c¨®mo la empresa que ¨¦l hab¨ªa creado y vendido, Victoria's Secret, sub¨ªa de forma vertiginosa. Su nuevo propietario, Leslie Wexter, inspir¨¢ndose en las tiendas de lencer¨ªa europeas, cambi¨® el concepto: Victoria's Secret no ser¨ªa para que los hombres comprasen lencer¨ªa a sus parejas; las clientas eran ahora ellas, atra¨ªdas por la idea de glamour. En pocos a?os se convirti¨® en referente mundial con unos ingresos de 1.000 millones de d¨®lares y con m¨¢s de 600 tiendas en todo el mundo.
La moral de Roy se fue hundiendo. ¡°Creo que cogi¨® una depresi¨®n severa. Pidi¨® mucho dinero a su madre. Intent¨® m¨¢s negocios, pero fueron mal. Y solo vio una salida¡±, ha contado su ex mujer. La pareja se divorci¨®, y solo unas semanas despu¨¦s Raymond se tir¨® por el puente de San Francisco.
Tardaron en encontrar su cuerpo una semana. Ten¨ªa 46 a?os.
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