La Espa?a que queremos
Tenemos que renovar el pacto constitucional. La mejor ense?anza que nos dejaron las generaciones anteriores es que solo entre todos podremos construir este pa¨ªs
El art¨ªculo segundo de la Constituci¨®n de 1812 afirmaba: ¡°La naci¨®n espa?ola es libre e independiente, no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona¡±. Ser¨ªa ingenuo que, dos siglos despu¨¦s, alguien pensara que puede ser solo el proyecto de un dirigente o un partido. Espa?a es y ser¨¢ el fruto del trabajo, las esperanzas y los proyectos de millones de espa?olas y espa?oles que viven y se desviven tratando de sacar adelante sus vidas y las de sus familias. Para que el sue?o de un dirigente pol¨ªtico, por bienintencionado que sea, se haga realidad, para que el sue?o de un partido cambie la vida de la gente, tiene que ser un sue?o compartido por millones de personas, por una mayor¨ªa mucho m¨¢s amplia que la de sus simpatizantes y votantes.
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El proyecto pol¨ªtico que defiendo, el del Partido Socialista, responde al empe?o prolongado de millones de espa?olas y espa?oles por construir una sociedad m¨¢s justa, pr¨®spera y libre. Los socialistas no bajamos hace un mes de ning¨²n Sina¨ª con una verdad revelada: durante estas cuatro ¨²ltimas d¨¦cadas hemos acompa?ado a nuestro pueblo en la construcci¨®n de la Espa?a democr¨¢tica. Una Espa?a que, finalmente, no ha sido el proyecto de nadie, porque ha sido el proyecto de todos.
Los socialistas no necesitamos denostar todo lo que hay para sobresalir en el paisaje del descr¨¦dito que algunos extienden sobre todo lo que hemos hecho como pueblo desde 1977. Incluso despu¨¦s de cuatro a?os de gobierno de la derecha, el Estado de bienestar que pusimos en pie los socialistas con el apoyo de la ciudadan¨ªa constituye el modelo de pa¨ªs justo y solidario en el que la sociedad espa?ola se reconoce.
Hoy Espa?a sufre las consecuencias de la crisis y de unas pol¨ªticas erradas contra esa crisis. Y si en los ¨²ltimos dos a?os nuestra econom¨ªa, como las de todos los pa¨ªses del sur de Europa, da signos de mejora es porque la UE ha abandonado la austeridad impuesta por la derecha europea y que con tanto entusiasmo defendi¨® la derecha espa?ola. El cambio en la pol¨ªtica monetaria del BCE en 2012 y la flexibilizaci¨®n en el ajuste del d¨¦ficit han permitido empezar a respirar a nuestra econom¨ªa.
Si algo es pasado y ha fracasado son esas pol¨ªticas de Mariano Rajoy y la derecha, las que responden a sus valores ideol¨®gicos y a sus intereses econ¨®micos. Pero en la agenda de las derechas sigue estando la desprotecci¨®n de los trabajadores y el desmantelamiento del Estado de bienestar. Despu¨¦s de agotar el negocio del pr¨¦stamo, su siguiente objetivo es el del aseguramiento, privatizar la sanidad y las pensiones. Esa es la siguiente batalla que los fundamentalistas del mercado ya est¨¢n dando contra nuestra forma de vida.
Para que un partido cambie la vida de la gente debe tener un sue?o compartido por millones
No es la racionalidad econ¨®mica la que fundamenta las propuestas de la vieja y la nueva derecha, sino la l¨®gica del negocio, el inter¨¦s puro y duro. Por eso los socialistas consideramos que es m¨¢s necesario que nunca defender los valores de solidaridad y justicia social, la idea de que somos una comunidad humana y no s¨®lo un fr¨ªo mercado de intereses.
En esta hora de Espa?a en la que millones de personas est¨¢n desempleadas o con empleos precarios y salarios de pobreza, los socialistas apostamos por una econom¨ªa que compita en mayor valor a?adido y en mayor productividad y no en la devaluaci¨®n de nuestras condiciones de vida. El crecimiento es una condici¨®n necesaria pero, por s¨ª solo, no va a resolver los problemas de desigualdad o de pobreza: en estos a?os hemos visto c¨®mo la mejora macroecon¨®mica ha aumentado la desigualdad. Queremos crecimiento econ¨®mico con justicia social y sabemos que la justicia social es tambi¨¦n un factor de crecimiento econ¨®mico.
