George Lucas, fabricante de leyendas
"Preferir¨ªa que se fueran al garete antes de tener que venderlas en un circuito", dec¨ªa el cineasta sobre sus pel¨ªculas en 1999
En sus pel¨ªculas trata temas muy futuristas, y, sin embargo, est¨¢ claro que una parte suya est¨¢ firmemente arraigada en el pasado. Soy esencialmente un hombre victoriano. Me encantan los objetos y el mobiliario victorianos. Me gusta coleccionar arte. Adoro la escultura. En realidad, me gusta todo tipo de objetos antiguos. Pero el calificativo que m¨¢s me cuadra es el de rom¨¢ntico. Me gusta la est¨¦tica de la ¨¦poca victoriana, ese ambiente c¨®modo e ¨ªntimo, tipo Medio Oeste americano, con su aire c¨¢lido y aterciopelado.
?Qu¨¦ quiere decir con eso de que "el calificativo que m¨¢s me cuadra es el de rom¨¢ntico"? Por lo que se refiere a las historias que narro, creo que sugiere un enfoque humanista de ver las cosas: un punto de vista emocional.
Prefiero sentarme con un buen libro que conectarme a Internet
Pero la gente le ve, aparentemente, como alguien m¨¢s interesado en la tecnolog¨ªa que en las emociones. Ahora, usted se describe como una persona emocional o, en sus propias palabras, como "proclive al romanticismo". Bien, la mayor¨ªa de la gente me conoce por mis trabajos con la tecnolog¨ªa. Pero creo que, viendo mis pel¨ªculas, se puede decir que tengo un punto de vista muy rom¨¢ntico acerca de ella. No la odio, pero al mismo tiempo soy muy consciente de sus peligros. Cualquiera que me conozca un poco sabe que no estoy precisamente loco por la tecnolog¨ªa punta. Quiero decir que me gusta y disfruto utiliz¨¢ndola, pero para m¨ª s¨®lo es una herramienta. No es algo que me intrigue u obsesione. Prefiero sentarme debajo de un ¨¢rbol y leer un libro que hacerlo frente a un ordenador, prefiero tomar el t¨¦ con alguien que conectarme a la red o una charla global.
?Esta visi¨®n lleva impl¨ªcito un optimismo respecto a la raza humana? Soy un optimista c¨ªnico. [Risas]. Soy un c¨ªnico que cree en la raza humana, aunque, cuando veo las locuras que hace, me decepciono. Desde el punto de vista intelectual, hemos avanzado mucho. Pero en lo que se refiere a los sentimientos, el hombre apenas se ha movido. Lo encuentro fascinante. Es peligroso que avancemos tan deprisa tecnol¨®gicamente, mientras no lo hagamos al mismo ritmo en el plano emocional.
Su inter¨¦s por el mundo de las emociones, ?tiene algo que ver con la mitolog¨ªa? S¨ª. Una de las razones por las que hago as¨ª mis pel¨ªculas, y por las que me atrae tanto la mitolog¨ªa, es porque me ofrece una oportunidad de hacer arqueolog¨ªa psicol¨®gica. Es muy interesante poder explorar las culturas, retroceder 3.000 a?os y descubrir que los centros neur¨¢lgicos de la emoci¨®n son los mismos entonces que ahora, que hoy se tocan los mismos acordes que ayer.
?C¨®mo encaja, pues, la mitolog¨ªa de La guerra de las galaxias en todo esto? La mitolog¨ªa es algo que ya exist¨ªa hace cientos de a?os, antes de que se plasmara en una tablilla de barro cocido, o quedara codificada para siempre en un trozo de papel. En sus or¨ªgenes fue algo dirigido a un grupo de personas de forma que la retroalimentaci¨®n psicol¨®gica le dir¨ªa al narrador c¨®mo proseguir. La mitolog¨ªa surgi¨® a partir de una historia que funcionaba bien desde el punto de vista emocional.
