El hipster de Rajoy
El PP est¨¢ haciendo una campa?a tan plana y tan domin¨® que puede re¨ªrse de s¨ª mismo
Desde hace unas semanas he dejado el alcohol. Por tanto, procuro beberlo con moderaci¨®n. He comprobado que en mi c¨ªrculo cercano lo que levanta esc¨¢ndalo de verdad es pedir agua. Eso le convierte a uno en objeto de cuchicheos. ¡°No sab¨ªa que estaba tan mal¡±, ¡°ha tocado fondo¡± y ¡°habr¨¢ pasado por una cl¨ªnica de desintoxicaci¨®n¡± son las frases con las que fueron resolviendo mis amigos mi intento de dejar el alcohol. Beber agua me hab¨ªa convertido en el mayor alcoh¨®lico de Pontevedra, y a medida que el rumor creci¨® la gente empez¨® a dirigirse a m¨ª de otra forma, con m¨¢s l¨¢stima a¨²n. Con cara de que lo hab¨ªan intentado todo conmigo, pero al final hab¨ªa ca¨ªdo en el agua.
Las cosas tienen una l¨®gica perversa. Hace unos d¨ªas cen¨¦ con una amiga en Madrid. Para que viese que no me pasaba nada con el alcohol ped¨ª una botella de vino y beb¨ª la mitad antes del primer plato. Resuelto ese problema, ella pas¨® a contarme los suyos. Est¨¢ casada desde hace cinco a?os y se ha echado un amante. En cuanto su marido se va de viaje, el chico y ella pasan las noches juntos. Es un amante un poco raro, porque est¨¢ muy a gusto con ¨¦l. Hasta el punto de que ni siquiera tienen sexo. Ella llega a casa de ¨¦l, ¨¦l hace tortilla francesa, se sientan a ver la tele y despu¨¦s se meten en cama a leer un rato antes de dormir. ¡°Es lo m¨¢s sucio que le he hecho en mi vida a mi marido¡±, me cuenta.
A veces dejar un vicio lo convierte en un problema de verdad. Si yo persisto en dejar de beber ser¨¦ m¨¢s pronto que tarde un alcoh¨®lico an¨®nimo, alguien con un pasado muy oscuro, y si mi amiga sigue sin tener sexo con su amante acabar¨¢ dejando a su marido por ¨¦l. Las rutinas las carga el diablo: le van confirmando a uno en todo aquello de lo que escapa.
El hipster de Rajoy, por ejemplo, es su particular vaso de agua. Se lo toma y la gente se alarma. Pero lo antit¨¦tico de la imagen le convierte a¨²n m¨¢s en el se?or tradicional que tanto gusta a sus votantes. Rajoy con un hipster soy yo con la Cabreiro¨¢ y mi amiga comiendo tortilla francesa en casa de un empotrador; c¨®mo estaremos los tres para semejante impostura. Que el hipster sea adem¨¢s de palo, un hipster decorado en G¨¦nova como un arbolito de Navidad, demuestra que el PP est¨¢ haciendo una campa?a tan plana y tan domin¨® que puede re¨ªrse de s¨ª mismo: jugar a lo que no es para afianzar lo que necesita ser.
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