Maternidades
Trabajo, hijos, tareas del hogar. Este ¡®triunvirato¡¯ ha gobernado la vida de las mujeres La generaci¨®n actual ya plantea respuestas individuales a una realidad colectiva
Complicado. Una locura. Soledad. Inseguridad. Son palabras que repiten muchas mujeres a la pregunta de qu¨¦ supone ser madre. Ideas negativas alejadas de las edulcoradas im¨¢genes de felicidad imperantes. La necesidad de compaginar un trabajo remunerado con la crianza de los ni?os, las tareas del hogar y algo de espacio personal parece el sino de la actual generaci¨®n de madres. Mujeres de distinto nivel formativo y econ¨®mico, con o sin pareja, manifiestan la sensaci¨®n de que tener hijos es muy bonito, pero que en alguna fase del camino las han estafado. De que no puede ser que una de las tareas m¨¢s importantes, y en teor¨ªa gratificantes, de la vida quede relegada por el sistema social y econ¨®mico a un hobby para los ratos libres.
¡°Tienes que hacer malabares¡±, explica Isabel Jim¨¦nez, de 31 a?os, madre de Uxue, de 5. Vive en Vitoria y cuida de los tres hijos de otra mujer trabajadora, en una cadena en la que, si se rompe, todo cae. Por las ma?anas entra a las 7.45, as¨ª que es su marido el que lleva a la ni?a al colegio. Pero solo cuando su turno en una gasolinera, donde cada semana rota entre ma?ana, tarde y noche, se lo permite. Cuando el padre no puede, le toca a la abuela materna. Por las tardes, Jim¨¦nez recoge a su hija tres d¨ªas. Los restantes se los reparten el padre y las dos abuelas. Le gustar¨ªa tener otro ni?o, pero lo ve dif¨ªcil. ¡°Al final tienes que renunciar a lo m¨¢s importante¡±.
La renuncia parece una constante dentro del ejercicio de equilibrismo que es la vida de las madres trabajadoras. Porque las horas son finitas, y las fuerzas, tambi¨¦n. Algunas renuncian a cuidar de sus hijos la mayor parte del d¨ªa; otras, al desarrollo de su carrera y a mejores sueldos, y la mayor¨ªa, al tiempo para ellas mismas, pareja, amigos, aficiones¡
Es incre¨ªble que tengas que dejar a tus hijos con fiebre en la guarder¨ªa por temor al despido
Hace dos a?os y medio, cuando naci¨® Amara, Patricia, operaria en una f¨¢brica en Vigo, y su marido, que trabaja en la misma multinacional, decidieron contratar a alguien que la cuidara. Pero nadie se adaptaba a sus horarios: una semana de seis de la ma?ana a dos de la tarde, la siguiente de dos de la tarde a diez de la noche. Para organizar el cuidado de la ni?a, los padres pidieron que les asignasen turnos opuestos, a lo que Patricia sum¨® una reducci¨®n de jornada de dos horas diarias para poder darse el relevo con su marido.
La soluci¨®n llev¨® a una vida de pareja apenas existente que acab¨® en separaci¨®n. Tambi¨¦n supuso que la cambiaran desde log¨ªstica a un puesto en la cadena de montaje, ¡°lo m¨¢s bajo¡±. La misma ¨¢rea a la que fueron relegados en esta compa?¨ªa todos los que han pedido una reducci¨®n de jornada. Ocho mujeres que han ejercido su derecho a trabajar menos horas para atender a sus hijos y un hombre que necesitaba tiempo para cuidar de su padre. ¡°Esta empresa tiene hasta premios por conciliaci¨®n, pero es todo de cara a la galer¨ªa¡±, dice esta mujer de 33 a?os.
¡°Llaman conciliaci¨®n a meros parches para seguir subordinando la vida familiar a la laboral¡±, critica Carolina del Olmo, madre de un ni?o de seis a?os, una ni?a de tres y un beb¨¦ de seis meses. Directora de cultura del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, en el libro ?D¨®nde est¨¢ mi tribu? (Clave Intelectual) reflexiona sobre lo que supone la maternidad en una sociedad en la que lo ¨²nico que cuenta es la producci¨®n, en la que peque?os y mayores necesitan cuidados, pero cada vez hay menos tiempo y red de apoyo para proporcionarlos, y la soluci¨®n pasa por subcontratarlos.