Por eso estoy convencido de que nuestro pa¨ªs necesita cambiar su modelo productivo. Necesitamos una econom¨ªa menos vulnerable al paro y que multiplique las oportunidades de los espa?oles y espa?olas. Un pa¨ªs que apueste por la educaci¨®n, la investigaci¨®n, la innovaci¨®n, la digitalizaci¨®n y la reindustrializaci¨®n. Y, frente a lo que hemos padecido estos a?os, un pa¨ªs en el que los poderes p¨²blicos est¨¦n cerca de las empresas, pero lejos del negocio.
En estos cuatro a?os, con la excusa de la crisis, se han roto consensos que debemos restablecer. El m¨¢s importante es el consenso en torno a la convivencia democr¨¢tica y nuestras instituciones. Los casos de corrupci¨®n han debilitado la confianza en el poder pol¨ªtico, pero tambi¨¦n lo ha hecho la incapacidad de los poderes p¨²blicos para responder a los problemas ocasionados por la crisis. Si a ello unimos la insensibilidad social de los Gobiernos conservadores ante fen¨®menos como la pobreza o los desahucios es f¨¢cil comprender el descontento y la urgencia de recomponer el consenso respecto a nuestra institucionalidad democr¨¢tica.
Y no s¨®lo respecto a las instituciones. Uno de nuestros activos m¨¢s importantes desde la Transici¨®n ha sido el di¨¢logo social entre trabajadores y empresarios, un di¨¢logo que el Gobierno de la derecha ha roto cuando era m¨¢s necesario. Restaurar ese di¨¢logo, todos los di¨¢logos, es una necesidad de nuestra democracia para recuperar la cultura del pacto y no de la confrontaci¨®n, de la justicia y no de la desigualdad, del m¨¦rito y el esfuerzo y no del privilegio.
El crecimiento econ¨®mico no va a resolver por s¨ª solo los problemas de desigualdad o de pobreza
Garantizar para todos los servicios del Estado de bienestar, en especial una educaci¨®n y una sanidad universales y de calidad, requiere suficiencia financiera y una fiscalidad justa. Por eso debemos reformar nuestra fiscalidad para que sea m¨¢s proporcionada y eficiente, para que garantice nuestros servicios p¨²blicos sin entorpecer nuestro crecimiento.
La d¨¦cima legislatura de la democracia acaba con la mayor tensi¨®n territorial que hemos conocido. Ante el intento secesionista del independentismo catal¨¢n, los socialistas no concebimos a Espa?a sin Catalu?a, pero tampoco concebimos una Espa?a sin toda su diversidad. Debemos reafirmar que todos cabemos y que todos somos necesarios para nuestro progreso colectivo.
Desde la Transici¨®n los socialistas hemos estado en todos los grandes pactos de convivencia porque, en democracia, esta solo es realmente posible en el di¨¢logo y el acuerdo. Lo pienso para los territorios, pero tambi¨¦n para las generaciones, los trabajadores y empresarios, las mujeres y los hombres. Por eso estoy convencido de que en la legislatura que comienza debemos retomar el di¨¢logo entre todos, un di¨¢logo que produzca un gran acuerdo y se plasme en la reforma de nuestra Constituci¨®n. Para proteger y ampliar nuestros derechos. Para garantizar un Estado de bienestar fuerte y sostenible. Para modernizar y democratizar nuestras instituciones. Para hacer de nuestro pa¨ªs un marco estable de convivencia.
Los espa?oles y las espa?olas del presente tenemos el derecho y el deber de renovar el pacto constitucional que hicieron las generaciones de nuestros padres y abuelos, pero estamos obligados a llegar a una concordia tan larga y fruct¨ªfera como la que ellos alcanzaron, porque la mejor ense?anza que nos dejaron es que solo entre todos podremos construir la Espa?a que queremos.
Pedro S¨¢nchez es el cabeza de lista del PSOE en las elecciones del 20-D.
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