Campa?as ¨²tiles

En algunas ocasiones, pienso yo que no solo a m¨ª, pasa que las campa?as electorales se muestran como algo in¨²til, que se conserva por motivaciones parecidas a las que llevan a repetir a?o tras a?o el ritual de las Navidades. Los villancicos son, por supuesto, los himnos machacones de los partidos.

Pero hay una utilidad que se da fundamentalmente en los debates, que es la de la metedura de pata. De pronto, el candidato se ve confrontado a sus propias palabras con mayor virulencia que si fuera a las del adversario. La propuesta que se pone sobre la mesa no ha sido suficientemente testada con los probadores del partido.

Y una candidata llamada Marta Rivera dice que su partido, Ciudadanos, va a proponer que las penas por delitos de violencia de g¨¦nero no tengan agravante respecto a cualquier otra violencia. Rivera, al parecer, no hab¨ªa tenido que defender esa propuesta en ning¨²n otro foro. Y claro, la fastidi¨® (la expresi¨®n m¨¢s adecuada a lo que pas¨® es de una desagradable escatolog¨ªa). El representante del PSOE en el debate, Antonio Hernando, se vio ante un regalo inopinado y se lo dijo: ¡°No han entendido ustedes nada¡±.

En unos segundos el siempre ¡°fresco¡± mensaje de Ciudadanos se descompuso. Y Albert Rivera lo estrope¨® por completo al apoyar lo dicho por su hom¨®nima, con un discurso a¨²n m¨¢s confuso, y por ello a¨²n m¨¢s claro. Quiso que en un debate a nueve con tiempo tasado se resolviera lo que hab¨ªa quedado discutido en el Tribunal Constitucional sin l¨ªmite de tiempo.

Rivera, los dos Rivera, se han visto metidos en un hoyo del que es dif¨ªcil salir, porque este asunto tiene que ser explicado a fondo o tiene uno que defenderse de la siempre inc¨®moda acusaci¨®n de machismo. Porque sin todas sus explicaciones, lo de bajar grados penales a la violencia de g¨¦nero es una postura inequ¨ªvocamente machista. No basta tener cara de bueno para hacerla y salir indemne.

Rivera y Rivera tienen que quitar ese asunto del debate pol¨ªtico. Y empezar cualquier alusi¨®n a la violencia contra las mujeres con una expl¨ªcita condena que evite toda confusi¨®n. Mientras tanto, Marta Rivera debe aprovechar para estudiar que las estad¨ªsticas dicen que los hombres pegan y matan m¨¢s. Eso se llama machismo.