El libro plantea una visi¨®n muy cr¨ªtica con un mundo que ¡°impone unos ritmos de trabajo incompatibles con pr¨¢cticamente cualquier otra actividad¡±. ¡°No puede ser que lo ¨²nico que te ofrezca el sistema sea ampliar el horario de los colegios y abrir m¨¢s guarder¨ªas y residencias¡±, denuncia. ¡°Que tengas hijos y solo los veas en el ba?o y la cena¡±.
En palabras de Del Olmo, si para la generaci¨®n anterior ¡°el empleo remunerado era el camino hacia la liberaci¨®n de la mujer, en la nuestra hay cierto desencanto¡±. Chocan con salarios m¨¢s bajos, menores oportunidades de acceso a puestos y de ascenso, techos de cristal o incluso la propia tendencia en la pareja a primar la carrera del hombre. Pese a que hay m¨¢s mujeres con estudios superiores entre los j¨®venes de 25 a 34 a?os, son ellos los que consiguen m¨¢s empleos acordes con su nivel de formaci¨®n y ellas las que acaban en paro, seg¨²n un estudio de la OCDE. En el tercer trimestre de 2015, la tasa de desempleo femenino se situaba en el 22,69%, frente al 19,9% masculino, y seg¨²n el INE, el salario medio de las mujeres en Espa?a en 2014 fue de 1.618,10 euros al mes, mientras los hombres cobraron 2.125,90 euros.
Ante esta situaci¨®n, Gema Lendoiro, de 41 a?os, periodista y propietaria de una agencia de comunicaci¨®n y literaria, cree que son imprescindibles mayores incentivos para las empresas durante las bajas de maternidad. Cuando naci¨® su primera hija, Carmen, hace cinco a?os, volvi¨® a trabajar en cuanto recibi¨® el alta. ¡°Con el dinero de la baja para las madres aut¨®nomas, entre 900 y 1.000 euros al mes, no me daba para los gastos del d¨ªa a d¨ªa¡±. Como soluci¨®n, instal¨® el despacho en casa y contrat¨® a una mujer que le ayudara a cuidar al beb¨¦. ¡°Hoy no lo repetir¨ªa, no haces bien ninguna de las dos cosas¡±. Con su segunda hija, Roc¨ªo, de tres a?os, su situaci¨®n econ¨®mica era mejor y se ¡°permiti¨® el lujo¡± de estar un a?o sin trabajar.
Antes el empleo era el camino hacia la liberaci¨®n de la mujer, ahora hay cierto desencanto
Sin embargo, Lendoiro cuenta que la criticaron m¨¢s por tomarse ese a?o que por volver a trabajar a los pocos d¨ªas con la primera. ¡°Est¨¢ instalado en la mentalidad dominante que quedarte en casa es un paso atr¨¢s¡±. Se refiere a voces como la de la fil¨®sofa francesa feminista ?lisabeth Badinter, que cree que hay una ¡°guerra ideol¨®gica subterr¨¢nea para devolver a las mujeres al hogar¡±, de la que responsabiliza a la corriente de crianza natural.
Lo cierto es que cada vez m¨¢s mujeres dejan de trabajar, al menos temporalmente, cuando son madres. La crisis ha empujado a que muchas, al echar cuentas, vean que no les compensa pagar a un cuidador mientras ellas trabajan por un salario m¨ªnimo. Pero, seg¨²n Del Olmo, tambi¨¦n es una aspiraci¨®n para mujeres con buenos empleos.
Raquel no se conform¨® con una excedencia: aparc¨® una carrera exitosa para volver a casa a cuidar de sus hijos. Licenciada en Econ¨®micas, de 44 a?os, llevaba dos como responsable de una cuenta importante en una empresa de servicios, con 65 personas a su cargo y un sueldo de 60.000 euros anuales. ¡°Era un buen puesto, pero no me llenaba¡±, admite. Cuando naci¨® su primer hijo, hace cinco a?os, volvi¨® a trabajar tras la baja maternal. ¡°Lo dejamos en la guarder¨ªa y a los dos d¨ªas ya estaba con bronquiolitis¡±. Pact¨® el despido con la empresa para tener indemnizaci¨®n y dos a?os de paro. ¡°Prefer¨ªa cuidarlo yo. Me necesitaba¡±.