Probablemente no hay ninguna forma mejor de Gobierno en el mundo que un d¨¦spota bueno
Pero esas historias han tenido tiempo para evolucionar, mientras que usted ha creado las suyas a partir de la nada. ?No es una distorsi¨®n del proceso? No, no lo creo. Aunque La guerra de las galaxias sea una historia completamente nueva, utiliza los motivos de siempre. Quiero decir que es todav¨ªa "el h¨¦roe de las mil caras". El h¨¦roe tiene mil rostros, y ¨¦ste es uno de ellos. Obviamente, personalizo mis historias y las sit¨²o en el tiempo actual. Lo que digo en mis pel¨ªculas es: estos son los aspectos emocionales que me interesan, que son de mi ¨¦poca, de los cincuenta, sesenta y setenta. Pero representan temas intemporales, son la destilaci¨®n de las distintas mitolog¨ªas de todo el mundo. Lo m¨¢s divertido es que he tenido la oportunidad de trabajar para un mercado mundial, y La guerra de las galaxias es que funciona en todas las culturas.
?Explica eso su popularidad? Estoy sorprendido de que la gente no se haya dado cuenta. Creen que es toda esa alta tecnolog¨ªa y los efectos especiales lo que hace que los espectadores quieran volver a ver estas pel¨ªculas una y otra vez. Lo m¨¢s interesante para m¨ª es que, despu¨¦s de La guerra de las galaxias, se han hecho muchas pel¨ªculas de ciencia-ficci¨®n y con efectos especiales, pero nadie ha querido volver a verlas una vez tras otra.
?No cree que, por extra?o que parezca, muchas de ellas no producen ninguna emoci¨®n? S¨ª. La ¨²nica pel¨ªcula de este tipo que la gente ha visto una y otra vez ha sido Titanic. Pero Titanic es todo menos una pel¨ªcula de ciencia-ficci¨®n. Es un filme realizado utilizando alta tecnolog¨ªa y con grandes efectos especiales, exactamente igual que La guerra de las galaxias; la original ten¨ªa unas 500 tomas con efectos especiales, y Titanic tambi¨¦n. Por lo que se refiere al gui¨®n, es una historia muy rom¨¢ntica, en l¨ªnea con la de La guerra de las galaxias.
?De d¨®nde proceden todos esos extra?os personajes e ideas? Los tom¨¦ del folclor y trat¨¦ de jugar con temas universales, excepto la violencia y el sexo (que son los otros dos temas universales que parecen funcionar en todo el mundo). Mis pel¨ªculas no son violentas ni er¨®ticas. En cambio, me gusta tratar con la necesidad humana de amistad, de cari?o, de agruparse para ayudarse y de unirse contra algo negativo.
Sus palabras me parecen tremendamente budistas. A mi hija le preguntaron en el colegio: "?Vosotros qu¨¦ sois?". Respondi¨® que budistas metodistas. Le dije: "Bien, creo que es una forma de describirnos" [risas]. Siempre he tenido un enorme inter¨¦s por la educaci¨®n, por c¨®mo y por qu¨¦ aprende la gente. Creo que estamos en una carrera por la supervivencia y lo ¨²nico que tenemos adaptable es el cerebro. S¨®lo podemos intercambiar informaci¨®n. Y la prueba de cu¨¢n precisa es la informaci¨®n la tendremos en si morimos todos o no. Si lo hacemos, entonces no era correcta. Prefiero vernos como una fuerza positiva en el universo que como un c¨¢ncer. Tenemos la capacidad para ser cualquiera de las dos cosas. Eso, en esencia, es de lo que trata La guerra de las galaxias. Somos el bien y el mal, tenemos alternativa.
Los enemigos son personajes muy destacados en sus pel¨ªculas. ?En su forma de ver el mundo, el lado oscuro actual tiene algo que ver con la cultura de los negocios, representada de una forma u otra? Hay un peligro enorme en las empresas para el que nadie tiene una respuesta, excepto el imperativo de hacer dinero. Encierran un gran peligro al que s¨®lo estamos empezando a enfrentarnos. No quiero parecer moralista, pero, si creas un animal y le dejas que se alimente de todo lo que quiera, tendr¨¢s un problema. La clave est¨¢ en el equilibrio.
