El humor corrosivo rompe fronteras
El c¨®mico egipcio Bassem Youssef lleva su critica pol¨ªtica a la televisi¨®n de Estados Unidos
Hacer humor en Egipto, como en muchos otros pa¨ªses del mundo ¨¢rabe, no es una tarea f¨¢cil. El c¨®mico Bassem Youssef es testigo de lo poco que se cotiza la s¨¢tira pol¨ªtica en aquellos territorios. V¨ªctima de la intolerancia, este cirujano reconvertido en showman televisivo tuvo que cancelar hace dos a?os el espacio Al-Barnameg (El programa) por presiones del Gobierno y de la cadena que lo emit¨ªa, la CBC, propiedad de un empresario saud¨ª. El humorista se vio obligado a abandonar su tierra y se instal¨® en EE?UU, donde su humor corrosivo triunfa ahora de la mano de Jon Stewart, un personaje que labr¨® su fama en el canal Comedy Central de la mano de un informativo irreverente, una mezcla de El intermedio espa?ol y los Gui?oles de la francesa Canal?+. Su afilado modo de desenmascarar las falsas promesas de los pol¨ªticos y ridiculizar sus excesos verbales han contribuido a granjearle la enorme popularidad de la que goza.
Youssef viene a ser el Stewart del Nilo. Exhibi¨® su tono corrosivo durante el mandato del presidente Mohamed Morsi, l¨ªder de los Hermanos Musulmanes. Eran tiempos en los que la mofa pol¨ªtica causaba furor entre los telespectadores, plantados ante las pantallas para seguir las ocurrencias del c¨®mico sin pesta?ear. En pocos a?os Youssef se convirti¨® en una celebridad en la regi¨®n (solo en Egipto su programa congregaba una audiencia de 10 millones de fieles). El gran interrogante era si el r¨¦gimen de Al Sisi le permitir¨ªa mantener las ¨¢cidas cr¨ªticas hacia la clase pol¨ªtica. La respuesta no tard¨® en llegar. Su programa aguant¨® en antena apenas una emisi¨®n. La CBC anunci¨® la supresi¨®n poco antes de que saliera al aire la segunda entrega.
?Esta cancelaci¨®n fue interpretada como lo que era: un ataque a la libertad de expresi¨®n. Quedaba claro que intentar cultivar el humor pol¨ªtico all¨ª donde los ciudadanos no pueden decir lo que piensan resulta una misi¨®n imposible. Del momento por el que atraviesa la prensa en Egipto da buena cuenta Reporteros sin Fronteras (RSF), que la sit¨²a en el puesto 158 (de 180) de los Estados que menos respetan el derecho a la informaci¨®n. Esta organizaci¨®n recuerda que en nombre de la lucha contra el terrorismo el r¨¦gimen de Al Sisi ataca sistem¨¢ticamente a los medios de comunicaci¨®n que no act¨²an como su correa de transmisi¨®n.
Las nuevas tecnolog¨ªas permiten hoy en d¨ªa burlar las m¨¢s f¨¦rreas censuras. En pa¨ªses del norte de ?frica, los tejados de los edificios est¨¢n sembrados de antenas parab¨®licas capaces de captar canales del otro lado del Mediterr¨¢neo. Pero Youssef ha optado por el silencio. Podr¨ªa incluso emitir por Internet su programa, pero esta posibilidad tampoco figura en sus planes. De modo que los egipcios no podr¨¢n reirle las gracias ni el Gobierno lanzarle sus dardos para amordazarlo. El popular humorista ha llevado ¡ªcon ¨¦xito¡ª su iron¨ªa al show de Stewart. Y qui¨¦n sabe si alg¨²n d¨ªa ocupar¨¢ el puesto de su inspirador. Ya se sabe que el humor no tiene fronteras.
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