Tres a?os despu¨¦s tuvo a su segundo hijo. Cuando cumpli¨® el a?o, busc¨® empleo porque la familia necesitaba un refuerzo econ¨®mico. Trabaja a tiempo parcial desde casa para una peque?a consultora. ¡°Quiero estar con los ni?os, recogerlos del cole. Algo sencillo, ya he tenido una vida complicada, de estar todo el d¨ªa conectada al tel¨¦fono y al correo¡±.
En este deseo creciente de criar a los hijos, de pasar m¨¢s tiempo con ellos, desempe?an un papel importante dos factores. Por un lado, las madres actuales tienen mucha m¨¢s informaci¨®n que en anteriores ¨¦pocas. ¡°Eso nos hace vivir una maternidad m¨¢s consciente¡±, explica la historiadora Cira Crespo, coautora de Madres en red. Del lavadero a la blogosfera (Clave Intelectual).
Por otro lado, parece una reacci¨®n a la vida a la que nos obliga el ritmo laboral. ¡°Si est¨¢s ocho horas al d¨ªa sin tu hijo, intentas suplirlo durmiendo con ¨¦l, d¨¢ndole el pecho, cogi¨¦ndole m¨¢s en brazos¡¡±, opina Crespo, madre de dos ni?as de 5 a?os y 20 meses. El problema es que ¡°son respuestas individuales y no hay vistas a buscar algo mejor de forma colectiva¡±. Del Olmo coincide: ¡°Se acaba supliendo con m¨¢s esfuerzo de las madres lo que es un problema social¡±.
Si lo tienen complicado las madres con pareja, las que hacen frente en solitario a la crianza parecen verdaderas hero¨ªnas. Eva Mar¨ªa Bernal, de 48 a?os, no quiso esperar al hombre ideal para formar una familia y el dif¨ªcil camino a la maternidad le sirvi¨® para reinventarse profesionalmente. Es una ¡°mam¨¢ emprendedora¡±, un fen¨®meno en auge. Como ella, cada vez m¨¢s mujeres abren peque?os negocios online, muchos relacionados con la crianza, por la libertad que brindan a la hora de organizarse.
¡°Cuando tuve a mi primer hijo, hace nueve a?os, vi que la din¨¢mica de trabajo chocaba con mis instintos maternos¡±, cuenta esta antigua directora de casting. Al nacer sus mellizos, hace tres a?os, fund¨® Creando una Familia, una asesor¨ªa en reproducci¨®n asistida, un sector en pleno apogeo. ¡°Trabajo cuando los ni?os est¨¢n en el colegio y una tarde a la semana¡±, se?ala.
Bernal ha tenido que ser su propia jefa para lograr unos horarios racionales y trabajar desde casa, dos de las medidas que, seg¨²n las entrevistadas, deber¨ªan ser generalizadas, junto con una petici¨®n un¨¢nime: bajas maternales m¨¢s largas, que lleguen al a?o. ¡°En vez de construir m¨¢s guarder¨ªas, el Gobierno deber¨ªa ayudar a los empresarios a pagar la Seguridad Social durante ese periodo¡±, sugiere Lendoiro. ¡°No hay m¨¢s que mirar a los pa¨ªses n¨®rdicos¡±, afirma Del Olmo, que critica el ¡°apoyo casi nulo¡± a la maternidad en Espa?a. ¡°El problema es que estos temas ni est¨¢n en la agenda de los pol¨ªticos¡±, se lamenta Crespo. ¡°Habr¨ªa que dejar de mirar la producci¨®n como lo m¨¢ximo y centrar las leyes en la vida. Es incre¨ªble vivir en esta sociedad en la que tienes que dejar a tus hijos con fiebre en la guarder¨ªa por miedo a faltar al trabajo¡±.
elpaissemanal@elpais.es
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