?C¨®mo lo consigue? Quiero decir que usted es un magnate, tiene un imperio y dirige a mucha gente. ?C¨®mo se enfrenta a la amenaza empresarial a la que acaba de referirse? Afortunadamente, tengo accionistas compasivos. [Se r¨ªe].
?Qui¨¦nes son sus accionistas? ?Yo! Yo soy el ¨²nico [risas]. Y esta organizaci¨®n, afortunadamente, trata, a trav¨¦s de m¨ª, de mirar con cari?o a sus empleados y a lo que hacemos. Si nos convertimos en una gran empresa, ese aspecto singular desaparecer¨ªa. Como presidente y director, tengo que hacer dinero para sobrevivir, por supuesto. Pero como accionista puedo decir: "S¨ª, pero hay que tener un poco de consideraci¨®n y buenas maneras para con los dem¨¢s". Sin embargo, vivimos en un mundo en el que tienes que ser razonablemente duro para que te tomen en serio. A veces te conviertes en un tibur¨®n para sobrevivir. No puedes rehuir la situaci¨®n. Tienes que mantener el tipo y gritar en el mismo lenguaje para conseguir que te respeten. Esta actitud forma parte de la jungla en la que nos ha tocado vivir. Pero tambi¨¦n creo sinceramente que con la gente que trabaja a nuestras ¨®rdenes, que constituye la masa, hay que ser afectuoso y, de alg¨²n modo, protector.
?Dir¨ªa usted que ahora vive bien? Dir¨ªa que soy feliz. Lo interesante de esto es que -y aborrezco decirlo, porque es t¨®pico¡ª la felicidad nada tiene que ver con el dinero o con la fortuna.
A veces te tienes que convertir en un tibur¨®n para sobrevivir: as¨ª te respetan
Desde el momento en que usted es una persona con dinero, seguramente no sea el m¨¢s adecuado para decir tal cosa. No estoy de acuerdo. Al contrario, ?soy la persona id¨®nea! ?Lo he hecho! Y quiero decirles lo siguiente a los estudiantes de cinematograf¨ªa: "Si te metes en el cine para hacer dinero, fama y fortuna, ?olv¨ªdalo! Tienes todas las de perder. Opta por la bolsa o por cualquier otra cosa. Nunca vas a hacer dinero en el mundo del cine, es demasiado duro". Si tienes suerte, tal vez consigas la fama. Pero igual podr¨ªas convertirte en un asesino en serie, ?as¨ª te har¨ªas famoso mucho m¨¢s r¨¢pidamente! Ahora tengo todo el dinero del mundo y, sin embargo, era igual de feliz hace 30 a?os. Era feliz mientras pudiera hacer una pel¨ªcula. Y lo seguir¨¦ siendo mientras pueda seguir haci¨¦ndolas. Lo ¨²nico que me hace desgraciado es que alguien me diga lo que tengo que hacer.
El hecho de que ahora no tenga que pedir permiso a nadie debe suponer una gran diferencia, y esa libertad deriva en no poca medida del grueso colch¨®n del que se ha rodeado para protegerse. Seguro, la necesidad de independencia nace de la frustraci¨®n a la que cualquier artista se enfrenta: querer hacerte con un sitio desde el que la gente no pueda distorsionar ni destruir tu visi¨®n. Cuando te metes en la ¨®pera, la arquitectura o el cine, est¨¢s tratando con formas de arte que son inmensas y que requieren tantos recursos que no puedes evitar entrar en una situaci¨®n m¨¢s comunitaria. Y dominar una situaci¨®n as¨ª con tu propia visi¨®n es mucho m¨¢s dif¨ªcil. Saber c¨®mo lograr que la gente coopere y construya una pir¨¢mide del modo en que t¨² quieres que se haga es una empresa social de mayor envergadura que, pongamos por caso, ser un Picasso y pintar en tu estudio. No soy un gran defensor del Arte con may¨²scula. Para m¨ª, el arte no es m¨¢s que una manera de comunicarse. Desde el momento en que dices: "Espero que a alguien le guste mi pintura", ya est¨¢s pintando para alguien. No importa lo esot¨¦rico que seas como artista, sigues actuando para el p¨²blico. Si s¨®lo lo haces para 10 personas, entonces probablemente seas un gran artista.
Tambi¨¦n est¨¢ la cuesti¨®n de cu¨¢ndo el artista, el escritor o el cineasta tiene que convertirse en algo m¨¢s que un simple artista; tiene que convertirse en portavoz del espect¨¢culo de cada d¨ªa. A lo que me refiero aqu¨ª es a lo que significa la vida p¨²blica para el artista. Bien, no es ning¨²n secreto que no me gusta la vida p¨²blica. Pero, por supuesto, quiero que a la gente le guste lo que hago. Actualmente vivimos en un mundo en el que nos vemos obligados a formar parte de esa gran entidad corporativa que son los medios, que est¨¢n devorando toda la informaci¨®n que pueden obtener para poder seguir adelante. Aparecer en los medios se convierte en una especie de obligaci¨®n social. Sin duda, algunas personas lo utilizan porque quieren o desean promocionar sus productos o lo que sea. Y en algunos casos, cuando hago una pel¨ªcula, a m¨ª tambi¨¦n me gusta promocionar mi producto. Consigues que la gente invierta dinero en lo que haces, y luego te sientes obligado a hacer todo lo que puedas para ayudarla a recuperarlo. Desde el momento en que hago mis propias pel¨ªculas, no estoy atado por esa obligaci¨®n. Preferir¨ªa que se fueran al garete antes de tener que venderlas en un circuito. Procuro, por tanto, sentirme lo menos obligado posible. Entonces, ?por qu¨¦ hago publicidad? La hago porque es una obligaci¨®n social. No la hago para m¨ª, sino para los medios. Se sentir¨ªan traicionados si no lo hiciera. Dar¨ªa la impresi¨®n de que los estaba rehuyendo, o abusando de ellos. No necesito hacerla por dinero. Pero los medios s¨ª tienen que ganar dinero, y creen que yo tengo la obligaci¨®n de hacer que sus revistas y sus programas de televisi¨®n se vendan como parte del trato. Me siento parte de la sociedad, he llegado a la conclusi¨®n de que formar parte de la estructura social conlleva una serie de obligaciones.
?No cree que una de las razones de que La guerra de las galaxias funcione es que, estando tan desprovisto de h¨¦roes nuestro mundo real, necesitamos proyectar nuestros anhelos de hero¨ªsmo en un mundo irreal? Las pel¨ªculas tienen mucha repercusi¨®n, y lo que los cineastas tenemos que hacer es dar buen ejemplo. No hay nada de malo en ello. La historia que se cuenta en La guerra de las galaxias trata de h¨¦roes que tienen los ideales que a nosotros nos gustar¨ªa tener. Es terrible, pero hay una parte de esa sociedad a la que le gustar¨ªa que todo el mundo fuera c¨ªnico. Sin embargo, al mismo tiempo hay otro sector que necesita tener h¨¦roes.
?Y d¨®nde vamos a conseguir tales modelos? La sociedad los crea. Por eso construye las estatuas.
Pero entonces, si sigo bien su razonamiento, usted afirma que ahora somos incapaces de resistir a la tentaci¨®n de poner pies de barro a esas estatuas. Estados Unidos, y especialmente los medios estadounidenses, se est¨¢n devorando a s¨ª mismos. Tienen una forma de medirlo todo por el mismo rasero que no es nada buena para una sociedad. No hay ning¨²n respeto hacia la Oficina del Presidente. No es que necesitemos un rey, pero hay una raz¨®n para que los monarcas construyeran grandes palacios, se sentaran en tronos y se cubrieran de piedras preciosas. Es toda una necesidad social; no hay que oprimir a las masas, pero s¨ª impresionarlas y hacer que se sientan orgullosas de su cultura, de su Gobierno y de sus dirigentes, para que puedan creer que tienen derecho a mandar sobre ellas y lo acepten de buen grado. Los medios trabajaban b¨¢sicamente para el Gobierno, y su misi¨®n era crear cultura. Ahora, en algunos casos, obviamente, han utilizado su poder de forma equivocada y han acabado con el equilibrio existente. Probablemente no hay ninguna forma mejor de gobierno que un d¨¦spota bueno.
?No es eso, en cierto sentido, lo que est¨¢ haciendo usted en Lucasfilm? Posiblemente. Por lo menos en mi peque?o reino. Pero yo gobierno sometido a la voluntad de la gente que trabaja para m¨ª.
Pero digamos que usted tiene un l¨ªder que es medianamente bueno y que ha hecho cosas un poco turbias. ?Cree que los medios deber¨ªan ser m¨¢s discretos a la hora de investigar? ?Cree usted que ciertas cosas deber¨ªan quedar fuerza de su alcance con objeto de mantener el car¨¢cter heroico de un l¨ªder? S¨ª, claro que lo creo. Creo que los medios deber¨ªan contemplar la situaci¨®n con amplitud de miras; estudiar lo que es necesario para la cultura como un todo, en lugar de sacar a la luz los trapos sucios. Eso no presagia nada bueno para que la gente tenga confianza en las instituciones. Despu¨¦s de todo, una sociedad s¨®lo funciona sobre la base de la fe. Si ¨¦sta se pierde, la sociedad se desmorona, y resultar¨¢ muy dif¨ªcil lograr el consenso sobre cualquier cosa.
?Pero no es peligroso el camino que han tomado la antigua URSS o China, donde, en nombre de modelos a imitar, acaba siendo inaceptable criticar a los l¨ªderes? De alg¨²n modo, esa es la raz¨®n por la que digo que el dirigente ideal es un d¨¦spota benevolente. ?l puede conseguir que se hagan las cosas. Sin embargo, la idea de que el poder corrompe es muy cierta.
Confucio dijo que el buen gobernante deber¨ªa mandar de modo que los ciudadanos se plieguen ante su persuasi¨®n como los tallos con la brisa. Tratas de evitar que utilicen a la gente o abusen de ella y escuchas sus quejas. Procuras hacer lo correcto. Hay algunos que se sienten inc¨®modos porque lo desean todo, aunque no haya justificaci¨®n para ello. Piensan que tienen derecho. Este es uno de los problemas de la democracia. Las voces de estos individuos se oyen mucho y son muy disfuncionales. Si las escuchas, acabas teniendo una sociedad muy disfuncional.
Con la edad, ?se ha convertido usted en mejor gestor? S¨ª. Antes ten¨ªa una mezcla de inseguridad y prepotencia, que quiz¨¢ serv¨ªa para compensar esa inseguridad. Pero, a medida que te haces mayor, creo que ganas en seguridad y, por tanto, tienes menos necesidad de dominar.
Las pel¨ªculas que ha hecho, ?no han inculcado un sutil conjunto de valores unificadores en la empresa? As¨ª lo espero. Es como si "la pel¨ªcula" fuera el h¨¦roe de esta empresa. Por supuesto, los empleados tienen otros h¨¦roes. Pero La guerra de las galaxias es una especie de h¨¦roe global.
?Y qu¨¦ opina de s¨ª como h¨¦roe? Dir¨ªa que estoy incluido en esa globalidad. Eso ayuda a la empresa. Una empresa, o lo que sea, tiene que tener alg¨²n tipo de lealtad a alguien o algo.
Usted no s¨®lo ha forjado una fantas¨ªa casi incre¨ªble, sino que, si nuestro fin de siglo posee alg¨²n tipo de magia, ¨¦sta debe de radicar en los gr¨¢ficos por ordenador y en ese tipo de trucos tecnol¨®gicos en los que es usted un maestro. Estoy de acuerdo. Tenemos un mont¨®n de personas sumamente creativas en distintas disciplinas. El resultado es bastante alucinante para todos, no s¨®lo para los que ven el resultado final. Somos los primeros asombrados al conseguirlo. Eso es lo divertido del asunto, de ah¨ª surge la alegr¨ªa que produce lo que hacemos, la alegr¨ªa de la creatividad. Lo juntamos todo, damos un paso atr¨¢s, lo contemplamos, y decimos: "?Fant¨¢stico, qu¨¦ maravilla!". Por trillado que pueda parecer, en ¨²ltima instancia, esa es nuestra principal fuerza motriz.
elpaissemanal@elpais.es
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